La Noche de 12 Años sucede en 1973 en Uruguay bajo el poder de la dictadura militar. Una noche de otoño, nueve presos Tupamaros son sacados de sus celdas en una operación militar secreta. La orden es precisa: «como no pudimos matarles, vamos a volverles locos». Los tres hombres permanecerán aislados durante 12 años. Durante más de una década, los presos permanecerán aislados en diminutas celdas en dónde pasarán la mayoría del tiempo encapuchados, atados, en silencio, privados de sus necesidades básicas, apenas alimentados, y viendo reducidos al mínimo sus sentidos. Entre ellos estaba Pepe Mújica, quien más tarde llegó a convertirse en presidente de Uruguay. 

Premio del Público en el Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz 2018

  • IMDb Rating: 7,9
  • RottenTomatoes: 88%

Película (Calidad 1080p)

Una verdadera sorpresa, en varios aspectos, es La Noche de 12 Años, la nueva película del realizador uruguayo de Mr. Kaplan. A juzgar por el trailer y la premisa, uno podía esperar una versión más académica y tradicional de este tipo de historias de heroísmo a partir de las cuales personalidades que sufrieron los peores tratos carcelarios terminaron convirtiéndose en figuras públicas famosas y hasta héroes nacionales e internacionales. Algo parecido a una de las tantas películas que puede haber sobre Nelson Mandela, por ejemplo. Pero Brechner decidió tomar una decisión, en cierto punto, bastante radical a la hora de contar los doce años en los que José “Pepe” Mujica y otros dos compañeros de la agrupación Tupamaros pasaron encerrados en distintas cárceles durante la dictadura militar uruguaya, entre 1973 y 1985.

Es cierto que, por la situación en sí, era muy difícil darle a
La Noche de 12 Años un tratamiento convencional. Es que Mujica (encarnado por el español Antonio de la Torre, de Tarde para la Ira y Que Dios nos Perdone), Mauricio Rosencof (Chino Darín) y Eleuterio Fernández Huidobro (Alfonso Tort) estuvieron la mayor parte del tiempo encerrados en prisiones individuales y separadas, por lo cual generar una dramaturgia tradicional no era sencillo. Por eso Brechner optó, en buena medida, por tratar de transmitir de manera audiovisual las sensaciones del encierro: las imagenes que se van volviendo borrosas, los sonidos que marean, descolocan o enloquecen, la progresiva perdida de la cordura y la salud, las comunicaciones en base a códigos. El suyo es un planteo impresionista, que trata de poner al espectador en la desesperante situación de un encierro distinto al que estamos acostumbrados en las películas argentinas de la dictadura. Una tórtura acaso más psicológica que física.

Pero Brechner no se atreve, o no puede, ir a fondo con este formato las casi dos horas que dura el relato, ya que es cierto que puede volverse un tanto repetitivo. El otro modelo que acompaña a esas escenas es, sí, un tanto más clásico: los flashbacks a la captura de cada uno de los militantes están organizados de una manera más tradicional, lo mismo que la resolución de los casos. Pero aún ahí, La Noche de 12 Años no está exenta de humor y una emoción asordinada. No busca el golpe sentimental hollywoodense sino una cierta melancolía uruguaya, algo a lo que ayudan las canciones de Silvia Pérez Cruz, en especial una muy personal versión de “Sounds of Silence”, de Simon & Garfunkel.

En una película con relativamente pocos diálogos, los actores se expresan más que nada a partir de sus rostros y laceraciones, su angustia y desesperación, sus tics. Y en ese sentido, más allá de que la persona más “reconocida” de este trío es Mujica, gran parte del peso de la película, momento a momento, recae en Tort (25 Watts, Las Olas), el único actor uruguayo del trío, si bien César Troncoso y Mirella Pascual acompañan, lo mismo que Soledad Villamil, César Bordón y la propia cantante y actriz española Pérez Cruz. Y Darín también tiene escenas intensas de las que sale más que airoso. Acaso, por los desafíos de la coproducción y los acentos, el español De la Torre es el que la tiene más difícil de los tres.

Quizás la mayor sorpresa del filme está dada por todo lo que no es. Cuando uno lee, en los papeles, que se trata de una coproducción así, con actores de diversas nacionalidades encarnando a compatriotas contando un duro hecho político histórico, se presta a esperar una biopic convencional de principio a fin. Y si bien algunos momentos así existen, el gran logro de Brechner es haber apostado por otro formato, mucho más físico y formalmente arriesgado, y que se lo produzcan en una escala relativamente grande.

Entre los aportes fundamentales al éxito de La Noche de 12 Años están los ligados al sonido y a la fotografía, ya que en las extensas secciones “sensoriales” de la película logran transmitir esa angustia y locura del encierro. Y la sensación de heroísmo, finalmente, termina creciendo gracias a que estas vivencias se sienten a flor de piel. Al tomar conciencia de los horrores que Mujica y sus dos amigos/compañeros tuvieron que soportar no por un breve tiempo sino durante más de una década, la vida posterior y las posturas tanto políticas como filosóficas del ex presidente uruguayo se amplifican hasta volverse casi legendarias (Diego Lerer – MicropsiaCine.com)