En I Don’t Feel at Home in This World Anymore, una mujer deprimida sufre un robo y encuentra un nuevo sentido a su vida persiguiendo a los ladrones junto a su odioso vecino

Mejor Película en el Festival de Sundance 2017

  • IMDb Rating: 7,1
  • RottenTomatoes: 92%

Película / Subtítulo

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Todos lidiamos con pequeñas indignaciones cotidianas. Desde el que no nos permite salir del subte hasta el que deja la volcánica mierda del perro en medio de la vereda, esa sensación de injusticia e impotencia busca invadirnos a cada paso, pero hacemos un trabajo de humanidad y civismo para masticarla y tolerar el egoísmo ajeno.

En una situación similar se encuentra Ruth Kimke (la extraordinaria Melanie Lynskey) la protagonista de I Don’t Feel at Home in This World Anymore. Ruth es una ayudante de enfermería que lidia día a día con pacientes racistas, individuos que se le colan en la fila del supermercado, caca de perro en su jardín delantero y bobos que le tiran spoilers del libro que está leyendo. Son momentos, son instantes, son apenas fracciones de una vida, pero es una que no parece tener absolutamente nada para balancear esas frustraciones.

Pero Ruth llega al límite cuando regresa a su casa después de un día larguísimo para encontrarla violentada y despojada de sus posesiones. La desidia de la policía, que de hecho responsabiliza a la víctima por no “mejorar la seguridad”, es el catalizador para que la introvertida joven se lance a la caza de los responsables. “No son las posesiones materiales”, le cuenta Ruth a una imprevisible interlocutora. “Es la sensación de violación.”

Justamente, no es el recuperar su laptop o la vajilla de plata de su abuela lo que la motiva, sino el reconquistar un poco de la dignidad que le han quitado no solo los responsables del robo, sino cada una de las personas que la han tratado como si fuera invisible durante años.

Pero Ruth no está sola. La acompaña en esta improvisada aventura su excéntrico vecino Tony (Elijah Wood), un amante de la cultura oriental y hacker amateur que de alguna maneja encaja mejor que ella en este extraño universo creado por el debutante guionista y director Macon Blair. Mientras que Ruth se siente como un ser humano real, como una persona que vive y respira en nuestra realidad, Tony (y el resto de los personajes) forman parte de un mundo más en contacto con una fantasía de los Coen. Sin embargo, Wood entiende esta coexistencia, y no va más allá de la excentricidad con su interpretación, poniéndole realismo y humanidad a un tipo adepto a las estrellas ninja y los domingos en la iglesia.

El mayor problema de I Don’t Feel at Home in This World Anymore, es que comienza como un drama existencialista humano, y de repente pega un volantazo a un policial noir extremadamente oscuro que toma por sorpresa (aunque no necesariamente mala) y puede generar rechazo de algún espectador. Es que mientras que Ruth y Tony son adorables justicieros, las amenazas que enfrentan se sienten extremadamente reales, como sacadas de otra película. La aproximación a la violencia explícita de la primera mitad se vuelve una fiesta gore durante el climax, y aunque el director maneja muy bien las escenas de acción, es mejor estar preparado de antemano.

Lynskey es una de las actrices que siempre lamentamos no ver más en pantalla: una interprete genuina, con el talento necesario para llevar adelante una película en que le pide reaccionar a las situaciones que se le presentan más que generarlas. El Tony de Wood complementa la humanidad y transformación de Ruth pasando de ser el motor que la impulsa a enfrentarse a un grupo de jóvenes a la brújula moral que desaprueba aspectos de esta venganza.

I Don’t Feel at Home in This World Anymore es un buen debut de Macon Blair, un claro alumno del trabajo de Jeremy Sauliner (Green Room, Blue Ruin), que todavía está buscando su propio estilo. El abrupto salto a un territorio mucho más oscuro muestra ambición por parte del director, pero también cierta falta de experiencia al momento de crear la transición entre ambos, lo que termina dando la sensación de dos películas diferentes. Aún así, es una historia muy humana con buen humor y ritmo, muy buenas actuaciones y grandes escenas de acción.