En The Boy and the Beast, Kyuta es un niño solitario que vive en Tokio, y Kumatetsu es una criatura sobrenatural aislada en un mundo fantástico. Un día, el niño cruza la frontera al otro mundo y entabla amistad con Kumatetsu, que se convierte en su amigo y guía espiritual. Este encuentro les llevará a vivir multitud de aventuras.

  • IMDb Rating: 7,7
  • RottenTomatoes: 90%

Película / Subtítulo

Hace un par de semanas se desveló que una película de animación competirá por primera vez en la Sección Oficial del Festival de Cine de San Sebastián. Hablamos de The Boy and the Beast, del japonés Mamoru Hosoda, un director desconocido por muchos cinéfilos pero en absoluto para los incondicionales del anime. En cualquier caso, uno de los platos más apetecibles de esta edición. De lo general a lo particular, tres razones de peso por las que no deberíamos perdernos su película.

Algún espectador podrá cuestionar la presencia de The Boy and the Beast en la Sección Oficial del Zinemaldia, pero el comité de selección sigue la estela de los grandes festivales. Persépolis ganó la Palma de Oro en Cannes y El Viaje de Chihiro hizo lo propio en Berlín. La llegada de Mamoru Hosoda a San Sebastián es consecuente con la retrospectiva que el Festival dedicó en 2013 a las mejores alternativas animadas de la última década.

El panorama de la animación japonesa de autor no parece tan atractivo como el de hace una década. Con Miyazaki y Takahata jubilados, Otomo y Oshii en horas bajas y la prematura muerte de Satoshi Kon -una de sus pérdidas más sentidas- le hacía falta nuevos talentos. Mamoru Hosoda viene a encabezar una camada de jóvenes promesas a la que podríamos añadir los nombres de Makoto Shinkai o Hiromasa Yonebayashi. Al director de The Boy and the Beast le han puesto el sambenito de heredero de Miyazaki. Exagerado o no, comparte con el Studio Ghibli la capacidad de extraer lecturas profundas de la fantasía y el gusto por la poética artística del dibujo animado.

Como muchos animadores, la carrera de Mamoru Hosoda comenzó ligada al mundo de la televisión. Comienza a consolidarse como director con La Chica que Saltaba a través del Tiempo (2006). Esta adaptación de una novela del maestro de la ciencia-ficción japonesa Yasutaka Tsutsui exploraba el paso de la adolescencia al mundo adulto a través de una estudiante que adquiría el poder de viajar en el tiempo. Más tarde llegaría Summer Wars (2009), en la que entremezcla tecnología y comedia romántica con reminiscencias al mundo virtual de Digimon. Hosoda termina de consagrase con Wolf Children (2012), sobre dos hermanos nacidos de la unión entre una mujer y un hombre lobo, un film intimista de una belleza y sensibilidad desbordantes.