En Private Life, una escritora llamada Rachel y su marido Richard buscan tener un hijo, pero ambos han superado los 40 y las probabilidades se reducen. La desesperación llega a sus vidas y hace peligrar su matrimonio cuando su doctor, tras diversos métodos de fertilidad fallidos, les recomienda como única salida la ayuda de otra mujer para tener un hijo con el esperma de Richard.

  • IMDB Rating: 7,3
  • Rottentomatoes: 94%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

Con bastante humor y una muy fina sensibilidad para capturar los complejos estados emocionales de una familia, Tamara Jenkins se mete en un tema complicado en Private Life, su nueva película. Protagonizada por los brillantes Kathryn Hahn y Paul Giamatti, cuenta la historia de los esfuerzos de una pareja por quedar embarazada. Por distintos motivos que se irán revelando con el correr de los minutos, Rachel y Richard no han podido/querido tener hijos antes. Y ahora —ella con 41 y él con 47 años— están decididos a lograrlo aunque sus probabilidades son muy bajas ya que ninguno es tan fértil como solía serlo. La larga y esforzada lucha de ambos por llegar a ese objetivo es el gancho narrativo de una película que en realidad habla de las relaciones de pareja, de padres e hijos y de los conceptos de familia en general, observando con momentos de mucho humor las idas y vueltas de esta búsqueda y el caos que produce.

Los protagonistas de Private Life componen una típica pareja progresista neoyorquina que viene del mundo de la cultura (Richard es autor teatral pero vive de la venta de pickles, y Rachel, una escritora) y sus diálogos están salpicados de referencias a autores y cineastas, además de tener el filo y la ironía que muchas veces revelan el carácter “escrito” de sus dichos. Son bohemios burgueses de buen pasar (sin lujos, dicen, pero viven en el downtown de Manhattan) y han dedicado su vida a sus carreras. Pero cuando la película los encuentra están en plena búsqueda del bebé en cuestión. Intentan por todos los medios tecnológicos disponibles—algunas secuencias son hilarantes al respecto—, pero nada parece funcionar. Ya muy desgastados, les quedan pocas opciones: un vientre alquilado, donación de óvulos o la más complicada adopción.

La posible “tabla de salvación” es Sadie (Kalyi Carter), sobrina política de Richard, una chica de 25 años muy talentosa e inteligente pero algo perdida respecto a su futuro. Ella se lleva muy mal con sus padres (John Carroll Lynch y Molly Shannon) y, en cambio, adora a sus tíos neoyorquinos, artistas y cool. ¿Podrá ser ella parte de este proceso? Y de ser así, ¿qué repercusiones personales y familiares tendrá? Este disparador de la película le permite a Jenkins, en cierto modo, abordar dos temas en paralelo y complementar dos tonos distintos. Sí, es una película dramática sobre las dificultades de una pareja por concebir y lo que ello implica emocionalmente. Pero también una ácida comedia sobre relaciones familiares cuyo universo no está muy lejano al de filmes como los de Noah Baumbach aunque sin el costado físico/disparatado.

Es cierto que, en principio, uno tiene la sensación de haber visto este tipo de película indie decenas de veces. Su registro se acerca al típico film de Sundance, con su elenco de actores de teatro conocidos pero no híper famosos, su música sensible y cool adecuada a las circunstancias, sus diálogos llenos de comentarios ingeniosos y sus secuencias de montaje usando filtros tipo Instagram/Súper 8 o similares. Pero esos recursos, si bien hacen que Private Life sea puramente funcional en términos estéticos/audiovisuales, pasa a un costado en relación a la excelente historia, las emocionantes y a la vez muy graciosas performances de la mayoría del elenco y las aristas íntimas que logra tocar la película sin jamás ponerse excesiva y pomposamente “dramática”. Son tipos reconocibles pasando un problema complejo y tratando de resolverlo como pueden. A veces con dolor y sufrimiento. Otras, con mucho humor.

En algún punto, creo, acaso por compartir casi edades (y en cierto punto profesiones) con los protagonistas, que Private Life es una película sobre las nuevas formas y significados del término familia. El deseo de ser padres a costa de tensar una relación de pareja a límites insoportables y a postergar o negar problemas con sus carreras profesionales. Los hijos que eligen como padres a los que no son, biológicamente al menos, los suyos. Y las confusiones emocionales que todo esto pone en juego. Los más adultos y la joven del grupo creen tener todo claro en lo que respecta a estas nuevas formas de integración familiar, pero la confusión y el caos personal no siempre van de la mano con la toma de conciencia o el discurso que presentamos al mundo. La película de la directora de Savages (que fue su último largo de ficción, hace once años) trata sobre el choque entre esas personas que queremos ser y las que, al menos por ahora, somos. (Diego Lerer – micropsiacine.com)