En The Sisters Brothers, Charlie y Eli Sisters viven en un mundo salvaje y hostil, en plena fiebre del oro. Tienen las manos manchadas de sangre: la sangre tanto de criminales como de personas inocentes. No tienen escrúpulos a la hora de matar. Es su trabajo. Charlie, el hermano pequeño, nació para matar. Eli, sin embargo, sueña con llevar una vida normal. Ambos son contratados por el Comodoro para encontrar y matar a Hermann Kermit Warm, un buscador de oro. De Oregón a California arranca una caza despiadada, un viaje iniciático que pondrá a prueba el demencial vínculo entre los dos hermanos.

Mejor Director en el Festival de Cine de Venecia 2018
Mejor Director, Fotografia y Sonido en los Premios César 2018

  • IMDb Rating: 7,0
  • RottenTomatoes: 86%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

Es curioso que con las dos ultimas películas que vi aquí me pasó lo opuesto: una me pareció poco interesante en su primera mitad y en su segunda me fascinó, mientras que con la siguiente me sucedió lo contrario. Digo que es raro porque los críticos tendemos a creer que con ver un rato de una película ya podemos más o menos saber si nos va a gustar o no. No es una ciencia, pero suele resultar. Lo que quiero decir es que no se trata de cuestiones de guión. No es que una película me empieza a gustar más o menos, en determinado momento, por estar o no de acuerdo con cuestiones estructurales o narrativas. Pero estos dos casos siento que la propia película cambia, se transforma. En The Sister Brothers, lo que aparenta ser un western cómico un tanto hipster y cool se vuelve un formidable y denso drama. Y en A Star is Born (sobre la que escribiré en breve), una vibrante y realista historia romántica se vuelve un fallido melodrama.

Empecemos por el western. El director de la célebre Un Prophéte rodó en España una película del Oeste centrada en un par de hermanos, los Sisters, que son de esos que se encargan de liquidar gente por encargo. Violentos y eficaces, se diferencian en que uno es más tranquilo y cerebral (John C. Reilly) y el otro (Joaquin Phoenix), más violento e impulsivo. The Sisters Brothers arranca en un tono liviano y “canchero”, en plan Coen/Tarantino, con los hermanos mostrando sus habilidades para masacrar sin escrúpulos y para tener, entre balacera y balacera, conversaciones un tanto fuera de época, como cuando hablan de “victimizarse” u otras cosas que seguramente no formaban parte del vocabulario de la época.

Hay otros dos personajes, que funcionan en paralelo, y son parte de la misión que ambos aceptan. Se trata de Riz Ahmed, que encarna a un hombre que descubrió una manera de extraer oro más fácilmente, y Jake Gyllenhaal, como el detective encargado de encontrarlo y entregarlo a los Hermanos “Hermanas”, quienes responden al Comodoro (Rutger Hauer). Ellos también, aunque más orgánicamente, se comunican y relacionan de una forma culta y florida. Pero mientras los primeros avanzan viviendo complicadas y absurdas aventuras, los otros deciden unirse y enfrentarlos.

Promediando The Sister Brothers, cuando todo parece seguir esta línea de violencia irónica tan vista y algo agotadora, Audiard hace atravesar a los protagonistas algunas complicadas y difíciles situaciones que cambian definitivamente el tono del relato, volviéndolo más oscuro, salvaje, denso y dramático. El humor no desaparece del todo pero las dificultades que atraviesan los personajes llevan a que la película cobre una inesperada gravedad y termine siendo potente y hasta conmovedora.

En pleno Gold Rush del siglo XIX cuando todos se desvivían por encontrar oro, estos cuatro personajes (primero, separados de a pares, y luego juntos) encuentran que esa desesperada ambición los lleva a tomar riesgos que quizás no tengan sentido, haciéndoles plantearse hasta qué punto vale la pena seguir esa loca carrera, especialmente sabiendo que la violencia que van generando volverá sobre ellos, una y otra vez, en un camino sin fin y sin retorno.

Entretenida, potente, por momentos muy violenta y finalmente grave y severa, The Sisters Brothers es un muy buen ejercicio de western hecho en España por un francés, algo que seguramente le da un tono no del todo respetuoso de los clásicos del género. Pero una vez que supera esas ganas de marcar una diferencia y se compromete verdaderamente con lo que cuenta queda claro que Audiard sabe y puede filmar un western como cualquier profesional de la vieja escuela. (Diego Lerer – MicropsiaCine.com)