Lingui sucede a las afueras de N’djamena en Chad, Amina vive sola con María, su única hija de 15 años. Su mundo, que ya es bastante frágil, se derrumba el día que descubre que su hija está embarazada. La adolescente no quiere ese embarazo. En un país donde el aborto no solo está condenado por la religión, sino también por la ley, Amina tiene que hacer frente a una batalla que parece perdida de antemano…

  • IMDb Rating: 6,8
  • RottenTomatoes: 96%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

De vuelta en Cannes por tercera vez después de Un Homme qui Crie (Premio del Jurado en 2010) y GriGris (en 2013), el chadiano Mahamat-Saleh Haroun retoma en Lingui el estilo sobrio (que no excluye ni delicadeza ni interpretación física) y paciente que caracterizó a Daratt, de 2006. Un enfoque donde vuelca todo el dominio formal cinematográfico adquirido en su trayectoria y que le permite tratar con precisión y simplicidad un tema feminista de gran importancia en una sociedad chadiana dominada por los hombres y por los preceptos religiosos.

“Lamento que te enteres así, pero María está embarazada. La han expulsado del instituto, no da buena imagen”. Amina (la carismática Achouackh Abakar) sospechaba que algo le pasaba a su hija (Rihane Khalil Alio), ya que había cortado la comunicación con su madre, refugiándose y agitándose en su sueño. La situación supone un doloroso reflejo para Amina, ya que ella también fue una niña-madre, rechazada por su familia y desacreditada a ojos de los demás. Esta mujer fuerte, que frecuenta desde hace diez años la hermandad del imán (que la anima a no perderse ninguna oración en la mezquita para “limpiar sus pecados” y que la envía a su casa cuando ella toma un poco de distancia), trabaja recuperando alambres trenzados del interior de neumáticos viejos para fabricar pequeños hornos que luego vende como puede. Pero ella no quiere la protección de un hombre, por lo que esquiva las propuestas de matrimonio de su vecino, Brahim (Youssouf Djaoro), y se dedica por completo al presente y al futuro de su hija. También, cuando esta última le anuncia que quiere abortar (“déjame libertad sobre mi cuerpo”), algo que está prohibido por la ley —un médico se arriesga a 15 años de prisión— y por la religión, y la desesperación de la adolescencia la empuja casi al suicidio, Amina decide pasar discretamente a la acción, llamar a todas las puertas posibles y cambiar su punto de vista sobre el mundo…

Lingui es un bonito retrato de una mujer que enfrenta su destino con valentía y de una tierna relación madre-hija, pero también es un retrato de un país donde las mujeres se ayudan unas a otras a escondidas. La película trabaja sobre algunas figuras arquetípicas para crear una fábula moderna donde cada plano está creado con una sobriedad, una claridad y una intimidad cinceladas (mención especial para el director de fotografía, Mathieu Giambini). A pesar de incluir temas delicados como el aborto, la violación y la mutilación genital femenina decide no tratarlos con una dramatización frontal, sino abordarlos desde el interior, donde lo escondido circula en libertad y sororidad, y pide afirmarse a plena luz del día y dirigir el futuro en esa dirección. (Fabien Lemercier – CinEuropa.org)