En Chinatown, el detective Gittes, especializado en divorcios, recibe la visita de la esposa de Mulwray, el jefe del Servicio de Aguas de la ciudad, que sospecha que su marido la engaña. Al mismo tiempo, Gittes descubre que los agricultores acusan a Mulwray de corrupción por su negativa a construir un pantano que paliaría la sequía que sufren. Poco después, el escándalo salta a la prensa, pero la cosa se complica cuando una mujer se presenta en el despacho de Gittes con una sorprendente revelación.

Mejor Guion Original (Premios Oscar 1974)

Mejor Película Drama (Globos de Oro 1974)

Mejor Director, Actor y Guion (Premios BAFTA 1974)

  • IMDB Rating: 8,2
  • Rottentomatoes: 98%

Película / Subtítulo

Chinatown se ha convertido en uno de los títulos de referencia del género que se suele denominar neo noir. La película, además, supuso un gran éxito para Roman Polanski, que volvía a repetir en taquilla los magníficos resultados de La semilla del diablo (Rosemary’s Baby, 1968) tras la más que discreta recepción de Macbeth (The Tragedy of Macbeth, 1971) y ¿Qué? (Che?, 1972). A pesar de tratarse de la producción de un gran estudio, la Paramount (de hecho, Robert Evans se encargó personalmente de la producción), Chinatown es uno de los proyectos más personales de Polanski, que partió de un guion original de Robert Towne (galardonado con el Oscar en una ceremonia en la que arrasó El Padrino. Parte II). Polanski introdujo cambios considerables en el texto de Towne, sobre todo en lo que se refiere al desenlace, pero la verdad es que había un material muy interesante en el guion, si bien tratado de una manera muy prolija.

La película, que está ambientada en Los Ángeles (California) en el año 1937, se centra en uno de los casos que lleva el detective privado (y antiguo policía) J. J. Gittes (Jack Nicholson). Siempre seguimos al detective, aunque nunca utiliza el recurso de la voz en off, como era habitual en los títulos del género. Al principio, el protagonista es contratado para investigar las infidelidades de un alto ejecutivo de la compañía de aguas de la ciudad, Hollis Mulwray (Darrell Zwerling), pero Gittes pronto descubre que ha sido víctima de un engaño al aparecer la verdadera esposa de Mulwray, Evelyn (Faye Dunaway). Todo se complica cuando Mulwray aparece muero y Gittes se empeña en demostrar que no ha sido un suicidio, sino un asesinato.

La trama de Chinatown es muy moderna, ya que, tras el caso de asesinato, se esconde una red de corrupción, compra de terrenos y, sobre todo, uso ilegal del agua, uno de los bienes más escasos de Los Ángeles. A pesar de ciertos guiños al cine negro, Gittes no es un detective clásico, ni mucho menos. Ahí es donde radica una de las claves del film de Polanski, que no quiso hacer un homenaje a las películas de los años treinta o cuarenta, sino recrear su atmósfera y presentar una visión mucho más contemporánea. Ahora bien, la propia presencia de John Huston en el reparto, en el papel de Noah Cross, apunta directamente a El halcón maltés (The Maltese Falcon, 1941), así como los títulos de crédito, que remiten al cine de esos años.

El rodaje de Chinatown estuvo jalonado de anécdotas, sobre todo por las peleas que tuvo el director con Nicholson y por el particular divismo de Faye Dunaway, que, no obstante, está magnífica en la película. El propio Polanski se reservó el papel de un matón sin nombre que protagoniza uno de los momentos más recordados, cuando le corta la nariz a Gittes con una navaja. La ciudad de Los Ángeles juega un papel fundamental, pero Chinatown no se recrea demasiado en ella, tan solo muestra lo imprescindible. Así, por ejemplo, el despacho de Gittes se encuentra en el edificio Bradbury, pero Polanski no se esfuerza demasiado en presentarlo, es simplemente uno de los escenarios del film. Ahora bien, toda la subtrama del agua sería inconcebible en otros muchos lugares, y esa fue una de las genialidades del guion de Towne.

En realidad, lo que hizo Polanski, procedente de la Escuela de Lodz (Polonia), es convertir la historia de Towne, de final feliz, en una tragedia griega. El trasfondo edípico ya estaba en el guion original, pero Polanski optó por un final más propio de Sófocles que de película de Hollywood. Así, el barrio chino de Los Ángeles, Chinatown, que da título a la película, ha de ser entendido de forma metafórica, ya que alude al pasado del protagonista y del teniente Escobar (Perry López). Polanski, de todas maneras, consideró oportuno que la última escena de Chinatown estuviera ambientada allí, como si el escenario de la pérdida volviera a aparecer en la vida de Gittes.

En 1990, el propio Jack Nicholson dirigió y protagonizó Los dos Jakes (The Two Jakes), película en la que participaron también Robert Towne y Robert Evans, pero el resultado quedó muy lejos del que habían conseguido bajo la dirección de Roman Polanski. (Joaquín Juan Penalva – El Espectador Imaginario)