En Gideon of Scotland Yard, el inspector Gideon tiene un día de lo más apurado. Debe hacer frente a los recados de su señora esposa, amén de llegar pronto al concierto de su hija. Y en medio, antes y después de ello, debe hacer frente hasta a cuatro casos distintos, algunos de ellos verdaderamente peligrosos.

  • IMDb Rating: 6,6
  • RottenTomatoes: 54%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

Leer la primera novela del superintendente Gideon y saber de su increíble autor hubiera sido satisfacción bastante, aunque no hubiera llevado aparejada la de haber descubierto una película de John Ford que era para mi totalmente desconocida. Porque Ford, que también disfrutaba con las novelas de Gideon, rodó una película basada en Gideon´s day, que en España se tituló Un Crimen por Hora:

Se suele considerar esta película como una obra menor de Ford. Una especie de divertimento que realizó precisamente por la simpatía que sentía hacia el personaje del superintendente Gideon, en el que encontraba muchos de los valores de sus más míticos personajes. Pero lo cierto es que la película, sin alcanzar la excelencia de sus títulos más señalados, tiene mucho de lo mejor de Ford, especialmente de su mítica trilogía de la caballería.

Es muy de Ford el humor que hay en Gideon of Scotland Yard y que no existe en la novela, gracias sobre todo a la presencia de un policía novato -interpretado por Andrew Ray- que tampoco aparece en el libro. Esa contraposición novato-veterano, tan propia de muchas de las películas de Ford, le sirve al director como cauce de humor y también de romance entre el novato y la hija de Gideon -el debut en el cine de Anna Massey, la hija de Raymond Masssey-. La otra vía de humor que introdujo Ford en la historia -y que tampoco está en la novela- es la que muestra las dificultades -con un salmón por medio- de Gideon para hacer compatible su vida familiar y profesional.

En la película, la personalidad de la esposa de Gideon -la actriz Anna Lee, una de las habituales de Ford- es muy similar a la de la esposa del colono o del soldado, apoyo fiel del marido en su dura vida, de las películas más clásicas de Ford. Las miradas con las que la señora Gideon y su hija Sally despiden a Gideon y al novato, que han tenido que abandonar su cena para acudir a una intempestiva llamada de servicio, podrían muy bien ser las de aquellas mujeres de la frontera que ven como sus hombres parten a combatir con los indios, resignadas y a la vez orgullosas.

En la novela, sobre Gideon pesan problemas conyugales que no aparecen en la película, nacidos fundamentalmente del momento del rechazo -bastante comprensible- de su esposa hacia un séptimo embarazo. En Gideon of Scotland Yard, la familia Gideon está hecha, más bien, a imagen y semejanza de la típica familia de la American way of life de los años cincuenta: una hija mayor y dos niños pequeños.

En la película están también la agilidad de diálogos y acción típicas de Ford y, especialmente, están presentes los mismos valores que en algunas de las más grandes películas de Ford: la lucha contra el enemigo que pone en peligro al grupo social -aquí los delincuentes urbanos, en lugar de los indios– y la camaradería entre los compañeros de armas -los miembros de Scotland Yard- y, sobre todo, el cumplimiento del deber por encima de la comodidad y los intereses personales… En realidad, bien se podría trazar un claro paralelismo entre la caballería y Scotland Yard: organizaciones de hombres unidos por el deber y las relaciones de jerarquía. Cambia la ambientación, por supuesto, pero el tratamiento que Ford da a las calles de Londres es tan cuidado como el que le dedicó a los relieves del Monument Valley.

Gideon, muy bien interpretado por el británico Jack Hawkins, tiene la dignidad y el sentido del deber de uno de los típicos héroes fordianos; es, claramente uno de esos hombres cuya individualidad y personalidad sobresalen en el grupo humano -Scotland Yard- al que pertenecen y a cuyos intereses saben subordinar esa individualidad. A pesar de la distancia temporal y geográfica, se puede considerar el equivalente de uno de los oficiales de caballería interpretados por John Wayne, y su relación con el sargento Golightly -que tampoco figura en la novela- es similar a las que los personajes interpretados por Wayne tenían con los interpretados por el gran Víctor McLaglen; aunque el papel del sargento Golightly es una mezcla de sargento militar y tópico mayordomo inglés, una especie de adaptación, según la visión de Ford, de un sargento de caballería a la idiosincrasia británica.

La película cuenta, además, con un buen guion que condensa y fusiona los casos presentados en la novela, manteniendo el suspense en los momentos adecuados y combinándolos con dramatismo y comicidad cuando conviene. Gideon of Scotland Yard, fue una colaboración entre la filial británica de la Columbia y John Ford Production. Se rodó en 1957, pero la Columbia no la distribuyó hasta 1958 y además en dos versiones: una en blanco y negro y de metraje más reducido para Estados Unidos y otra más larga y en technicolor para Europa. En Estados Unidos fue un fracaso, en parte porque chocaba ver una película de Ford dedicada a la policía británica -Ford contribuyó habitualmente a financiar al IRA y no ocultó nunca su simpatía por esa causa como queda claro en The Quiet Man.

En definitiva, no es una de las grandes películas de John Ford, pero es una buena película de John Ford. Y eso es decir mucho. (TotalNoir.wordpress.com)