En Avril et le Monde Truqué, la acción nos lleva a un París alternativo gobernado por Napoleón VI, en el que la joven April y su gato Darwin intentan encontrar a su familia, secuestrada hace diez años en el marco de una extraordinaria conspiración.

Mejor Película en el Festival de Annecy 2015

  • IMDb Rating: 7,4
  • RottenTomatoes: 98%

Película / Subtítulos

Una heroína solitaria, frescos de una París industrial, un comisario un tanto idiota y muy obstinado y eruditos locos embarcados todos ellos en una aventura ecolo-pacifista apoyada en la tergiversación de acontecimientos históricos … No cabe duda, estamos en el universo de Tardi. Precisamente, Avril et le Monde Truqué es una creación original de la casa Je Suis Bien Content dirigida por Franck Ekinci y Christian Desmares y cuya concepción gráfica se ha confiado a Tardi. La cinta nos sumerge en un mundo imaginario donde la segunda revolución industrial, la de la electricidad, jamás tuvo lugar. ¿Por qué? Los científicos más talentosos desaparecieron misteriosamente a partir de 1870, año que marca la muerte de Napoleón III en la explosión de un laboratorio donde se llevaba a cabo un experimento para crear suero vital. Estamos ante una guerra mundial por la energía. En ese mundo bloqueado en la edad del vapor, los científicos que «quedan», los menos talentosos, son contratados por los Estados para ayudarles en la investigación militar. En una París gris y metálica, Avril (a la que presta voz Marion Cotillard) prosigue clandestinamente los trabajos familiares sobre el suero vital. Al intentar resucitar a su gato, Darwin (al que interpreta un Philippe Katerine muy inspirado), atraerá la atención y las preocupaciones y, así, dará comienzo una aventura tan angustiosa como burlesca.

El «mundo trucado» se imagina con minuciosidad y talento. Todo encaja en este universo negro, ya conocido por los fans de Tardi, y que tan propio resulta en el cine de ciencia ficción. No hay campo, no hay una mínima porción de aire respirable. Los decorados y la luz de la película son todo un éxito en el film y cuando el avión de Avril sobrevuela el mar, en el único momento de calma, apreciamos aún más la belleza del cuadro. El espectador también se deleita con cada detalle sobre la historia imaginada. Todo resulta tan plausible que dan ganas de saber más sobre la Francia de Napoleón V, aunque no de vivir en ella, ciertamente.

La animación, por su parte, añade algo aún más malicioso a la obra de Tardi. Si Avril es Adèle Blanc-Sec, el comisario Pizzani es el inspector Caponi o Posper (llamado «Pops») es el profesor Ménard: todos tienen expresiones muy cercanas al manga. Parece que incluso reconocemos a Miyazaki en la persecución por los tejados con los bobalicones policías napoleónicos. El humor de los personajes y el tono son dignos de referencias de este estilo, de hecho. La película no toma al espectador por un niño y menos aún por un ingenuo. Cada escena cuenta con su pequeña réplica bien colocada, o su caída hábilmente sonorizada.

El «malo» responsabie de las desapariciones ejerce su rol de manera impecable: grillado pero eficaz. Avril et le Monde Truqué es una aventura a lo Julio Verne, una fábula universal y moderna, con una moralina amable y un delicioso toque hippie.