Man on the Moon trata sobre Andy Kaufman, un niño al que le gustaba organizar espectáculos de variedades, aunque no tuviera público. De adulto empieza a destacar como humorista y es descubierto por el cazatalentos George Shapiro, que le consigue un papel en «Taxi», una famosa serie de televisión, en la que, gracias a sus dotes cómicas, alcanza una gran popularidad. A pesar de ello, se plantea nuevos retos: con su colega Bob Zmuda crea el personaje de Tony Clifton, su «alter ego»; además, organiza espectáculos de lucha libre entre mujeres que le ocasionan numerosos problemas.

Oso de Plata al Mejor Director en el Festival de Berlín 2000
Mejor Actor de Comedia en los Premios Globos de Oro 2000
  • IMDB Rating: 7,4
  • Rottentomatoes: 63%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

Antes que nada debo decir a quienes piensan llevar niños a verla que esta no es «una película de Jim Carrey» . Esto podrá caer bien o no, dependiendo de la tolerancia personal hacia este actor, pero es la verdad. En vez de eso, es una especie de biografía hollywoodense del incomprendido comediante norteamericano Andy Kaufman, protagonizada por el incomprendido comediante norteamericano Jim Carrey.

Milos Forman se ha hecho ya acreedor al título de «el director que hace biografías», y afortunadamente ha encontrado en ese nicho la mejor expresión de su talento. No quiero menospreciar sus otras obras (One Flew Over the Cuckoo’s Nest, particularmente), pero ya hay demasiados cineastas pretenciosos que nos endilgan sus obras magnas con atemorizante regularidad. Forman ha encontrado el balance perfecto de historia, espectáculo y análisis para lograr elevar la biografía convencional al nivel de competente narrativa.

En esta ocasión, el ojo analista cae sobre Andy Kaufman, quien aparentemente fue una figura enigmática para todos quienes lo rodeaban, pues aunque Man on the Moon replica fielmente su obra, es difícil establecer sus motivaciones, sus ideas e incluso su genuina personalidad. La comedia de Kaufman (si es que eso era), es difícil de apreciar. Es parecida a los «performances» de Joey Skaggs o Abbie Hoffman en los sesentas. Su peculiar forma de arte consiste en la creación de situaciones o eventos que más que causar risa buscan una fuerte reacción por parte del público. Si lo logran o no, y si eso tiene alguna valía como comentario social, podría discutirse.

Para efectos de la película, Forman elige para Man on the Moon una mínima estructura lineal, sólo para no perdernos, y le cede el control al comediante. Vemos una tras otra las viñetas más representativas del artista, y así se forma en nuestras mentes una imagen personal, que creo yo, es lo más a lo que podemos aspirar a conocer a este extraño artista.

Mucho se ha dicho acerca de cómo Jim Carrey se pierde en su papel, y toda hipérbole aparte, es verdad. Luego de 5 minutos olvidamos al actor y nos concentramos en el personaje mismo. Ésta es una de las mejores indicaciones de que estamos frente a un auténtico actor, en pleno uso de las herramientas de su oficio, y no frente a una «estrella» con suerte (¿Podría estar hablando de Adam Sandler, tal vez?).

La muy comentada participación de Courtney Love es realmente muy corta, y no permite apreciar si su excelente trabajo en The People vs. Larry Flint fue producto del talento o sólo de la precisa selección de actores. Sin embargo es innegable que tiene fuerte presencia, y como con frecuencia eso es lo único que hace falta para enamorar a Hollywood, creo que podemos esperar verla en más cintas, siempre y cuando su volátil temperamento no la enemiste con los jugadores de esa ciudad.

Danny deVito es otro actor menospreciado por la supuesta crítica. Tal vez los papeles excéntricos que con frecuencia prefiere lo hacen difícil de catalogar, pero su rango queda una vez más demostrado aquí. Y si a eso agregamos que, por haber conocido personalmente y trabajado con el verdadero Andy Kaufman, tiene una carga emocional adicional, el resultado es una actuación perfecta, sincera y en ocasiones conmovedora.

Como adicto a R.E.M., esperé que su música fuera mejor usada como herramienta narrativa, pues creo que ese grupo demuestra verdadera maestría en producir texturas auditivas y crear estados de ánimo con apenas unas cuantas notas. Sin embargo, entiendo por qué el director optó por minimizar la música; en ocasiones la historia corre el riesgo de entrar al terreno cursi, así que tal vez la música hubiera roto el balance que mencioné anteriormente. Así que los que queramos oír mejor la música, mejor compremos el disco.

Man on the Moon debe ser tomada, primero como entretenimiento, segundo como buen muestrario de actuaciones y tercero como historia. Y en ese nivel se disfrutará mucho más que si se espera un documental sobre la vida de este subestimado «comediante». Muy recomendable. (labutaca.net)