En Wolf Jacob, un hombre que cree que es un lobo atrapado en un cuerpo humano, es enviado por su familia a una clínica donde se ve obligado a someterse a formas cada vez más extremas de terapias «curativas» a manos del Dr. Mann. Jacob se siente misteriosamente atraído por una paciente que se cree una gata salvaje.

  • IMDb Rating: 5,5
  • RottenTomatoes: 70%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

Nathalie Biancheri crea una de las obras más interesantes y bizarras de este inicio de año, su obra Wolf desafía los entendimientos lógicos del concepto del hombre lobo y lo lleva a un terreno completamente fuera de lo «normal» y toma la idea para plantear una alegoría trans.

Wolf, comienza con Jacob (George McKay), un joven que está convencido de que él es un lobo, siendo llevado por su madre (Helen Behan) a un centro diseñado para tratar a pacientes con disforia. Al igual que muchos de los otros pacientes del centro, que van desde el alegre Rufus (Fionn O’Shea), que cree que es un pastor alemán o la enigmática Wildcat (Lily-Rose Depp), cuyo nunca se sabe y la conocemos solo por el nombre de su autoidentificado animal.

George nunca encuentra la forma de evitar sacar su criatura interior, incluso eso lo lleva desafiar las normas del hospital hasta ponerlo en peligro, él no puede evitar como tal, lo vemos con frecuencia merodeando a cuatro patas, gruñendo agresivamente a cualquiera que lo amenace y, cuando se le da la oportunidad logra aullarle a la luna como tal cual lobo.

Todos esos comportamientos fuera de la norma que dicta la sociedad hace incomodar a sus padres y llevan a que George no se sienta como él se quiere sentir, como vemos Wolf es una metáfora sobre la experiencia trans, eso incluye al típico líder de la terapia de conversión que trata a otros con diatribas sobre la superioridad innata de la humanidad sobre los animales, usa tácticas verbal y físicamente abusivas para convencer a sus pacientes de que están confundidos acerca de sus identidades, detalle obvio que recuerda a muchos defensores abiertos anti-LGBTQ.

Queda muy claro que Biancheri busca crear una reflexión sobre las personas trans y un desprecio abyecto por aquellos que los persiguen son evidentes.

Pese al tema tan evidente que trata el filme la obra nunca busca explorar más o indagar en las personas, que este caso se creen animales, tampoco indaga en la problemática que viven ellos como seres vivos, y al final la obra cae en la retórica anti-trans y solo muestra la parte en la que ellos son atacados.

Por su parte, McKay y Depp están brillantemente comprometidos con sus papeles, especialmente él, quien logra transmitir las emociones y acciones que siente su personaje. La forma que aborda el actor con los gestos y la mirada demuestran que McKay ha estado creciendo bastante y aquí se eleva notablemente, ya que el personaje ha sido todo un reto.

Como venimos hablando la cinta es todo un reto debido a lo absurda que es pero funciona ya que no recurre a guiños o ironías simplistas, pero esa misma simplicidad le juega en contra al no indagar más en lo que está exponiendo o al no cuestionar a sus propios personajes.

Otro detalle que le juega bastante en contra, y es su tono. La cinta es muy seria en todo momento, lo cual no le ayuda. Esto lo mencionó ya que su historia es bastante cómica pero la obra nunca lo toma de esa forma. Es verdad que la película toca un tema muy importante pero es una metáfora por lo cual el filme debería haber buscado como aflojar un poco tanta seriedad, eso se hubiera aprovechado en escenas que se salen del contexto trans que viene hablando el filme, como cuando Rufus se orina en la alfombra junto a su madre.

Al final la obra no termina de plantear muy bien sus bases pese tener buenas ideas o en el mejor de los casos sus intenciones, incluso llega a valer por lo desafiante que es y la actuación de George McKay, pero termina siendo confusa en tono y al no ir más lejos de su primicia. (Dionar Hidalgo – AlgoMasQueCine.com)