Ferris Bueller’s Day Off trata sobre un joven de 17 años que decide disfrutar de unas vacaciones anticipadas aprovechando la ausencia de sus padres. Prepara minuciosamente un día dedicado enteramente a hacer todo lo que normalmente no puede hacer. Para ello contará, por supuesto, con la compañía de su mejor amigo y de su novia.

  • IMDB Rating: 7,8
  • Rottentomatoes: 80%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

Lo dije en la entrada de la maravillosa ‘El club de los cinco’ (‘The Breakfast Club’, John Hughes, 1985). Volví a afirmarlo en la correspondiente a ‘Aventuras en la gran ciudad’ (‘Adventures in Babysitting’ o ‘A Night in Town’, Chris Columbus, 1987). Y ya es hora de cumplir la promesa que os hice y recalar de una vez en una comedia por la que poco pasa el tiempo y que, imitada hasta la saciedad, es sin duda alguna uno de los mejores ejemplos del cine de adolescentes de cualquier época. Bienvenidos sean pues a las aventuras de un día inigualable de la mano de Ferris Bueller.

Filmada justo a continuación de ‘El club de los cinco’ —vamos, que las producciones de ambos filmes llegaron a solaparse—, Ferris Bueller’s Day Off’ (John Hughes, 1986) es uno de esos felices momentos cinematográficos perpetuados a través de las décadas y validados una y otra vez por los incontables visionados que de ella se han podido hacer desde aquél primer día de la primavera de 1987 en que un pre-adolescente imberbe de doce años arrastraba a sus padres y su hermana al cine. Una historia ésta con la que supongo que muchos os sentiréis identificados.

Asomarnos hoy a ese día en la vida del personaje creado a mayor gloria de la innata simpatía, frescura y desparpajo de Matthew Broderick es hacerlo a un filme que es considerado por muchos como referente ineludible de la forma de hacer cine de hace tres décadas, cuando la comedia, la buena comedia, esa que te mantenía con una sonrisa perpetua durante toda la proyección y conseguía arrancarte sonoras carcajadas en momentos puntuales, estaba aún lejos de las bochornosas estupideces que, así en términos generales y sin entrar a precisar salvedades, se rueda hoy en día.

Tachadme de nostálgico si así lo deseáis. Afirmad que mucho del cine de esa década sólo se entiende si se creció en ella y que visto hoy ha perdido gran parte de su encanto. Todo lo que podáis argumentar no servirá para restar un ápice a la valoración de un filme que no sólo es divertidísimo, sino que, como buen cine para adolescentes, atesora ciertas capacidades aleccionadoras acerca de la vida —soterradas aquí de forma somera por el lustre de divertimento alocado que luce todo el metraje— que por mucho que uno quiera, sólo ganan en fuerza con el paso de los años.

Rompiendo la cuarta pared con un personaje que desde el primer momento le habla de tú a tú al espectador, Ferris Bueller’s Day Off transita por muchísimos lugares comunes de la comedia juvenil, pero lo hace con tanto talento y tal elocuencia, que a uno no le queda más remedio que perdonarle sus posibles fallas —que digo yo que las tendrá, que no es ni de lejos una obra maestra del séptimo arte— y sentarse a admirar la caradura de un estudiante de instituto dispuesto a hacer lo que haga falta por pasar un día de clase con su novia y su mejor amigo en la gran ciudad.

De hecho, es en el contraste entre Ferris y Cameron —genial Alan Ruck— donde la cinta encuentra gran parte de sus mejores momentos y sus lecturas a lo «Carpe Diem» más evidentes, repartiéndose las humoradas más hilarantes entre estos dos personajes y por supuesto, de otro lado, en lo que a ese sufrido director encarnado por Jeffrey Jones respecta —esa secuencia final de créditos con el ‘Oh, yeah’ sonando de fondo es antológica—, un adulto que tan equivocado está acerca de cómo hay que tratar a los jóvenes bajo su tutela y de lo que a éstos realmente interesa.

El mensaje que de éste personaje se deriva, unido a lo que transpira de todo el filme es lo que, a mi modesto entender, aparta a Ferris Bueller’s Day Off de la consideración de pasada de moda o anclada en exceso a la década en la que se produjo que en muchas ocasiones he oído aducir acerca del cine de los ochenta. Al igual que ‘El club de los cinco’, pocas dudas alberga el que esto suscribe acerca de la universalidad y atemporalidad de una comedia deliciosa a la que, huelga decir, seguiré aproximándome de cuando en cuando. (Sergio Benítez – espinof.com)