En Leave No Trace, un padre y su hija de 13 años viven una vida tranquila y feliz aislados en un enorme parque nacional de Portland, Oregon, hasta que un pequeño error complica sus vidas para siempre al ser detenidos por la policía.

  • IMDb Rating: 7,7
  • RottenTomatoes: 100%

Película / Subtítulos (Calidad 720p)

 

El tema de la descomposición de la familia y la búsqueda de identidades alternativas ha encontrado en el Festival otra curiosa variante a partir del tema de los seres que quieren vivir al margen de la sociedad de consumo. Debra Granik, directora de Winter’s Bone, nos cuenta en Leave No Trace la historia de un padre viudo que vive clandestinamente con su hija de quince años en un bosque cercano a Portland. La vida alternativa se basa en una comunión con la naturaleza que se ve alterado por el orden. A partir de aquí, Debra Granik no centra tanto la película en los problemas de adaptación de la unidad familiar en un nuevo medio, sino en el conflicto entre un padre que busca su último refugio y una hija que entiende que su futuro debe pasar por otros caminos. La película evoca a Capitan Fantastic, pero el tono es más frío y contenido aunque Debra Granik dibuja con rigor el perfil de los personajes principales.

Un padre y una hija sobreviven acampados en el bosque en pleno corazón de los actuales Estados Unidos. Leave No Trace podría definirse casi por oposición al western: aquí no se trata de la lucha del hombre por dominar la tierra, sino por pertenecer a ella, por integrarse y casi diluirse en la naturaleza (sin dejar rastro de su presencia, como sugiere el título). Del mismo modo, el personaje del padre puede entenderse como una revisión de una de las figuras clave de aquel género: el hombre sin hogar, el Ethan Edwards de The Searchers que no consigue un sentimiento de pertenencia a la comunidad. Todo esto lo construye Granik poniendo especial atención al uso del espacio en sus encuadres, el modo en que retrata el paisaje natural: esos verdes inmensos, de nuevo en oposición a la aridez del western, y que empequeñecen la figura humana. Y se apoya sobre todo en la interpretación de sus dos protagonistas: el notable Ben Foster como padre y la magnífica Thomasin McKenzie en el papel de la hija, una sorprendente actriz que consigue extraer todo el jugo emocional a sus escenas. Leave No Trace es una película pequeña, intimista, contenida tanto en escala como en contenido, pero indudablemente sólida. (Juanma Ruiz – CaimánEdiciones.es)