Quick Change trata sobre Grimm, un urbanista neoyorquino que, harto del caos y la corrupción reinante, decide abandonar la ciudad. Con la ayuda de su novia Phyllis y del simplón de su hermano Loomis, elabora un meticuloso plan para huir en avión después de atracar un banco. Disfrazado de payaso, Grimm será el encargado de entrar y hacerse con el botín. Hasta aquí todo resultará muy fácil; el problema consiste en llegar al aeropuerto en medio de un tráfico infernal.

  • IMDb Rating: 6,8
  • Rotten Tomatoes: 82%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

Pocas son las comedias que nos vienen a la cabeza cuando pensamos en películas de culto, seguramente por prejuicios arraigados muy a nuestro pesar, y que son perpetuados año tras año por la academia de Hollywood. Los 90 fueron buenos años para el siempre denostado género, hecho al que contribuyó en no poca medida la carismática figura de Bill Murray, sin duda uno de sus más populares representantes. Tras varios años de sequía producidos por una mala asimilación del éxito de ‘Cazafantasmas’ (Ghostbusters: Ivan Reitman, 1984), el cómico retomó el ritmo con una cadena de comedias que hoy podríamos considerar como clásicas, siendo ‘Groundhog Day’ (Harold Ramis, 1993) su título mas emblemático y redondo de este periodo.

Sin embargo, la carrera de Murray en los 90 esconde algunas gemas que merecen la pena ser (re)descubiertas. A bote pronto podríamos citar ‘¿Qué pasa con Bob?’ (Whats About Bob; Frank Oz, 1991), ‘El hombre que no sabía nada’ (The Man Who Knew Too Little, 1997)  o su incursión dramática en la también de culto ‘Mad Dog and Glory’ (John McNaughton, 1993), entre otras. Quick Change, estrenada en 1990 (en España fue directamente al mercado de vídeo doméstico con el lamentable título de ‘Con la poli en las talones’), supuso para Murray un proyecto en el que se implicó mucho más de lo habitual, suponiendo su primera -y hasta la fecha, última- incursión en la dirección.

Junto a su amigo Howard Franklin, aquí acreditado como guionista y  director, Murray dirige con un ritmo narrativo y timing cómico envidiable esta nueva adaptación de la novela homónima de Jay Cronley, que ya fuera llevada al cine a mediados de los ochenta con ‘Asalto al banco de Montreal’ (Hold Up; Alexandre Arcady, 1985), protagonizada por Jean Paul Belmondo.

Lo que comienza como una heist movie protagonizada por un memorable e icónico Murray vestido de payaso, deriva en la segunda parte de la película en una odisea moderna en la que el trío protagonista (acompañando a Murray tenemos a Geena Davis y a Randy Quaid) ha de salir de la ciudad de Nueva York y escapar de sus perseguidores: un sicario de la mafia y la policía, comandada por un incansable Jason Robards. En esta huida a través de los barrios de extrarradio de la ciudad, nuestros protagonistas se enfrentarán a una serie de desafíos urbanos que tendrán que superar si quieren llegar a su meta: el aeropuerto donde les espera el vuelo que les llevará a su paraíso en las islas Fiji. Es en esta segunda parte donde el film adquiere una atmósfera única, en especial gracias a su ramillete de bizarros personajes; roles secundarios interpretados todos ellos por grandes actores que otorgan a sus breves apariciones una gran densidad. Para el recuerdo quedan ese taxista de nacionalidad indeterminada interpretada por el gran Tony Shaloub o el estricto conductor de autobús encarnado por Phillip Bosco, sin olvidar a Phil Hartman o a Stanley Tucci.

Además de ser una inteligente puesta al día de la obra magna de Homero, Quick Change es una mirada cínica a la ciudad de Nueva York -que aquí ofrece una imagen muy alejada de la capital turística y de postal-, pero también una despedida melancólica a una ciudad que desaparece para siempre ante los nuevos e impersonales planes urbanísticos. Todo ello sin renunciar a un ápice de diversión, ya que todos los implicados en la película dominan a la perfección los resortes de la comedia.

El fracaso comercial de Quick Change (tuvieron la mala idea de estrenarla en USA el mismo fin de semana que ‘Ghost’) supuso un gran varapalo tanto para el propio actor protagonista como para Howard Franklin, quien venía de dirigir la estimable ‘El ojo público’ (The Public Eye, 1992)  y terminaría dirigiendo ‘Larger than Life’ (1996), otra comedia con Bill Murray. Ambas fracasaron también en taquilla y acabarían relegando a Franklin al ostracismo como director, si bien ha seguido trabajando como guionista. La película pasó rápidamente al olvido, debido también a su mala distribución y a que permanece inédita en Blu-Ray. Sin embargo, Quick Change no solo nos devuelve a un Bill Murray en plena forma, sino que nos regala una comedia con una personalidad arrolladora y unas imperfecciones que la hacen mucho más atractiva que otros títulos mucho más populares en la filmografía de sus protagonistas. (Juanjo Ramos – criticascine.com)