En The Rental, dos parejas alquilan una casa de vacaciones para lo que debería ser una escapada de fin de semana.

  • IMDb Rating: 5,8
  • RottenTomatoes: 73%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

Dos parejas (y un perro) deciden irse juntas a una paradisíaca casa con vista al Pacífico durante un fin de semana. Por un lado, están Charlie (Dan Stevens) con su novia Michelle (Alison Brie) y, por el otro, Josh (Jeremy Allen White) con Mina (Sheila Vand). Además, Charlie y Josh son hermanos opuestos entre sí (uno bastante arrogante; el otro patético y con nula autoestima), mientras que el primero tiene como socia en un exitoso emprendimiento tecnológico a Mina. La fuerte atracción entre ambos emprendedores no tarda en desatarse y, cuando sus respectivas parejas se quedan dormidas, mantienen una relación sexual en la ducha.

Hasta allí, nada más que un engaño a dos bandas, pero pronto descubrirán que en esa ducha (y no solo en esa ducha) alguien ha introducido una cámara y que muy probablemente hayan sido filmados. Todas las sospechas apuntan hacia Taylor (Toby Huss), el encargado de los alquileres de la mansión, quien ya había demostrado indisimulables tendencias racistas y perversas (sobre todo hacia el personaje de Mina, de origen iraní).

No conviene adelantar nada más de lo que ocurre luego de esos primeros minutos, pero -claro- el guion escrito a cuatro manos por el director debutante Dave Franco y su colega Joe Swanberg (como coproductor también aparece Sean Durkin) nos tiene reservadas unas cuantas sorpresas que cambiarán no solo el destino de los personajes sino también por completo el tono de la película.

Un poco grasa (hay algo de Sliver: Una invasión a la intimidad), pero al mismo tiempo bastante graciosa y -a la larga- aterradora, The Rental es una pesadilla burguesa a-la-Michael Haneke con un desenlace más cercano a la filmografía de Wes Craven. El mumblecore incursiona en el cine de género y el resultado -sin ser brillante- convence. (Diego Batlle – OtrosCines.com)

Es imposible, viendo The Rental, no pensar en cómo fue que la idea le apareció a su director y coguionista, Dave Franco. Tengo toda la impresión que contrató una lujosa casa para pasar un fin de semana a través de alguna app tipo AirBnB y luego tuvo algunas pesadillas. O bien, que fue a una casa alquilada de esa manera y que, estando allí mirando el mar, se le ocurrió qué cosas horribles podían sucederle en un lugar así. En una entrevista, el también actor confirmó luego algo bastante parecido: un día se despertó en un hotel y sus sábanas estaban todas ensangrentadas.

La opera prima del hermano de James como director es una película que parece buscar algún tipo de ángulo original para un tipo de historia mil veces contada, pero a mitad de camino decide abandonar esos intentos y entregarse de lleno a lo que se espera de una trama de suspenso acerca de dos parejas que se van a pasar un fin de semana a una bella y alejada casa frente al mar en la que empiezan a suceder cosas extrañas.

Coescrita con Joe Swanberg –toda una figura del cine independiente norteamericano– y coproducida por Sean Durkin, otro director de inquietantes películas como Martha Macy May Marlene y la «inminente» The  Nest, la película cuenta la historia de Charlie, Michelle, Josh y Mina a lo largo de unas 48 horas. El muy profesional y «serio» Charlie (Dan Stevens, de Downton Abbey y Legion) está hace tiempo en pareja con Michelle (Alison Brie, de Glow y Mad Men) mientras que su hermano Josh (Jeremy Allen White, de Shameless), que pasó unos años en la cárcel y parece mucho menos responsable que Charlie, recién hace poco empezó a salir con Mina (Sheila Vandt, la chica de A Girl Walks Home Alone at Night), a la que conoció porque es compañera de trabajo de su hermano.

Los cuatro alquilan una casa hermosa con vista al mar y deciden pasar un fin de semana allí. Todo parece estar bien, salvo por un par de detalles. Josh no tuvo mejor idea que llevar a su perro pese a que no se aceptaban animales en el lugar y el hombre que les alquiló la casona no solo tiene un aspecto un tanto desagradable y rudo sino que antes de tomarle la reserva a Charlie le había dicho que no a Mina. Y ella piensa que es por su apellido de origen árabe y de entrada se lo echa en cara.

The Rental no es una película fantástica sino que es una mezcla de drama psicológico con film de terror, como tantas películas acerca de grupos de burgueses urbanos que viajan a un paraje bello pero alejado de la civilización para toparse allí con cosas inesperadas, trama muy cara al cine de suspenso y horror de los años ’70, de Straw Dogs a The Texas Chainsaw Massacre, pasando por Deliverance entre muchos otros títulos.

La primera mitad del film está dedicada a seguir las relaciones entre los miembros de este grupo. Y el mayor problema allí parece ser el evidente interés y tensión sexual que existe entre Charlie y Mina. Es claro que apenas algo suceda allí –como dictan las reglas del género de terror– alguien tendrá que venir a «poner orden». En apenas 85 minutos The Rental pasa de ser un drama burgués a una película de suspenso para concluir en una más cercana al terror. La transición entre una y otra funciona más o menos bien, pero no posee la suficiente intriga como para generar más tensión que las que podría ofrecer un mucho más convencional relato de horror. La película de Franco parece presentarse como un film de género independiente, distinto, pero a la larga se mueve casi por completo dentro de las coordenadas de lo convencional.

Así y todo, durante buena parte funciona. Su conflicto es simple pero está bien narrado y mete al espectador en la tensión que puede sentir alguien que está en una casa alquilada en medio de la nada y empieza a ver que suceden cosas extrañas. No conviene contar mucho más, pero de ahí en adelante la película toma muchos más elementos del cine slasher más prototípico. De hecho, cuando pretende sobre el final volver a ser «original» –proponiendo una vuelta de tuerca sobre la identidad del asesino–, ya es demasiado tarde. A esa altura el espectador quiere resoluciones más claras y contundentes.

No, el Franco más pequeño no hizo una película de «horror de autor» de esas que hoy se celebran y promocionan. Su elenco y sus personajes pueden provenir del cine más independiente, pero una vez que el conflicto está planteado, más allá de alguna que otra mínima sorpresa, la película no es mucho más que un «sálvese quien pueda» clásico. Entretenido, quizás, pero que no está a la altura de lo que promete su intrigante primer acto. (Diego Lerer – MicropsiaCine.com)