En Reservoir Dogs, una banda organizada es contratada para atracar una empresa y llevarse unos diamantes. Sin embargo, antes de que suene la alarma, la policía ya está allí. Algunos miembros de la banda mueren en el enfrentamiento con las fuerzas del orden, y los demás se reúnen en el lugar convenido

Mejor Director y Mejor Guión en el Festival de Cine de Sitges 1992
Premio FIPRESCI en el Festival de Toronto 1992
  • IMDb Rating: 8,3
  • RottenTomatoes: 91%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

Hoy se cumplen 25 años del estreno mundial de Reservoir Dogs el 21 de enero de 1992 durante el Festival de Sundance. Ya entonces fue el título más comentado del certamen, pero finalmente se fue de vacío para casa, dándose la curiosidad de que Steve Buscemi también participaba en In the Soup, la gran triunfadora. Sin embargo, todos le recordamos más por su paso por la brutal ópera prima de Quentin Tarantino.

Con motivo de la celebración de dicho aniversario hemos querido repasar el proceso por el que se llevó a cabo la película y la multitud de anécdotas que hay sobre ella. Todo ello sin olvidarnos tampoco de sus méritos y de su importancia a la hora de definir el cine de su realizador y su particular universo cnematográfico. La idea inicial que tenía Tarantino era la de realizar Reservoir Dogs con un ajustadísimo presupuesto de 30.000 dólares, con una cámara de 16 MM y contando con amigos suyos. Por ejemplo, el productor Lawrence Bender iba a interpretar a Eddie, rol que acabó yendo a manos de Chris Penn, pero una copia del guion acabó en manos de Harvey Keitel gracias a la esposa de Bender y éste se involucró personalmente, logrando que el presupuesto se elevase hasta el millón y medio de dólares. Eso sí, no faltaron ofertas absurdas durante esa fase, desde un productor que ofreció aportar 1,6 millones de dólares a cambio de cambiar el final para que todo el mundo estuviera en realidad vivo y todo fuera una gran estafa hasta otro que aceptaba poner 500.000 dólares si a cambio su novia de por aquel entonces interpretaba al señor rubio.

Con el proyecto ya cambiado, había que definir quién iba a interpretar a quién, otra gran fuente de anécdotas. Por ejemplo, Tim Roth se negó a hacer una prueba tradicional, proponiendo irse de copas con Tarantino y Keitel para mostrar su talento cuando estuvieran borrachos. Debió irle bien, que acabó siendo el señor naranja, el mismo personaje que se rumorea que quería dar el director a James Woods, al que su agente nunca le hizo llegar la oferta. ¿Qué sucedió al enterarse tiempo después? Exacto, se buscó un nuevo agente. Por su parte, el propio Tarantino aparece en Reservoir Dogs dando vida al señor marrón, pero lo cierto es que él tenía decidido interpretar al señor rosa, pero aceptó dar la oportunidad al resto de hacer una prueba. Tan impresionado quedó con lo que hizo Steve Buscemi que acabó aceptando cederle el papel, y eso que el actor o que quería en principio era meterse en la piel del señor blanco o de Eddie. Buscemi no fue el único que acabó en un papel diferente al que quería, ya que Michael Madsen quiso ser el señor rosa, mientras que Roth iba con la idea de ser el señor rubio. Tampoco está nada mal la lista de actores que pudieron participar: George Clooney hizo la prueba para dar vida al señor rubio, Samuel L. Jackson al señor naranja -lo curioso es que impresionó lo suficiente a Tarantino para que escribiera luego al Jules de Pulp Fiction pensando en él para el papel-, mientras que Robert Forster y Timothy Carey quisieron ser Joe.

Además, antes de rodar Tarantino visitó el taller de trabajo de Sundance, donde obtuvo comentarios de todo tipo, pero el más decisivo fue el dado por Terry Gilliam, quien le dijo que lo más importante que tenía que hacer era aprender a delegar, es decir, saber encontrar a los técnicos adecuados a los que explicar qué era exactamente lo que quería. De ahí su mención durante los agradecimientos finales.

Tarantino contó con un presupuesto mucho más elevado del previsto, pero eso no impidió que tuviera que hacer frente a una serie de notables limitaciones. Uno de los detalles más curiosos es la especie de trueque a la que llegó con Robert Kurtzman, quien aceptó encargarse del maquillaje a cambio de que él metiese mano en el guion que años después serviría como base para From Dusk Till Dawn. Además, varios de los actores lucieron su propia ropa para ahorrar costes -Chis Penn su chaqueta o Steve Buscemi sus pantalones negros-, mientras que los míticos trajes que lucen los protagonistas fueron cedidos por un diseñador tan fan del cine de atracos que solamente con eso ya le bastó. Además, Michael Madsen cedió el Cadillac que utiliza su personaje y se redecoró la parte superior del almacén -un depósito de cadáveres en desuso- en el que transcurre la mayor parte del relato para hacerlo pasar por el apartamento del señor naranja. En otros casos no quedó más remedio que adaptarse a la situación. Un buen ejemplo de ello es la escena en la que el señor rosa roba un coche, ya que no les quedaba dinero para conseguir los permisos necesarios para cortar el tráfico y tuvieron que rodarla cuando los semáforos estaban en verde. Eso sí, el dinero no fue problema para que en todo momento hubiera un médico presente cuya principal misión era que la cantidad de sangre que iba perdiendo el señor naranja fuera lo más ajustada posible a la realidad.

Otra buena muestra de que Tarantino sabía exactamente a qué tenía que dedicar el dinero estuvo en el hecho de que había aceptado prescindir de banda sonora a cambio de conseguir los derechos del tema ‘Stuck in the Middle with you’ que suena en la escena más recordada de la película. Por suerte, se cerró un acuerdo para vender la banda sonora que le permitió utilizar más canciones, entre ellas ‘Little Green Bag’ para los créditos iniciales, aunque en principio estaba previsto que ahí escucháramos ‘Money’ de Pink Floyd. Por cierto, la célebre escena de la tortura estuvo a punto de ser eliminada por deseo expreso de Harvey Weinstein, pero seguro que ahora se alegra mucho de que Tarantino le convenciera de no hacerlo. Otro que no disfrutó de ella fue Madsen, quien sentía una aversión a la violencia y estuvo muy incómodo durante el rodaje, sobre todo cuando el policía menciona que tiene un hijo, ya que el actor había sido padre poco antes. Tampoco ayudó mucho que Tarantino buscase el mayor realismo posible y el actor que sufría la agresión estuvo dos horas atado en la silla para meterse en el personaje.

Al comienzo de Reservoir Dogs se habla de ‘Like a Virgin’, ofreciendo una visión muy personal del significado de la popular canción. A Madonna le gustó mucho la película, pero no dudó en enviarle una copia firma de su álbum ‘Erotica’ a Tarantino diciéndole que iba sobre el amor y no sobre penes. Con todo, tampoco sorprende que viera algo así en una película en la que se pronuncia la palabra joder hasta en 272 ocasiones. ¿Recordáis que se cuidó al detalle la cantidad de sangre que perdía el protagonista? Pues bien, eso dio pie a que Tim Roth se quedase literalmente pegado al suelo cuando se secó la sangre de pega, tardando varios minutos en conseguir que recuperase su libertad.

Lo cierto es que Reservoir Dogs estuvo lejos de ser un bombazo en Estados Unidos, en parte porque no hubo dinero para hacer una campaña promocional adecuada. A cambio arrasó en Reino Unido y también logró un enorme éxito crítico, siendo aún hoy la segunda película de Tarantino con un mayor porcentaje de críticas positivas en Rotten Tomatoes solamente por detrás de Pulp Fiction. Por mi parte, sigue siendo uno de mis títulos favoritos suyos y en él ya pueden verse todas las señas de identidad que definen su cine, desde detalles más generales como la cuidada selección musical -es increíble la cantidad de temazos que suenan y lo bien utilizados que están- hasta aspectos más concretos como ese característico contrapicado desde el interior del maletero de un coche.

No falta tampoco su particular verborrea -ojo, que se menciona a Pam Grier en cierto momento, la cual lideraría años después la infravalorada Jackie Brown-, que mantiene toda su frescura, o su predilección por romper la narrativa tradicional, incluyendo multitud de flashbacks y ocultando de forma muy astuta el propio atraco. Él mismo se enorgullece de ello, pero siempre me quedará la duda de si lo hubiera incluido de contar con más dinero. También es cierto que en algunos detalles formales -pienso por ejemplo en los planos en los que vemos a Steve Buscemi huyendo tras el robo- se nota que es su primera experiencia profesional, aunque ahí igual tuvo también influyeron las limitaciones presupuestarias. Más allá de eso el casting es sencillamente perfecto, hasta el propio Tarantino, quien en alguna ocasión posterior -especialmente en Django Unchained- no estuvo tan inspirado en esa faceta.

Por lo demás, llama la atención lo bien que funciona también su tratamiento de violencia, muy comentado en su momento -hasta impactó al mismísimo Wes Craven- y que a día de hoy ha sido ampliamente superado. A la hora de la verdad todo encaja en su sitio, tanto lo más visceral y directo como la mítica escena en la que es obvio que hay un claro regodeo, pero es que esa actitud es la que requería el personaje y dentro de la misma hasta hay cierta contención para las barbaridades que se mostrarían en la actualidad. Por todo ello, Reservoir Dogs sigue siendo una gran película 25 años después de su estreno y una magnífica carta de presentación de lo que luego nos ha ido dando Tarantino. Esperemos que no cumpla su promesa de retirarse tras hacer diez largometrajes, que son muchos los que han intentado hacer lo mismo que él, pero ninguno ha logrado estar a su altura. (Mikel Zorilla – Espinof.com)