Día: 27 de febrero de 2025

  • También la Lluvia (Icíar Bollaín – 2010)

    También la Lluvia (Icíar Bollaín – 2010)

    También la Lluvia sucede en Cochabamba, Bolivia en el año 2000. Sebastián y Costa se han propuesto hacer una película sobre Cristóbal Colón y el descubrimiento de América. Mientras que Sebastián, el director, pretende desmitificar al personaje presentándolo como un hombre ambicioso y sin escrúpulos; a Costa, el productor, sólo le importa ajustar la película al modesto presupuesto del que disponen; precisamente por eso elige Bolivia, por ser uno de los países más baratos y con mayor población indígena de Hispanoamérica. La película se rueda en Cochabamba, donde la privatización y venta del agua a una multinacional siembra entre la población un malestar tal que hará estallar la tristemente famosa Guerra Boliviana del Agua. Quinientos años después del descubrimiento de América, palos y piedras se enfrentan de nuevo al acero y la pólvora de un ejército moderno. Pero esta vez no se lucha por el oro, sino por el más imprescindible de los elementos vitales: el agua.

    Premio del Público en la Sección Panorama del Festival de Berlín 2010
    Mejor Actor de Reparto, Música Original y Diseño de Producción en los Premios Goya 2011
    Mejor Película Iberoamericana en los Premios Ariel 2010
    Mejor Actor en los Premios Forqué 201o

    • IMDb Rating: 7,4
    • RottenTomatoes: 87%

    Película (Calidad 1080p)

     

    La película También la Lluvia muestra lo que sucedió en Cochabamba en el 2000 y que fue conocido como la guerra del agua. Brevemente, la película trata sobre un director de cine y un productor: Sebastián y Costa, respectivamente, quienes viajan a Bolivia para rodar allí una película sobre el descubrimiento de América; y pretende mostrar la brutalidad con la que se llevó adelante la conquista.

    Ahora bien, esta filmación se encuentra con un problema ya que, en el mismo lugar en el cual se lleva a cabo la grabación, estalla lo que se llamó “La guerra del agua”. Este conflicto surgió a fines de 1999 cuando el entonces presidente de Bolivia Hugo Banzer firma un contrato con una multinacional que privatiza el servicio de agua en Cochabamba. Esta privatización no solo aumentó el precio un 50%, sino que también, por la sanción de la ley 2029, se le daba el monopolio de este recurso a la empresa Aguas del Tunari. Lo que significaba que el agua de las comunidades también sería propiedad de la empresa y, asimismo, las comunidades deberían pagar por las conexiones de agua que “Aguas del Tunari” les proveería luego de sancionada la ley. Todo esto generó protestas que fueron fuertemente reprimidas por el gobierno y tuvieron como resultado un muerto y más de ciento cincuenta heridos. Finalmente, el gobierno de Bolivia le rescindió el contrato a la empresa.

    En También la Lluvia tenemos, en principio, dos niveles: lo que sucede en la película que filman Sebastián y Costa y lo que sucede en Cochabamba mientras ellos filman. Esta particularidad intenta trazar entonces un paralelo entre la violencia con la que se llevó adelante la conquista y el saqueo de los recursos –fundamentalmente del oro– por parte de los españoles con la forma en que las empresas multinacionales se enriquecían a través de la privatización de los recursos naturales. Lo interesante también es que este paralelo es trazado a través del personaje de Daniel, un joven que es seleccionado en el casting de la película para desempeñar el rol de un indio que lidera la resistencia; y es el mismo Daniel quien dirige la resistencia de los campesinos ante la empresa que ha privatizado el servicio del agua. Esa situación les genera un conflicto a Sebastián y a Costa, ya que, para ellos, la actividad en las manifestaciones que son fuertemente reprimidas pone en peligro la integridad de Daniel y de la película.

    El problema entonces es la continuidad del rodaje y los problemas económicos que eso le ocasiona a Costa y a Sebastián. Además, hay un detalle que no es menor: la financiación de la película proviene de capitales norteamericanos que, frente al inminente conflicto social, quieren dejar la inversión. Podemos pensar que la película ubica a Costa y a Sebastián como los nuevos opresores económicos. El colonizador no ha cambiado del todo, ahora aparece en forma de capitales extranjeros. La cuestión de los recursos para filmar la película aparece desde el comienzo. Sebastián, el más joven, aparece como un idealista y se preocupa por el conflicto que está por desatarse; mientras que Costa, desde el principio, marca su interés económico. En una de las primeras escenas, una joven que hace un documental sobre la película le pregunta por qué filmarla en Bolivia y no en Centro América, que es efectivamente donde llego Colón. Costa responde que es justamente por una cuestión de costos –¿coincidencia?– y señala que en Cochabamba hay muchos extras y mano de obra barata y que por eso han decidido filmarla allí.

    Otro punto interesante que se plantea en También la Lluvia tiene que ver con la mirada hacia los directores, quienes intentan mostrar una crítica al modo en el cual los españoles saquearon violentamente las poblaciones originarias, pero no pueden ver más allá de ello. No pueden volver la crítica hacia su propio accionar frente al conflicto que los rodea. Se presenta, entonces, una pregunta que tiene que ver con el valor de la representación de la realidad: ¿El solo gesto de narrar un hecho de opresión es suficiente para poner en cuestión las condiciones que generaron ese hecho? Parecería que no, ya que el interés de ambos es que Daniel deje de participar en las protestas por la continuidad de su proyecto. La diferencia entre Daniel y el personaje que le toca interpretar en la película de Costa y Sebastián tiene que ver con que él no se doblega: cuando le ofrecen cinco mil dólares para que se mantuviera alejado de las manifestaciones hasta que se terminase de filmar la película, Daniel acepta el dinero, pero no obedece la directiva de Costa.

    Finalmente la tensión social avanza y se hace más difícil sostener la situación. Se produce una represión muy violenta por parte del Estado, lo que ocasiona que los actores abandonen el país porque temen por su seguridad. El único que se involucra en el conflicto e interviene para ayudar a la familia de Daniel es Costa, quien se separa del grupo de filmación. Este personaje en los últimos minutos de la película atraviesa un cambio y va a buscar a la hija de Daniel, que ha sido herida en la manifestación. Podría pensarse entonces que sí, que hay un valor en el gesto de representar la opresión, pero vale aclarar que el acercamiento de Costa y Daniel es en términos personales; no, en términos políticos. La ayuda de Costa no pone en cuestión cierto orden establecido, no apunta a hacer tambalear el orden colonial sobre el cual está basada la lucha por el agua. La ayuda de Costa es personal y además por medio de aquello que él parece tener siempre como principal preocupación: el dinero.

    También la Lluvia permite pensar en las relaciones coloniales que siguen existiendo en la actualidad desde distintos puntos o niveles. Y creemos que esto tiene que ver con la estructura de la película: el ser una película dentro de otra película. Este procedimiento permite también hacer una reflexión sobre el modo de hacer la película de Costa y de Sebastián. Allí lo que podemos ver es la distancia entre aquella opresión que pretenden mostrar y aquella que sucede a su alrededor y que ellos mismos no pueden ver como tal. Para Costa y Sebastián, mostrar la opresión ocurrida en la conquista parecería ser un acto revolucionario en sí mismo, pero no lo es tanto, porque los llamados telefónicos que Costa recibe varias veces a lo largo de la película muestran que los capitales norteamericanos con sus intereses incluidos están ahí, condicionando la producción de la película. Por otro lado, está la guerra del agua, que los protagonistas parecen no ver, como una forma más de opresión de los capitales extranjeros sobre el suelo Latinoamericano, similar al que quieren mostrar y criticar. Los obstáculos para la realización de la película no son solo la guerra del agua o la tensión que está constantemente en el ambiente. No es tampoco la rebeldía de Daniel ni el que los actores y el equipo teman por sus vidas cuando se desata la violencia. Parece que la imposibilidad de hacer la película, el verdadero obstáculo, tiene que ver con la imposibilidad de ver realmente el “otro”, de construir un relato sobre el otro. Y este relato sobre el otro incluye también su lucha. Ese otro que ahora representa su resistencia de algún modo ha cambiado, y a la vez no. Esto aparece claro en un momento en el cual un grupo de mujeres se niega a actuar una escena en la que tienen que ahogar a sus bebés. Si bien Sebastián les explica que lo que van a sumergir en el agua son muñecos y no a los niños, las mujeres se niegan y se van. Hay ahí una imposibilidad para Sebastián y para los realizadores de la película de construir un relato sobre el otro que salga de su idea preconcebida: el continuum que hay entre los sujetos que fueron colonizados y los pobladores de Cochabamba en el año 2000.

    También la Lluvia tiene un final abierto: la soledad de Sebastián, y el acercamiento de Costa y Daniel justo con la promesa del primero de seguir ayudando económicamente a la hija del segundo. No logramos saber si realmente lo vivido en Cochabamba modifica a los personajes, a sus convicciones (Mariana Fernández Talavera – AndénDigital.com.ar)

  • La Nuit se Traîne (Michiel Blanchart – 2024)

    La Nuit se Traîne (Michiel Blanchart – 2024)

    En La Nuit se Traîne es una noche como todas las demás para Mady, estudiante de día, cerrajero de noche. Pero Claire, la enigmática joven a la que ayuda esa noche, no es quien dice ser. Mady sólo tiene una noche para demostrar su inocencia en una ciudad convulsa.

    • IMDb Rating: 6,8
    • RottenTomatoes: 79%

    Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

     

    Por paradójico que pueda parecer, quizá uno de los mecanismos del thriller actual desde los que evitar la constante repetición de lugares comunes y estilemas, los códigos de una acción cada vez más volcada en la autoconsciencia y lo meta, y la consecución de personajes a cada cual más plano y al servicio del artefacto en sí, resida en hacerlo estallar todo por los aires (metafóricamente hablando, se entiende), planteando retos inverosímiles a la par que adrenalínicos y haciendo derruir cualquier concepción lógica que nos vuelva a remitir al género controlado (cuando no por los tics, por su convencimiento en el dispositivo) y acomodado (por esa propensión de volver sobre los mismos pasos) de siempre.

    En efecto, si uno analiza con frialdad una obra como La Nuit se Traîne —título mucho más sinuoso y potente que su traslación al inglés como Night Call— es posible que encuentre, entre todas sus decisiones de guión que van haciendo avanzar este thriller urbano tan poderoso como (las veces) inverosímil, momentos que apelan más al espíritu festivo, a un todo por el todo que mayormente funciona como un tiro, que a una consecución lógica de aquello que plantea el cineasta belga (y apunten bien este nombre) Michiel Blanchart —quien con su cortometraje Estás muerta, Helene se llevó loas y una numerosa cantidad de premios, entre ellos el Méliès de Oro en Sitges—. Sí, puede (también) que lejos de esos instantes salvajes, más cercanos a una celebración del género que otra cosa, se hallen tantos otros donde se antoja difícil comprender más que las decisiones, las motivaciones de algunos de sus personajes, pero es tan cierto como que todo ello la aleja del mecanismo premeditado y esperado, logrando un torrente desde el que conducir cada idea, por desesperada que sea (tal y como lo resulta también la situación del protagonista), al cauce adecuado.

    Es por tanto La Nuit se Traîne, debut de Blanchart, una de esas obras ante las que llega a ser necesario realizar concesiones, pero que al mismo tiempo captan con fiereza el espíritu de esas sesiones de medianoche, alzándose en mitad de una espiral de locura quizá alejada de lo que determina el contexto en sí, pero al fin y al cabo definitoria; y es que como comentaba, estamos ante un thriller urbano que incluso llega a contener apuntes sociales —que, dicho sea de paso, el realizador aprovecha en la huida desesperada de Mady, ese cerrajero que será parte de una encerrona, buscando a contrarreloj una solución que quizá llega del modo más común posible, para que no todo sea una continua fuga al vacío—, en el que todo aquello que delinea el cineasta no son sino personajes de carne y hueso, con sus preocupaciones y problemas propios, arrojados sin embargo a una vorágine improbable dispuesta frente a una situación límite.

    Si en algo hay que incidir, no obstante, más allá de ese salto de fe presente en un título que se deja llevar por la fuerza arrolladora de sus ‹set pieces›, es en el manejo que realiza Blanchart de cada escenario, urbano o no, privilegiando así las virtudes de una puesta en escena que encuentra refuerzo en el portentoso trabajo visual realizado por Sylvestre Vannoorenberghe, así como en un diseño de sonido y una banda sonora de la mano de Tepr (seudónimo del músico francés Tanguy Destable), donde los sonidos electrónicos entroncan a la perfección con esos interminables confines nocturnos perseguidos por la cámara.

    La Nuit se Traîne se dispone así como una pieza que fluye impecablemente mediante una narración sólida y orgánica, que otorga si cabe un punto más de convencimiento a una obra que no se mueve a través sus estímulos, y que funciona como un todo. Quizá ahí reside la gran capacidad de un film que, pese a encontrar escollos donde su credibilidad puede ser puesta en entredicho, siempre halla los mecanismos precisos para avanzar, ya sea por la energía que desprenden sus secuencias, por la convicción de un elenco decidido —ojo al papel de villano reservado a un gran Romain Duris— o por la absoluta devoción que muestra Blanchiart en torno a un género que basta con que se libere de todo prejuicio para disponer uno de esos ejercicios ante los que se antoja imposible no quedarse pegado a la butaca y disfrutar. (Ruben Collazos – CineMaldito.com)