En My Own Private Idaho, Mike y Scott son dos jóvenes que se ganan la vida prostituyéndose en las calles de Portland. Mike tiene una extraña enfermedad llamada narcolepsia, que le provoca un sueño repentino y profundo en cualquier parte.

Mejor Actor en el Festival de Cine de Venecia 1991
Premio FIPRESCI en el Festival de Cine de Toronto 1991

  • IMDb Rating: 7,1
  • RottenTomatoes: 81%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

Uno de los más grandes exponentes del cine independiente estadounidense es el realizador Gus Van Sant. Dotado de una forma narrativa única rica en metáforas visuales, tiene una intensidad muy fuerte, más aún durante sus trabajos de los noventa y primeros años del 2000, en los que abordó temas relativos a las problemáticas adolescentes de las sociedades grandes, como es la de Estados Unidos.

Siempre manifestándose con personajes rebeldes y segregados por la sociedad, Van Sant da una de sus mejores entregas cinematográficas en la aclamada My Own Private Idaho. Dos jóvenes que se prostituyen para poder ganar dinero están unidos fuertemente por una amistad que hará que recorran juntos una búsqueda y que a la vez los ayudará a entender sus sentimientos y su lugar en el mundo. Mike Waters, interpretado por el fallecido y tan recordado River Phoenix y el jovencísimo Keanu Reeves haciendo el papel de Scott Favor nos ofrecen dos polos distintos en esta estrecha relación. Por un lado Mike en búsqueda de una familia, de alguna raíz, algo de qué agarrarse y sentirse parte, cayendo en el mundo de la prostitución por su fácil acceso y su endeble moral formada por una vida familiar deplorable. Scott, por su lado, es hijo del alcalde de la ciudad y como manifestación de su rebeldía simplemente sale a hacer de la bajeza su estilo de vida porque sí, porque a pesar de tenerlo todo tampoco encuentra un lugar.

Básicamente, el tema de My Own Private Idaho es ese: El lugar. Van Sant nos muestra que los caminos son distintos, que las vidas pueden cruzarse y así mismo estar a kilómetros de distancia luego, que muchas veces cuando pensamos encontrar alguien valioso, para la otra persona uno es simplemente “parte” de su vida. Mike tan solo quiere encontrarse a sí mismo a través de los recuerdos que atesora en su cabeza, recuerdos que junto a Scott intentará rememorar.

El relato visual de Gus Van Sant está lleno de metáforas y un exquisito trabajo del color y la composición de los planos, y es quizás eso, inclusive al mismo nivel que la trama, lo completamente valorable. Las tomas que desconciertan por sus simbolismos, la manera en que son representadas algunas escenas sexuales (de verdad me sorprendió la manera original en que solucionó presentar esto), los planos de los actores, la tensión, todo esto aporta a una atmósfera de cierto desconcierto y quizás vaguedad que logra ponernos en el lugar exacto en el que empezamos, para poder así entender el mensaje del film.

My Own Private Idaho es de lo mejor del cine independiente estadounidense de los noventa que vi hasta ahora (quizás me atrevería a ponerla al costado de la gigante Trainspotting, como referente). Lo mejor de verlo será que repasaremos un controversial material que nos enseñará por qué muchas series de hoy, como Skins y otras, funcionan y también de más o menos donde salieron. Será una de sus favoritas si gustan del cine indie de trama juvenil y existencial. (Bruno A. Comas – Cinéfiloz.com)