El agente del FBI Joe Pistone debe abandonar temporalmente a su familia y hacerse pasar por un gángster: el joyero Donnie Brasco. Sin embargo, para ser aceptado por los mafiosos debe probar su lealtad y su capacidad para cometer crímenes. Su objetivo es investigar las actividades del clan de los Bonnano y, para ello, se gana la confianza de Lefty Ruggiero, un pistolero en decadencia que nunca consiguió acceder a las altas esferas del poder.

Mejor Actriz de Reparto (National Board of Review 1997)

  • IMDB Rating: 7,8
  • Rottentomatoes: 88%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

Finales de los años 70, el FBI declara la guerra contra el crimen. En 1978, un joven agente ya llevaba tiempo infiltrado en las líneas enemigas, su nombre en clave: “El joyero”. Su misión: conseguir el máximo de información sobre las actividades delictivas de la “Cosa Nostra”. Su pecado: hacerse amigo de un viejo que aún espera su gran oportunidad, Lefty Ruggiero. En medio de la mayor batalla contra la Mafia, un hombre deberá decidir de qué bando esta. Él es Donnie Brasco y esta es su historia.

Donnie Brasco fue un proyecto que se movió por Hollywood desde principios de los años noventa, cuando Alec Baldwin o Tom Cruise querían protagonizarlo con Barry Levinson y Stephen Frears en la dirección, respectivamente. Por uno u otro motivo aquella oportunidad nunca se dio, y fue en 1997 cuando con Johnny Depp como Don El joyero y Al Pacino en el papel de Lefty acabó prosperando. Barry Levinson mantuvo un puesto en la cinta como productor, pero fue el británico Mike Newell quien la dirigió.

Donnie Brasco fue, y esto a posteriori, la gran despedida del cine de gánster o cine negro clásico tal como fue redefinido desde «El Padrino» (The Godfather, 1974, Francis Ford Coppola). Tras Donnie Brasco, el cine de gánsteres ya no regresaría de la misma forma, sino de nuevo renovado y pasado por el filtro de directores europeos (Guy Ritchie) o sudamericano con «Ciudad de Dios» como máximo exponente.

También fue Donnie Brasco la despedida de Al Pacino del género que le dio la fama con la ya citada «El Padrino». Una despedida a lo grande con una interpretación llena de matices, gestualidad al servicio del papel, cinismo y una enorme carga de melancolía: atención a su presentación ante Donnie y ante la audiencia cuando le lleva un anillo que resulta no valer nada, y donde suelta el primer “olvídalo” del film. Su personaje Lefty Ruggiero, de nombre real Benjamin, apodado Lefty, Lefty Pistolas, Lefty dos pistolas o Polla de caballo fue una creación plena de grandeza de un maestro de actores. Que Pacino ni estuviese nominado al Oscar ese año es una herejía, una de tantas que se tuvieron con la carrera de uno de los cinco mejores actores de todos los tiempos.

Esta película también fue el triunfo de Johnny Depp. Un Depp que venía de ser considerado un paria durante los 90s, donde no encontraba su camino ni como estrella de taquilla ni como figura independiente. Su gran papel le valió volver a la primera plana, por lo menos durante algunos años.

Como ya se deja claro desde el final de sus créditos iniciales, Donnie Brasco está basada en una historia real, la del agente del FBI Joseph D. Pistone, que gracias a los seis años que pasó infiltrado logró reunir pruebas para encarcelar a un centenar de mafiosos. Cierto es que el film se toma sus licencias, y que, por ejemplo, el personaje de Lefty al que da vida Pacino no es uno real sino un compendio de dos de los mafiosos con los que Pistone tuvo relación.

Mike Newell lleva a cabo uno de sus mejores trabajos, aunque la cinta se ve claramente muy influenciada por dos obras maestras del genero previas como «Uno de los nuestros» y «Atrapado por su pasado», siendo casi un compendio de aquellas. Pero ante todo, Donnie Brasco es una película de talentos y de grandes actores. No sólo Pacino y Depp, Michael Madsen reluce como “Sonny negro” y el gran James Russo también se mueve por la trama como Paulie. Bruno Kirby es Nicky siendo su papel escrito expresamente para Joe Pesci, pero este lo rechazo, y fue a parar a Kirby. Pesci abdujo demasiadas semejanzas con el que ya interpretó en ‘Uno de los nuestros’. Por último tenemos a Anne Heche y Robert Miano, la primera como la sufridora esposa de Depp (buena labor la que lleva a cabo), y el segundo como “Sonny rojo”, el jefe de la zona de Nueva York, un tipo con poder y que no tolera muy bien la competencia.

Conviene aclarar en esta crítica de Donnie Brasco que estamos ante uno de esos films que necesitan de la implicación emocional del espectador para completarse. Tanto por todo lo que pasa el protagonista interpretado magníficamente por Depp (imprescindible la versión original… atención a su recompensa final: una medalla, un cheque de 500$ y una palmada en la espalda) como por el tono apesadumbrado que va apoderándose del relato, porque a pesar de sus toques de humor estamos ante una historia de traiciones, de perdedores, de sueños rotos, de oportunidades perdidas y de un triunfo que el propio Brasco/Pistone nunca celebró como tal. La escena que cierra el film es sin duda uno de los finales más demoledores que se le hayan dado a un personaje protagonista, en este caso al de Lefty: una mirada a la muerte a los ojos plena de dolor y de una vida desperdiciada.

Después de tantos años de transformarse para sus papeles, Depp llevó a cabo esta interpretación de Donnie Brasco sin ningún añadido, sólo la voz, uno acaba viviendo esa durísima diatriba que pasa el personaje entre su lealtad a la misión y a sus compadres, especialmente a Lefty, quien lo acoge en su casa y en su vida como a un hijo. Además, el film muestra muy bien lo que es la vida de un infiltrado, tanto la familiar como la emocional, y como va destruyendo por dentro a los agentes que las realizan.

El guión viene firmado por Paul Attanasio, desde las memorias del personaje real sobre el que se basa la película. Estamos ante un libreto maestro, lleno de diálogos gloriosos, ingeniosos, de retos verbales y de soliloquios tremendos. La mayor parte se los lleva Lefty, pero también suelta unas cuentas muy top Brasco. Además, como digo, a pesar de ser una historia dramática, tiene unos rafagazos de humor geniales, como el chiste a costa de la muerte de John Wayne, o el agente infiltrado de Florida que se echó a perder por la cocaína, momentos de comedia genialmente insertados. La esencia del cine de gánsteres está presente en cada escena, y la ambientación en las calles y en lugares comunes del género hacen ganar muchos puntos al film. Digna de alabar la partitura de Patrick Doyle, otra partitura ganadora despues de la de ‘Atrapado por su pasado’.

La última muestra del cine criminal americano en los años 90. Un film notable en todos sus aspectos, que no glorifica los actos sino que los presenta tal cual al espectador, dejando la línea que separa a los que sirven y protegen contra los que infringen la ley no tan lejana como se presupone. Recital de Al Pacino y enorme labor de Johnny Depp en una de sus más contenidas y sentidas interpretaciones. (J. Glez – cineycine.com)