En Sameblod, Elle Marja es una niña lapona de 14 años criadora de renos. Expuesta al racismo durante los años 30 y a exámenes biológicos en su internado, empieza a soñar con otra vida. Para alcanzar esa nueva vida, deberá convertirse en alguien rompiendo todos los lazos con su familia y cultura.

Premio Dragón a Mejor Película Nórdica en el Festival de Cine de Gotemburgo 2017

  • IMDb Rating: 7,6
  • RottenTomatoes: 94%

Película (la copia viene con subtítulos en español)

Sameblod es una sentida y muy aplaudida ópera prima de la cineasta sueca Amanda Kernell, la historia de una chica que con 14 años deja de reconocerse en su familia, sueña con una vida diferente y abandona su comunidad (y su identidad) con valentía y dolor.

Nos encontramos en las tierras de los samis, mejor conocidos como lapones, en la región del extremo norte de Suecia. Una anciana señora de nombre Christina (Maj Doris Rimpi) regresa a su tierra de origen para asistir al funeral de su hermana. Inquieta, sin conmoción alguna, y entre los apresurados invitados, Christina desea retirarse lo antes posible y volver a casa. Pero una vez su casa fue precisamente allí, en aquellos paisajes, criando renos con su familia y cantando yoik (canto tradicional de Laponia). Lo relata un largo flashback que nos transporta a los años treinta, cuando Christina tenía 14 años y se llamaba Elle Marja (representada por la joven Ellen Cecilia Sparrok). Elle Marja y su hermana Njenna (Mia Erika Sparrok, verdadera hermana de Ellen) son enviadas a un convento donde solo admiten lapones para estudiar el idioma y la cultura sueca. Mientras a Njenna le cuesta adaptarse, Elle se convierte en la primera de su clase: su sueño es convertirse en sueca, mudarse a la ciudad Uppsala y ser profesora.

El camino de esta joven estará lleno de obstáculos, como el racismo de los suecos altos y rubios hacia esta niña percibida como una salvaje; el rechazo de su profesora (Hanna Alstrom), que aun reconociéndole su habilidad, le niega a Elle Marja su apoyo para continuar sus estudios (porque dice que los lapones tienen el cerebro más pequeño); y el último, la resistencia de su orgullosa madre (Katarina Blind), que no acepta la emancipación de su hija. Pero Elle Marja continúa con su camino demostrando una determinación excepcional sin importar que siga pareciendo una niña, pequeña de estatura pero con fuego en la mirada, personificada de excelente manera por la actriz, que demuestra madurez, fuerza y pasión, sin ningún gesto o expresión fuera de lugar. Sameblod es una intensa y dura película de paso a la adultez que desvela una página poco conocida de la historia del colonialismo sueco: hecha de discriminación y certificación de razas (la escena en la que la protagonista es sometida a mediciones, es de las más perturbadoras a lo largo del film), interroga sobre los vínculos familiares, mostrando que ser apegados a las raíces familiares no es siempre predecible. (Vittoria Scarpa – CineEuropa.org)