Día: 8 de diciembre de 2024

  • Kneecap (Rich Peppiatt – 2024)

    Kneecap (Rich Peppiatt – 2024)

    En Irlanda hay 80.000 hablantes de irlandés, 6.000 viven en el norte y tres de ellos lo van a poner todo patas arriba cuando formen un trío de rap llamado Kneecap. Anárquicos, salvajes y dispuestos a todo para salvar su lengua materna.

    Premio del Público en la Sección NEXT en el Festival de Cine de Sundance 2024

    • IMDb Rating: 7,6
    • RottenTomatoes: 95%

    Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

     

    No se le puede negar al británico Rich Peppiatt la singularidad del proyecto con el que debuta como director de largometrajes, después de sus pinitos en el documental –One Rogue Reporter (2014)– y el cortometraje –Backseat Driver (2019)–. Kneecap es un trabajo difícilmente catalogable en un género concreto, ya que trata de ser muchas cosas a la vez y sale bien parado en casi todas ellas. Por un lado, nace como un biopic bastante poco ortodoxo sobre los miembros de la polémica banda de hip hop homónima –interpretados por ellos mismos, por cierto–, conocidos, no solo por las controvertidas letras de sus canciones, sino por haberse convertido en auténticos referentes en la lucha por proteger la lengua irlandesa, rapeando en gaélico, un dialecto que, hasta 2022, no fue reconocido como oficial en Reino Unido, a pesar de que 80000 personas aún lo hablan en Irlanda. Por otro, Peppiatt ha aprovechado para rodar su particular Trainspotting (Danny Boyle, 1996), mostrando una realidad, la de cierta juventud de su país que vive al margen de la ley, abusando de las drogas y el sexo, mientras trata de encontrar su camino en la vida. Lo hace, eso sí, con un punzante sentido del humor y una fuerte carga política impregnando su historia. La película muestra cómo fueron los casuales inicios de la banda en el mundo de la música –aunque nunca sepamos a ciencia cierta dónde acaba la realidad y comienza la ficción–, desde las primeras correrías de Naoise Ó Cairealláin y Liam Óg Ó Hannaidh, dos jóvenes de un barrio del oeste de Belfast, hasta cómo entraron en contacto con el que se convertiría en el tercer integrante del grupo, un profesor de música de una escuela de lengua irlandesa que descubre el enorme potencial de las letras escritas por los chicos.

    Kneecap no trata de romantizar la historia de sus anárquicos artistas protagonistas, ya que los presenta como unos jovenzuelos inconscientes y problemáticos, que casi siempre andaban drogados hasta las cejas, y que eran continuamente perseguidos por la policía, segura de que estaban ante unos traficantes de estupefacientes en potencia. Pero, a su manera, sí consigue que estos inadaptados terminen cayendo simpáticos al público, enseñando las circunstancias familiares con las que tuvieron que crecer. Naoise, por ejemplo, ha visto como su padre, Arlo (excelente Michael Fassbender en un rol más que secundario, pero que, sin duda, ha servido para que la cinta tenga una mayor visibilidad), un antiguo paramilitar republicano, ha tenido que hacerse pasar por muerto durante muchos años, ya que era buscado por las autoridades británicas por su vinculación con el IRA, mientras que su madre apenas sale de casa, pasándose los días deprimida y tumbada en un sofá. Por otro lado, asistimos al romance entre Liam y una joven protestante llamada Georgia, que, casualmente, es la sobrina de una detective de policía que trata de poner contra las cuerdas a los muchachos. Finalmente, tenemos la posición de JJ, el maestro que se camufla bajo un pasamontañas y el sobrenombre de DJ Próvaí para que no se relacione su carrera musical con la de docente, ya que las letras de sus canciones, cargadas de palabrotas y alusiones sexuales o a favor del consumo de drogas, podrían traerle represalias en su entorno laboral. La química entre los tres personajes es brutal, ayudado, claro está, por el hecho de que los raperos se conozcan desde hace tantos años. Hay que destacar, además, que todos salvan muy bien la papeleta en sus menesteres como actores y no solo cuando interpretan sus canciones.

    Kneecap es una obra más que estimable, que consigue un difícil equilibrio entre todos sus ingredientes, pero cuyo interés hacia la misma dependerá mucho de lo seguidores que sean los espectadores de la banda protagonista o del género que cultivan. Independientemente de ello, funciona razonablemente bien como comedia ácida e irreverente, no escatimando en escenas de alto contenido sexual o momentos que muestren el consumo de drogas de manera imprudente. Algunos momentos bizarros, como las visiones de los músicos cuando se encuentran bajo los efectos alucinógenos de las sustancias consumidas (donde, incluso, se recurre a la animación), aportan un toque de originalidad a una cinta que nunca se toma en serio a sí misma, a pesar de tocar temas sociales y políticos tan espinosos y revolucionarios. La estética y la música que acompaña a sus imágenes también son más que atractivas, pero, por encima de la forma está siempre el contenido. Y eso es lo que otorga el verdadero valor, que lo tiene, a Kneecap, su mensaje a favor de la preservación cultural. Sus criaturas luchan para que la lengua de sus tatarabuelos no caiga en el olvido, vanagloriándose de ser unos músicos irlandeses que cantan en irlandés. Siempre será bien recibida una película, por muy políticamente incorrecta que sea, que defienda la libertad de expresión y ataque a la censura con uñas y dientes. O, como el propio nombre de la banda indica, con un tiro en la rodilla. De momento, exitoso fue su paso por el Festival de Sundance, donde fue la primera película en lengua inglesa en competir, llevándose el Premio del Público NEXT, además de ser seleccionada por Irlanda para competir por el Oscar a mejor película de habla no inglesa. Razones más que suficientes para seguirle la pista a su director en futuros proyectos y a los controvertidos miembros de Kneecap, que siguen levantando ampollas con cada nuevo movimiento artístico, como esa cancelación de su participación en el último SXSW, en solidaridad por Palestina, secundada por hasta seis artistas más del evento. (José Martín León Telde – ElAntepenúltimoMohicano.com)

  • Cecil B. DeMented (John Waters – 2000)

    Cecil B. DeMented (John Waters – 2000)

    En Baltimore, el exigente director Cecil B DeMented dirige a una banda de revolucionarios del cine que secuestra a Honey Whitlock, una estrella cinematográfica madura y de mal carácter. Cecil la quiere en su nueva película independiente, un alegato antihollywoodiense. Además insiste en el celibato para que el equipo canalice toda sus energías hacia el rodaje de la película.

    • IMDb Rating: 6,3
    • RottenTomatoes: 67%

    Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

     

    Las marquesinas de los cines solo señalan lo mismo, una y otra vez, el espectador tiene pocas opciones, Star Wars o Star Trek, adaptaciones hollywoodenses de películas extranjeras, secuelas de películas no muy brillantes, maquinaciones capitalistas que dominan el panorama de nuestra sociedad moderna, ese es el contexto al que John Waters crítica, que aún 19 años más tarde solo parece volverse más y más poderoso. Cecil B DeMented describe la historia de Honey Whitlock, una actriz del A-List que durante la premiere de una de sus películas es secuestrada por los llamados terroristas del cine, cineastas guerrilleros que la obligan a estelarizar una cinta que busca la rebelión en contra del sistema actual de películas por medio de otra cinta, armados con equipo de película y sonido se encargarán de crear caos en el segundo hollywood de los Estados Unidos.

    La cinta será dirigida por Cecil B. Demented, un hombre peculiar que al igual que todo su equipo de reprimidos sexuales, son punks en el más puro sentido de la palabra. Se trata de rebelarse, y no solo en contra al cine que se produce, también en contra de los cines multiplex que comenzaron a aparecer mundialmente a mediados de los 90’s y que como podemos observar hoy, han terminado por extinguir completamente a todos los pequeños cines independientes, un sistema en el que todos, tanto exhibidores como realizadores, carecen de las mismas oportunidades que los más grandes .

    Cada uno de los miembros de esta película se han bautizado bajo el legado de algún cineasta, como Fassbinder, David Lynch, Pedro Almodóvar o Spike Lee, y bajo ellos y por ellos comienzan una guerra. Honey no está muy de acuerdo con los métodos, pero tras unas cuantas tomas, termina identificándose con el movimiento y encabezando esta pequeña revolución que comienza el terror entre los ejecutivos. El primer paso de estos liberadores es destruir un cine que proyecta la cinta estelarizada por Robin Williams, Patch Addams. La violencia se dispara en cuanto se menciona a Tarantino, quien junto a Williams representan todo lo que parece estar mal en el sistema, nombres meramente utilizados para atraer gente a las salas, sin importar la calidad de estas.

    Este grupo de salvadores encuentra apoyo entre los seguidores del cine de acción e incluso entre quienes disfrutan del cine pornográfico, quienes están dispuestos a rescatar a los creadores de condiciones deplorables, y recuperar por medio de la violencia extrema, la voz de aquellos más abajo.

    Cecil B DeMented es seria en su ridiculez y exageración, no se detiene en ningún momento en su critica a la industria cinematográfica y a la cultura del cine, que como en la mayor parte de los trabajos de Waters, demuestra una obsesión muy intensa con la cultura pop que parece despreciar demasiado. Las actuaciones de la cinta son sumamente caricaturescas, al igual que los eventos solo buscan destacar aún más los pequeños detalles que todos vemos en el cine. Las imitaciones a actores como Tom Hanks o directores como Robert Zemeckis son perfectas, e incluso logran imitar las características y estilo particular de otras películas de las que se mofa, principalmente Forrest Gump, la cual es destruida totalmente.

    El caos es acompañado por mucha música, en este caso, el metal acompaña cada escena de acción, el rap le da voz a todos ellos: una banda sonora grata de escuchar que logra exaltar el extraño surrealismo punk que la cinta ofrece. Los vestuarios y el maquillaje son una de las mejores partes de esta cinta, tan variados y distintos pero que no dejan de decirnos que es una guerra.

    Quizas a primera impresión, John Waters no parezca un punk, pero es difícil encontrar a alguien que critique tanto al resto de producciones. Lo ha hecho desde su primer obra, Pink Flamingos, donde nos presentó su musa, Divine, y con quien desafió a lo socialmente aceptado introduciendo el drag al cine, criticando la heteronormatividad, a la forma de producir medios masivos y las intenciones meramente monetarias de cientos de películas; Cecil B DeMented no es la excepción, y esta hace sumamente claras las preocupaciones de John Waters, quien realmente no odia a la cultura pop, pero si se atreve a cuestionar el valor de todo aquello que el público general suele consumir. (Ó. Alfonso DG – CineParaPromedios.com.mx)