En The Dead Zone, un joven profesor sufre un accidente que le hará permanecer cinco años en coma. Al despertar, descubre que posee poderes extrasensoriales, por lo que la policía pedirá su colaboración para resolver una serie de asesinatos.

  • IMDb Rating: 7,2
  • RottenTomatoes: 89%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

Tres años antes de que coprotagonizara el dúo interpretativo con el por aquel entonces actor debutante Sean Penn —inolvidable la canción de Madonna, Live to Tell, por cierto, en esa At Close Range (James Foley, 1986)—, Christopher Walken interpretaba el papel principal en The Dead Zone, basada en la novela de Stephen King (Carrie), escrita en 1979. El polifacético y prolífico —por ser o haber sido el novelista más rico de Estados Unidos— siempre defendió esta versión de Cronenberg por la que se nota el paso del tiempo, seguramente porque es bastante fiel al espíritu original sobre todo en cuanto a género, pues siendo bastante terrorífica —de muchos es sabido sin embargo lo poco que le gustó el resultado final en cuanto a guion de The Shining (1980) de Kubrick, llegando incluso a preferir una versión televisiva de Mick Garris, a pesar de considerar a Stanley un gran cineasta— incorporaba esos ramalazos del fantástico tan ochenteros, lindando en la ciencia-ficción, y en el hoy tan denostado género de aventuras. Cuenta además esta gran novela con una adaptación como serie de televisión de ochenta episodios, que duró en antena desde junio de 2002 a septiembre de 2007, creada por Michael y Shawn Piller, y protagonizada entre otros muchos intérpretes por Anthony Michael Hall y Nicole de Boer.

The Dead Zone, guionada por Jeffrey Boam, empieza en un parque de atracciones, cuando una pareja de novios se monta en una pequeña montaña rusa y a él le empieza a doler la cabeza. Previamente descubrimos que se dedica a dar clases de literatura inglesa (en concreto le obsesiona La Leyenda del Jinete sin Cabeza Sleepy Hollow), para después sufrir un aparatoso accidente que tras un coma de cinco años le hará hipersensible y melancólicamente un médium de futuros desastres. Con unos efectos especiales rudimentarios y mucha incidencia en los efectos de sonido que hoy nos chirrían un poco, la película recuerda de algún modo más a la ciencia-ficción de H. G. Wells, con situaciones bien estructuradas que sin llegar al pánico hoy se nos muestran artesanalmente interesantes, pero a veces sobreactuadas o poco creíbles.

Eso sí, Walken supo dar lo mejor de sí mismo y Cronenberg logró transmitir un mensaje acorde, donde a cada paso que damos, el suspense y mal rollo aumentan. La actriz Brooke Adams (su inocente novia) y una enorme cantidad de personajes que nos salen al paso, entre ellos un periodista receloso de sus poderes o el candidato a presidente de los Estados Unidos —¡qué bien le vienen estos papeles a Martin Sheen!—, así como un policía que investiga violaciones, hacen que el elenco se sobredimensione y adquiera quizás demasiada importancia. La música de Michael Kamen estaba en concordancia con los efectos de que hablábamos si bien tenía una función más dramática y aportaba ese suspense necesario para que por poco la película no cayera, y la fotografía algo más granulada de Mark Irwin, cumplía con creces su función. Los escenarios naturales exteriores e interiores así como de estudio estaban muy bien aprovechados, y el vestuario de Olga Dimitrov (aún hoy marciano por momentos), resultaba chocante y peculiar.

Recuerda por momentos esta producción de Dino de Laurentiis —aquí productor ejecutivo y responsable de gran parte del cine de Federico Fellini— a la labor que desarrolló Roger Corman incluso como director en Estados Unidos, un cineasta que sabía gestionar los recursos en rodaje y montaje con mucha eficiencia, a pesar de que sus resultados comerciales no contasen con grandes números —no es el caso—, siendo su maravilloso libro Cómo hice 100 films en Hollywood y nunca perdí un céntimo, una biblia en este sentido. La película conserva pues el aroma de lo añejo y sabe aprovechar todos estos recursos con cierta habilidad. También debemos comentar que The Dead Zone es una película que podríamos imaginar que fue de la era de los blockbusters, una etapa mítica del cine en la que según Pete Biskind se sabía la taquilla que un filme iba a hacer incluso antes de que abriesen las puertas del cine. (Daniel González Irala – LaCiclotimia.com)