En Everything Everywhere All at Once una ruptura interdimensional altera la realidad de Evelyn, una inmigrante china en Estados Unidos, que se ve envuelta en una aventura salvaje en la que solo ella puede salvar el mundo. Perdida en los mundos infinitos del multiverso, esta heroína inesperada debe canalizar sus nuevos poderes para luchar contra los extraños y desconcertantes peligros del multiverso mientras el destino del mundo pende de un hilo.

  • IMDb Rating: 8,7
  • RottenTomatoes: 90%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

Los Daniels —Dan Kwan y Daniel Scheinert— han ganado prestigio por su estilo cinematográfico: una combinación fantasiosa de comedia con un toque de crisis existencial. Tras el éxito en el 2016 de Swiss Army Man, el mundo tenía el ojo en los nuevos proyectos del dúo. Su segundo largometraje Everything Everywhere All at Once sigue el mismo hilo conductor que su cinta pasada —la diversión y una reflexión sobre las interacciones humanas—, pero lo agranda de manera exponencial para así resaltar la capacidad creativa de ambos directores.

El caos es la orden del día en la historia de Evelyn Wang (Michelle Yeoh): una inmigrante china que tiene una lavandería con su esposo Waymond (Ke Huy Quan) —quien considera su matrimonio un caso perdido—, acompañada por su hija Joy (Stephanie Hsu) —una chica en búsqueda de libertad— y Gong Gong (James Hong), el abuelo de la familia. Si a esto le añadimos que el negocio está a punto de ser clausurado por el Servicio de Impuestos Internos de Estados Unidos, la trama parece ser muy cruel con la protagonista. Los Daniels utilizan esta situación decadente como el polo opuesto de la aventura en camino que Evelyn deberá afrontar aún cuando no quiera: entre tantas versiones de ella encontradas en diferentes universos, convertirse en “la elegida”, es decir, en la única persona que puede salvar el multiverso.

La absurdo es lo más importante de la cinta, es el balance perfecto entre la seriedad de las relaciones interpersonales de la familia Wang y la extravagancia de los multiversos con su lógica irónica. Asimismo, también funciona al momento de tocar la idea principal de la película: si nuestra vida no es importante porque el universo seguirá moviéndose a pesar de nuestros dolores, ¿acaso vale la pena seguir intentándolo? La respuesta de los Daniels es no, pero también es un sí.

La comedia en Everything Everywhere All at Once llega a resultar muy simple y eso no es algo malo, pues las cosas más estúpidas son aquellas que nos causan más risa; pero este elemento también se utiliza como navaja de doble filo para desarmarnos y cuestionarnos sobre nuestro papel en vida, casi a la Bo Burnham: Inside. Es así que Everything Everywhere All at Once se vuelve una montaña rusa emocional y visual entre el nihilismo y la locura de los problemas de los personajes principales, representados por un elenco completamente virtuoso integrado por la veterana y brillante Michelle Yeoh, la joven promesa Stephanie Hsu y el regreso de Ke Huy Quan: nadie sobra y nadie falta, los tres personajes coexisten con sus trayectorias y evoluciones, resaltan entre las psicodélicas luces de la existencia y la irreverencia de cada uno.

En el campo visual, la amalgama de las realidades que vemos de los personajes se complementa con el trabajo de edición de Paul Rogers, el cual se mueve de manera rítmica ante las necesidades de cada escena, la fotografía de Larkin Seiple como un camaleón de tendencias autorales, sin dejar atrás el vestuario de Shirley Kurata y el diseño de producción de Jason Kisvarday, quienes se adecúan al ambiente en donde se encuentran los personajes, sin importar lo simple o ridículo que pueda ser. El juego visual, que cambia de estilo un par de veces por segundo, representa lo intangible de la historia —por ejemplo, las emociones o cualidades de los personajes— de una manera barroca, sobreexplotada y mutable, dando enfoque a la esencia de cada personaje y el motor que les impulsa seguir existiendo; se crean situaciones con polos opuestos —la alegría y la tristeza— y estas se usan según el tono que quieran resaltar los directores.

En Everything Everywhere All at Once, los Daniels combinan la ciencia ficción, la comedia, la acción, la fantasía y la aventura, y rompen toda lógica posible para crear una cinta tan disparatada como un delirio febril, pero gloriosa como la primera vez que viste tu nueva película favorita. Los combates, los dolores, las risas y las reflexiones se juntan para cohabitar en un mismo vehículo: nuestra propia existencia, y cómo es que todo lo vivido nos ha puesto en este lugar exacto, en el momento exacto, para poder apreciar el porvenir de nuestras vidas. (Ana Iribe – LaEstatuilla.com)