Día: 23 de diciembre de 2024

  • Oleanna (David Mamet – 1994)

    Oleanna (David Mamet – 1994)

    En Oleanna un malentendido entre una estudiante reprobada y su paternal profesor se convierte en cargos de hostigamiento sexual.

    • IMDb Rating: 6,5
    • RottenTomatoes: 61%

    Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

     

    Es el mismo David Mamet quien dirige y escribe para el cine su adaptación a la obra teatral Oleanna, que escribió en 1990 y no estrenó hasta dos años después. Y como la obra de teatro, que suscitó en su momento entre los espectadores grandes controversias, debates y discusiones, la película no es cómoda para el espectador, sino que toca teclas y remueve. Con una dirección y puesta en escena menos sencilla de lo que aparenta, respeta los tres actos de la obra. Oleanna refleja tres diálogos en un despacho de un profesor universitario. Todo empieza cuando una alumna, Carol (Debra Eisenstadt), se dirige al despacho de su profesor John (William H. Macy) porque quiere entender por qué le ha suspendido.

    El espacio, cómo se sitúan los personajes en él, cómo se mueven y se posicionan en las dos estancias del despacho, su forma de vestir, la expresión corporal… todo cuenta para dar significado a lo que vemos. Porque en Oleanna la complejidad viene de la ambigüedad. No hay nada que sea ni claro ni obvio. Y eso es lo que incomoda. No es fácil posicionarse, porque no es una historia de buenos y malos. Lo que expone es una relación de poder y también cómo el lenguaje nos construye o destruye. Entre Carol y John, la incomunicación y el detentar el poder en cada uno de los diálogos los conduce a una vorágine y a un drama que los rompe.

    Para construir su historia, David Mamet escribe con precisión tres diálogos con los que apunta el conflicto, el desarrollo y el fulminante desenlace. El material es delicado: asistimos a los tres diálogos y somos testigos en todo momento de lo que acontece. Y, sin embargo, no es fácil que nos posicionemos. El dramaturgo incomoda y hace que el espectador se pregunte continuamente qué es lo que está viendo realmente. Qué entiende.

    La lectura más fácil de Oleanna es «mirarla» como una historia de buenos y malos. De ahí la controversia que suscita. Uno puede ver al profesor como un acosador sexual, que abusa de su posición de poder, y a la alumna como un víctima que no se deja intimidar, que denuncia. Pero también uno puede ver a la alumna como una joven manipuladora, que sabe presentarse como víctima, y su último fin es buscar la destrucción de su profesor.

    Lo doloroso del asunto es que finalmente los diálogos entre Carol y John son un equilibrio continuo de poderes entre ambos personajes y en cómo se les va la vida en ello porque cada uno lucha por su posicionamiento en la sociedad. Mamet deja además los suficientes matices para construir la personalidad de ambos y entender sus orígenes mostrándolos en realidad más parecidos e igualados en su manera de comportarse de lo que parece. Carol y John se enredan en una confrontación con el lenguaje que impide llegar a un entendimiento posible y desata el drama.

    Carol tiene claro que quiere encontrar su lugar en la sociedad, salir de sus orígenes humildes y ascender en ella a través del saber. Para ella los estudios universitarios son una salida para encontrar un lugar privilegiado. John, como nos desvela, ha recorrido ya ese mismo camino y en ese momento lucha por ascender y además conseguir una casa; es decir, lucha por afianzar más todavía su posición, llegar a la cumbre.

    La confrontación de Carol y John hace surgir todas las sombras de los personajes, sus contradicciones y ese camino hacia la destrucción. Están condenados a no entenderse. Y efectivamente en esas sombras se descubre que Carol puede no estar muy equivocada en las percepciones que tiene sobre John, pero también puede sentirse la inteligencia manipuladora de Carol y su afán de hundir y arrebatar su posición a John. Porque todo es cuestión de poder. Una tercera lectura puede ser que Carol y John están condenados a enfrentarse y a no entenderse por estar dentro de un sistema que les provoca infelicidad. Son víctimas de ese sistema y los dos han aprendido a moverse en él con las herramientas que tienen a su disposición. Al final solo quedará un espacio para el que gane la pelea, aunque ambos quedarán heridos.

    Oleanna es una obra de matices, y David Mamet también lanza zarpazos a la universidad como institución y se pregunta sobre cuál es el fin de la universidad, cómo enseñar, cuál es el camino del saber, qué papel tiene el profesor, qué camino es el que puede seguir un alumno… Tanto John como Carol van dejando por la senda de su confrontación cuestiones incómodas sobre las que preguntarse y reflexionar.

    No es suficiente con ver una sola vez Oleanna, sino que suscita el interés por volver a verla y poder descifrar todas las capas de lo que estamos viendo. David Mamet nunca lo pone fácil. Zarandea. David Mamet usa el desconcierto como arma para cuestionarnos continuamente. Ni siquiera lo pone fácil con él mismo que, para desconcierto de muchos, ahora mismo su desencanto político y social ha hecho que sus planteamientos viren al lado opuesto; es decir, ha paseado del progresismo al conservadurismo extremo. Oleanna no es complaciente, ni maniquea, ni políticamente correcta. Oleanna incomoda y provoca que uno reflexione, analice, piense e incluso al final del proceso tal vez se posicione. (ElBlogDeHildyJohnson.es)

  • Flow (Gints Zilbalodis – 2024)

    Flow (Gints Zilbalodis – 2024)

    En Flow un gato se despierta en un mundo cubierto de agua, donde la raza humana parece haber desaparecido. Busca refugio en un barco con un grupo de otros animales. Pero llevarse bien con ellos resulta ser un reto aún mayor que superar su miedo al agua. Todos tendrán que aprender a superar sus diferencias y adaptarse a este nuevo mundo en el que se encuentran.

    Premio del Público y Premio Especial del Jurado en el Festival de Annecy 2024
    Mejor Film de Animación 2024 en los Premios del Cine Europeo (EFA)

    • IMDb Rating: 7,9
    • RottenTomatoes: 94%

    Película (Calidad 1080p)

     

    El año 2024, ha sido generoso con la animación. En especial, porque varios de los grandes éxitos de crítica y taquilla, pertenecen al género. Pero, quizás, el proyecto más inclinado hacia explorar en sus bondades, sea Flow, un mundo que salvar del director Gints Zilbalodis. Eso, debido a que la historia de un gato en medio de un mundo sin humanos, es algo más que una fábula. También, es una historia que convierte la aparente sencillez de su premisa, en una exploración sobre el amor, la lealtad y el sentido de la aventura. Todo, sin una sola palabra. Por lo que la cinta ya cuenta con una nominación a Mejor Película animada en los Globos de Oro 2025. En especial, por contar un mundo que, sin ser del todo distinto al nuestro, resulta original y novedoso.

    A diferencia de cintas como Moana 2 o la exitosa Inside Out 2, Flow, un mundo que salvar, es mucho más un experimento visual y de guion. Eso, al poner el énfasis en el comportamiento natural de sus personajes — todos animales —, mientras recorren lo que parecen los escombros del mundo humano. La cinta, evita canciones, coreografías o cualquier otro giro artificioso, para reflexionar acerca de sus temas principales a través del azar. Por lo que su trama, se vuelve cada vez más impredecible, hasta su conmovedor final.

    Para analizar a fondo su curiosa perspectiva, te dejamos tres razones para ver Flow, un mundo que salvar. Desde su estilizada animación, hasta los riesgos que el argumento corre para reflexionar sobre la vida, la muerte, la trascendencia y la esperanza. Eso, en medio de un relato que cautivará tanto a los adultos como a los niños. Una combinación que convierte a la película en una de las películas a tener en cuenta para la próxima temporada de premios.

    La cinta, una coproducción entre Dream Well Studio, Sacrebleu Productions y Take Five, innova tanto en la forma de contar su historia, como en lo tocante a la animación. Eso, al concentrar el peso de su premisa en escenas de considerable belleza visual y personajes entrañables, que, sin decir una palabra, sostienen una historia compleja. El guion de Matiss Kaza y Gints Zilbalodism enfoca su atención en un gato negro, que atraviesa un mundo de ciudades vacías, en la que la naturaleza lo es todo.

    Mucho más, que la mera presencia humana es una rareza a todo nivel. La película no ofrece detalle de qué ha ocurrido o qué tanto tiempo ha transcurrido desde la que la raza humana desapareció. Lo que permite que los escenarios sean más salvajes, radiantes y llenos de vida, que solo escombros. De hecho, la cinta hace especial hincapié en que la vida silvestre recuperó los espacios y lugares, que antes ocuparon las obras de la civilización. Por lo que ahora, se alzan entre la maleza, árboles y todo tipo de vegetación como monumentos olvidados.

    La cinta es meticulosa al mostrar este mundo vacío, habitado únicamente por animales, lo que brinda a varias de sus escenas un aire de aventura intrépida y desconocida que sorprende. Por lo que, en gran medida, su argumento atraviesa un escenario que resulta deslumbrante en las decisiones visuales que toma para profundizar en la trama. De enormes monumentos vacíos, hasta calles, autopistas y coches abandonados, el mundo en que se mueven los personajes es una rareza en historias animadas semejantes.

    Buena parte de la efectividad de la Flow, un mundo que salvar, proviene de la sensación de que lo que ocurre en su trama, no necesita mayores detalles para funcionar. De modo que solo ofrece la mínima información acerca de sus personajes, lo que sucedió antes de la llegada de cualquiera de ellos o lo que ocurre más allá de sus peripecias.

    Puede parecer un recurso audaz — en especial, porque hace que el guion deba sostenerse sobre las imágenes antes que en diálogos —, pero que, en el caso de la cinta, la hace más sensorial y profunda. El dominio de los animales, no se refleja en el desorden o el caos, sino en una época remota, que deja a su paso algunas sugerencias de lo que ocurrió. El argumento es especialmente hábil, al mostrar, a través de casas vacías, construcciones sumergidas y las nuevas relaciones que establecen los animales, que el ser humano ya no habita el mundo. ¿Se trata de un apocalipsis? ¿Un fenómeno natural?

    Aunque la premisa deja entrever una posibilidad de lo que pudo haber sucedido, su verdadero interés no es dar explicaciones. De hecho, solo se atiene a los objetos, situaciones y circunstancias con las que tropiezan sus personajes. Lo que permite a la película, construir su propia dinámica. Importa menos el suceso — cualquiera que este sea — que ha ocurrido, que la vida, las decisiones y lo que rodea a sus protagonistas.

    Al apostar por la sencillez, la cinta juega con varios giros de argumento, en apariencia espontáneos, para explorar en su relato. Por lo que la persecución del gato negro, personaje central de la premisa, pronto se convierte en una travesía a través de un fenómeno peligroso. En medio de este mundo desolado, silvestre y profusamente habitado por todo tipo de criatura, comienza a suceder otro suceso inexplicable. Una inundación que amenaza el precario equilibrio en que todos los personajes viven.

    A medida que deben salvar la vida — y forjar alianzas entre sí —, los animales exploran terrenos más elaborados, pero sin llegar a ser humanizados. Lo que convierte a Flow, un mundo que salvar, en una interesante versión del cine mudo, con un sofisticado apartado visual y protagonistas entrañables y carismáticos. Una apuesta al poder de los grandes temas universales — como el amor, el compañerismo y la solidaridad — que la convierte en una de las grandes cintas del año. (Aglaia Berlutti – HiperTextual.com)