En Come True, Sarah es una estudiante adolescente que toca fondo anímicamente tras huir de casa. Una vez sola, no tiene a nadie que le ayude a superar sus recurrentes pesadillas. Su única oportunidad de sobrevivir pasa por participar en un estudio universitario en la que entabla amistad con el científico supervisor, llamado Jeremy. Sin embargo, hay algo extraño en el procedimiento al que se somete, y con el paso de los días las pesadillas de Sarah empiezan a empeorar.

  • IMDb Rating: 6,4
  • RottenTomatoes: 89%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

El cine, desde su concepción, siempre ha intentado acercarse al mundo de los sueños. Usan un lenguaje, un código parecido, como dice el crítico y realizador Mark Cousins en su estupenda docuserie A Story of Film. No es novedad por tanto el llamado cine “onírico”, encabezado por méritos propios por el mismo David Lynch al que tanto y tantas veces se ha imitado. El primer acercamiento a Come True podría ser ese: enésimo joven cineasta que pretende imitar las maneras y manías de un realizador obsesionado por estudiar la mente humana.

Pero nada más lejos de la realidad: la segunda película del realizador norteamericano se convierte, por méritos propios, en una estupenda revisión de ese submundo desde un punto de vista particular, único y refrescante. Como pasara hace unos años con el aterrizaje de It Follows (David Robert Mitchell), se recodifican las maneras de películas ya existentes a golpe de sintetizador y prisma particular, dando impulso de nuevo a narrativas que ya parecían estancarse. En este caso, el mundo de los sueños toma retazos del terrorífico documental The Nightmare (Rodney Ascher, 2015) y lo cruza con los mundos oníricos del mismo H.P. Lovecraft. De este último no por sus monstruos o criaturas antediluvianas, si no por la existencia de un mundo real, tangible, más allá de las fronteras de nuestra realidad.

La historia se centra en Sarah, una joven de 18 años con problemas en su hogar. Desesperada por encontrar un sitio donde dormir, acaba ingresando en un programa de investigación sobre el sueño. Pero poco a poco irá averiguando la realidad sobre el lugar, la tecnología que utilizan y el motivo del estudio al que están siendo sometidos ella y sus compañeros. Sin revelar demasiado y siempre dando información sesgada, la película centra en sus personajes su desarrollo, sin acabar de explicar más de la cuenta los mecanismos de la trama y dejando al espectador crear muchas de las conclusiones. En ese sentido se reinventa prácticamente en cada capítulo (separados por poéticas cartelas), llegando a desconcertar siempre de manera sutil, nunca dando la sensación de pérdida absoluta, hasta su extrañísimo y abierto plano final.

Mención a parte merecen las recreaciones de los sueños, extraños pasajes simétricos en el que nos adentramos en las más profundas pesadillas de sus protagonistas. Llenos de simbolismos y puertas que se abren, son las partes que más recuerdan al cine de David Lynch, sazonados con una genial banda sonora que la alejan de los entornos más industriales del genio de Montana. Es un equilibrio perfecto con las salidas a la realidad, rodadas con mimo y montadas con ojo experto en lo que aparenta una producción modesta pero no falta de creatividad y ambición.

Llena de misterios, imágenes irrenunciables y sombras terroríficas, Come True se convierte por méritos propios en una de las sorpresas del año. Una cinta pequeña en producción pero inmensa en ambición, propuesta arriesgada que triunfa gracias a una mano y pulso de (joven) maestro. Una de esas películas a las que tan bien le sienta la discusión entre asistentes, los debates abiertos y las reinterpretaciones en diversos visionados. Sin ser un gran puzle o un complicado enigma, simplemente sugiriendo sus ideas y mensajes como lo haríamos en un sueño: en base a la imagen, a los recuerdos y a la atmosférica deriva capaz de disminuir el pulso a un espectador -y siento tirar del tópico- completamente hipnotizado. (Carlos Marín – Aullidos.com)