Principios del siglo XX. David Aaronson, un pobre niño judío, conoce en los suburbios de Manhattan a Max, otro joven de origen hebreo dispuesto a llegar lejos por cualquier método. Entre ellos nace una gran amistad y, con otros colegas, forman una banda que prospera rápidamente, llegando a convertirse, en los tiempos de la Ley Seca (1920-1933), en unos importantes mafiosos.

  • IMDB Rating: 8,4
  • Rottentomatoes: 89%

Película / Subtítulos (Calidad 720p)

Cada vez que se elabora un listado de las mejores películas de la historia del cine se produce para el que esto escribe una pequeña injusticia (no es que las que están no lo merezcan) al no ser incluida en la misma el testamento cinematográfico de Sergio Leone, Once Upon a Time in America, su gran obra maestra que cierra la trilogía iniciada con Hasta que llego su hora (1968) y continuada con ¡Agáchate maldito! (1971).

Un recorrido por toda una vida de la mano de su protagonista que hace que Leone realice un pormenorizado repaso a través de unos años llenos de acontecimientos y convulsiones. El director presta especial atención al periodo que comprende la juventud de sus protagonistas, otorgándole prácticamente el mismo peso en la película que a la etapa de madurez, a priori más interesante. Sin embargo Leone demuestra que ese tiempo que se toma en relatar los inicios de la banda de Max y David justifican todos los hechos que se narran a continuación, además de servir al director italiano para recrearse en una etapa de primeros amores, descubrimiento de la sexualidad o los grandes amigos, en lo que se antoja un canto lleno de añoranza a la infancia del autor.

Once Upon a Time in America supuso un proceso de preproducción de cerca de diez años y un guión escrito a doce manos, lo que justifican una historia perfecta en su concepción y posterior desarrollo, jugando Leone constantemente con saltos temporales y flashbacks a la hora de narrar los acontecimientos, una jugada arriesgada ya que puede provocar en el espectador cierta confusión y pérdida de interés pero que gracias a un montaje sobresaliente da como resultado una lección magistral de cine.

Qué decir del elenco de intérpretes que desfilan a lo largo de las cuatro horas de metraje y que nos brindan unas actuaciones a la altura del resto de Once Upon a Time in America. De Niro, Woods (especialmente grandioso), Williams, Pesci, todo un recital de grandes actores entre los que se cuela una jovencísima Jennifer Connelly en su debut interpretativo. Destacar asimismo a los jóvenes que interpretan a los protagonistas en su primera etapa, tan acertados como los ya citados.

De la música orquestada para la ocasión por el compositor de cabecera de Leone poco que comentar. Ennio Morricone escribe y dirige una de las grandes bandas sonoras de la historia del cine, la cual matiza cada secuencia, cada encuadre y plano envolviendo el celuloide en un aura de melancolía que empapa en el espectador.

La duración de la cinta, cuatro horas (322 minutos en su versión original) no pesa, ya que en Once Upon a Time in America cada secuencia está plenamente justificada y tan maravillosamente rodada que no hace sino deleitar cada uno de los sentidos del espectador que a la hora de abordar el presente título ha de hacerlo desde una posición de disfrute, sin prisas, algo a lo que últimamente nos hemos desacostumbrado debido  a un tipo de cine contemporáneo de consumo rápido y fácil digestión. No sucede así con la presente obra que supera cada nuevo visionado gracias  a los mil matices a todos los niveles (técnicos, de historia e interpretativos) brindados por la excelente cinta de Leone.