Cuba and the Cameraman es un retrato de Cuba muy íntimo y revelador, centrado en las vidas de Fidel Castro y de tres familias cubanas afectadas por su política en los últimos 40 años.

  • IMDB Rating: 8,2
  • Rottentomatoes: 100%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

Jon Alpert fue nominado un par de veces al Oscar (China’s Unnatural Disaster: The Tears of Sichuan Province y Redemption), ganó el Emmy (Baghdad ER e In Tahrir Square: 18 Days of Egypt’s Unfinished Revolution) y triunfó en festivales como los de Amiens (Lock-Up: The Prisoners of Rikers Island), pero es famoso en todo el mundo sobre todo por ser uno de los pocos estadounidenses en haber ingresado a filmar a Cuba a lo largo de las últimas cinco décadas y haber mantenido varios contactos directos con Fidel Castro. El resultado de tantos años de paciente y metódico trabajo (rodó más de mil horas de material) es Cuba and the Cameraman, un documental fascinante, aunque -claro- inevitablemente destinado a los cuestionamientos ideológicos desde uno y otro lado de la grieta.

Como Michael Apted en 7 Up (o como Richard Linklater en Boyhood), Alpert visitó Cuba desde principios de los años 70 y hasta la muerte de Castro en 2016 no sólo para mostrar las distintas etapas de la isla (la euforia de los inicios, el esplendor de la época de los millonarios subsidios soviéticos, el Período Especial tras el colapso del eje comunista con un descontento creciente, el conflicto con la emigración, el mercado negro y la progresiva apertura hacia la inversión privada extranjera y el boom del turismo) sino también para reencontrarse una y otra vez con los mismos personajes: niños, jóvenes, adultos y ancianos que vivían en la ciudad o en el campo. En cámara vemos cómo envejecen (y en algunos casos mueren), pero también el propio Alpert (hoy de 69 años) y Castro se van degradando en pantalla por lo que Cuba and the Cameraman es, además de un valioso film sociopolítico, un implacable ensayo sobre los efectos (en todos los sentidos) del paso del tiempo.

Alpert -una suerte de Michael Moore minimalista, con mucho sentido del humor, pero con algo menos de demagogia y un ego más contenido- no esconde su simpatía inicial hacia la Revolución cubana y su amor incondicional por el pueblo de la isla, pero tampoco es ingenuo o negador a la hora de mostrar los efectos del Período Especial (afectado además por el bloqueo) con un absoluto desabastecimiento de comida y medicamentos, apagones, robos, negocios clandestinos y una sensación generalizada de angustia y decepción (con el horizonte para muchos de huir a los Estados Unidos para encontrar allí un futuro mejor).

Los sucesivos encuentros del director de Afghanistan: From Ground Zero to Ground Zero y The Last Cowboy con Castro (que incluye un privilegiado registro del viaje del líder cubano a Nueva York en 1979 para hablar ante las Naciones Unidas) también son subyugantes por la cercanía y el grado de intimidad que Alpert logra. En definitiva, Cuba and the Cameraman resulta un inteligente (y por lo tanto incómodo para tantos fanáticos anti o pro castristas) acercamiento a una historia llena de idas y vueltas, de contradicciones y de matices que muchos se resisten en aceptar. (Diego Battle – otroscines.com)