Documental de HBO sobre la carrera de Steven Spielberg, con entrevistas a amigos y colaboradores del director, que explican sus métodos de trabajo, los secretos de su éxito y repasan algunas de sus películas más icónicas.

  • IMDb Rating: 8,0
  • Rotten Tomatoes: 92%

Película / Subtítulos (Calidad 720p)

En un momento del bastante completo y revelador documental Spielberg, de Susan Lacy, el realizador explica que hacer películas ha sido su terapia y que por eso no ha necesitado ir a un psicólogo. Lo que dice probablemente sea cierto pero no alcanza a explicar la manera honesta y, digamos, profundamente psicoanalítica en la que analiza su cine. Tal vez, ¿quién sabe?, hayan sido los críticos de cine sus terapeutas. A lo largo de las casi dos horas y media que dura este documental que HBO estrenó en Estados Unidos el sábado y que se exhibe a partir de hoy a las 22 en América Latina tanto el realizador de E.T. como sus colegas, colaboradores y, sí, críticos hablan de su enorme e inabordable carrera con merecida fascinación y enorme respeto. Es cierto que uno podría criticar algunas cosas del documental tomando en cuenta que es una clara biografía aprobada por su creador, pero es notable cómo el propio Spielberg es muy autocrítico y no cierra las puertas a los análisis de su obra que no son necesariamente glorificadores. De hecho, él mismo los hace.

Spielberg es, más que nada, el retrato de un hombre que nació con el cine en la sangre y con una conexión cerebro-mirada que pocos en ese arte pueden igualar. No estudió cine de manera académica pero ha hecho películas desde que tiene uso de razón, como si fuera una cualidad natural. Lacy no explora demasiado la cinefilia del director –solo usa Lawrence of Arabia como modelo aspiracional del joven Steve, 2001 y muy poco más– ni tampoco se extiende sobre detalles que podrían ser de interés a los amantes del específico arte de hacer cine, pero a través de una cantidad de entrevistados que solo un documental aprobado por Spielberg podría tener (están Scorsese, Coppola, Lucas, Abrams, De Palma, Kasdan, Hanks, DiCaprio, Day-Lewis, Neeson, Dreyfuss, Ford y mil etcéteras, con una única llamativa excepción, su esposa Kate Capshaw) va quedando claro cuál es la ética laboral y algo de esa “magia” que hace que casi todas sus películas funcionen a la perfección.

Habrá anécdotas de sus inicios, de rodajes complicados, de malos momentos y filmes fallidos, de grandes clásicos y de los distintos géneros que ha abordado a lo largo de su carrera. Habrá mucho material de detrás de escena (muchos de ellos, extraordinarios, como los de E.T.) y algunos análisis específicos de momentos de Schindler’s List, Jaws, Munich o Jurassic Park, entre otros clásicos suyos. Y habrá mucho del propio Spielberg, cuyas respuestas a lo que, se ve, son varias entrevistas, de alguna manera sirven como narración cronológica de su vida y análisis de su propia obra.
Pero el eje narrativo, un poco como en sus propias películas, será si se quiere psicoanalítico, tratando de llegar a lo profundo de quién es Spielberg como ser humano y cómo su historia personal y familiar marcaron los temas de su cine. Los que hemos leído mucho sobre su vida y hemos visto repetidamente sus películas conocemos la mayoría de estas historias: su infancia como un chico judío solitario y temeroso que sufría bullying en Phoenix, Arizona; su fascinación por el cine y la TV y, fundamentalmente, la complicada relación con su padre, que marcó casi toda su obra en lo temático. Para los que no conocen esa saga familiar (el divorcio de sus padres y lo que sucedió después en buena medida marca su cine), Spielberg propondrá un método para entender la lógica de sus personajes y de sus acciones. Y, especialmente, cómo cambian cuando la relación con su padre da un vuelco inesperado más tarde en su vida.

En paralelo veremos cómo su vida familiar (divorcio, nueva esposa y muchos hijos), además de las idas y vueltas de su relación con el judaísmo, generarán nuevos intereses en su cine, que empezarán a notarse un poco a fines de los ’80, pero más notablemente de Schindler’s List en adelante hasta llegar al Spielberg más “maduro” de este siglo que incorpora temáticas más oscuras y ambiguas en sus filmes más comerciales (A.I., Minority Report, War of the Worlds) junto a su filmografía más oscarizable que incluye filmes como Amistad, Lincoln y Brigde of Spies. En todas ellas –y en Saving Private Ryan o Munich— Spielberg deja entrever sus preocupaciones y su punto de vista sobre su país, su historia y sus opiniones políticas, siempre de una manera sutil pero no por eso menos provocativa.

Quizás el único gran problema del documental es que es demasiado corto. Para los fans del director (como el que escribe estas líneas), Spielberg podría haber sido una serie de 4, 6 u 8 horas de duración, especialmente porque varios momentos de su carrera pasan casi volando y no se los analiza en profundidad. Pero, especialmente, porque ni el filme ni los entrevistados alcanzan del todo a detenerse en qué consiste el genio cinematográfico del director, como sí lo hacía de una manera más cinéfila un filme como De Palma. No es que los entrevistados, incluyéndolo al propio Steven, no quieran develar los secretos del mago. Es que acaso siquiera los sepan. El propio Spielberg dice que su comportamiento en el set es puramente instintivo y no intelectualizado, como sí lo son los temas de sus películas. Y salvo algún que otro momento (como el de una ejemplar escena de Munich) la conversación se detiene poco en lo formal priorizando siempre lo psicológico. No es una mala manera de analizar el cine de alguien, pero sí una que se topa con ciertas limitaciones. Lo que hace a Spielberg un gran cineasta no es necesariamente su vida personal y familiar –su biografía no es particularmente explosiva– sino la manera en la que esas sensaciones, personales y a la vez universales, logran convertirse en material cinematográfico.

Pese a esas limitaciones, Spielberg es un documento apasionante, que además de confirmar a los “creyentes” que estamos ante uno de los mayores genios del cine de los últimos 50 años, abrirá los ojos a los que llegaron a él un poco más tarde y no tienen a sus películas arraigadas a sus recuerdos como nosotros las tenemos, como parte integral de nuestras vidas, nuestros sueños y pesadillas. El filme de Lacy podrá ser un celebratorio autohomenaje pero está hecho con una lógica similar a la de las películas del director: humildad, ambigüedad, autocrítica. Como dice en un momento Dustin Hoffman: “Steven es una persona que trabaja para Steven Spielberg”. Por más fama, premios, dinero y adulación, el hombre parece no haber cambiado mucho en su manera de ser ni en su ética laboral. Y la película refleja eso a la perfección. Eso sí, a conciencia o no, el mago se guarda sus mejores trucos. (Diego Lerer – Micropsia.com)