En Hatching, una joven gimnasta que intenta desesperadamente complacer a su exigente madre, descubre un extraño huevo. Ella lo esconde y lo mantiene caliente, pero cuando sale del cascarón, lo que emerge los sorprende a todos.

  • IMDb Rating: 6,5
  • RottenTomatoes: 91%

Película / Subtítulo (Calidad 1080p)

 

La película finlandesa Hatching ha sido uno de los eventos más impactantes que ha ofrecido el Festival de Sundance y la debutante Hanna Bergholm apunta a convertirse en una de las revelaciones de la temporada en cuanto al cine de género. Debido a las peculiares características del filme tengo que advertir a los que aún no han podido verlo que habrá numerosos spoilers en esta reseña, ya que considero es la única manera de analizarlo, de hecho, la propia directora destripó por completo el argumento durante su presentación antes de la proyección de la película en Sundance, así que a ella no debe importarle demasiado.

La historia nos sumerge en la vida aparentemente perfecta de una familia finlandesa de clase media-alta. Sin embargo, el cartel de la película con reminiscencias al cine de Yorgos Lanthimos ya deja entrever que no todo es cómo aparenta a simple vista. La pequeña Tinja (impresionante Siiri Solalinna) es una gimnasta sometida a la exigencia perfeccionista de una madre que quiere convertirla en la mejor y no soporta que cometa errores durante sus ejercicios en las barras asimétricas. La mujer tiene un vídeo-blog llamado «Lovely Everyday Life» donde incide en la idea de reflejar esa vida familiar perfecta a los demás. Pero los amantes del cine de David Lynch ya sabemos que las estampas bucólicas de un vecindario bien avenido también pueden ocultar una oreja cercenada medio enterrada en el jardín como verdadera analogía de una putrefacción moral incipiente.

Y ahora empieza lo bueno. La niña descubre un día el huevo de un cuervo al que la madre había roto el pescuezo tras entrar en la casa y destrozar algunos utensilios durante el vuelo. Tinja decide llevárselo a su habitación y mantenerlo caliente en el interior de un oso de peluche. Cuando el huevo eclosiona emerge un ser monstruoso que se alimenta del vómito de la niña y que, poco a poco, va transformándose en un doppelgänger de ella acometiendo algunos actos atroces para intentar ayudarla.

Hatching se convierte, entonces, en un extraño híbrido que combina la habitual frialdad de la narrativa nórdica en su retrato familiar y de aprendizaje pre-adolescente con elementos de terror que van mucho más allá de lo simplemente metafórico con la aparición en pantalla de un monstruo-pájaro cronenbergiano y multitud de referencias a los relatos de género clásicos. Por ejemplo, la kafkiana transformación que se produce del yo oscuro de la niña protagonista es muy similar al origen que tiene cualquier relato sobre licántropos o vampiros en los que se despierta la bestia interior. Al igual que en esa dualidad de la personalidad escindida de la protagonista se encuentra una mirada-espejo en la novela de Robert Louis Stevenson «El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde». Por tanto, su acercamiento al género resulta cuanto menos curioso, ya que se mueve desde lo jocoso que se deriva de la pura Serie B lúdica hasta lo trascendental del denominado «terror elevado».

Sin embargo, Hanna Bergholm, utiliza ese terror como parte de la cotidianidad familiar y prefiere centrarse en la historia de coming of age de la niña, en la dependencia existente en el vínculo maternofilial (también se crea algo parecido entre Tinja y su alter ego Alli) o en satirizar la búsqueda de la perfección que existe en la competitiva sociedad actual. Aún partiendo de algunas ideas bastante extravagantes, el mayor problema que podemos hallar en la película es la enorme previsibilidad de todo lo que sucede. Resulta paradójico, pero más allá de algunas imágenes desagradables e impactantes, el guion es muy convencional, tanto en la evolución de la historia como en el destino que tendrán algunos personajes. Nos la sabemos de memoria y es muy fácil ir adelantándose a los acontecimientos tras ese primer giro sorpresa, lo que puede decepcionar a algunos espectadores.

Por tanto, se desperdicia una premisa sugerente y perturbadora para conseguir un filme de terror único, aunque en nuestra retina quedarán grabados momentos puntuales donde también es importante el uso del sonido para alcanzar la atmósfera adecuada. Hatching es una entretenida y repulsiva incursión en las contradicciones de los vínculos familiares como elementos transformadores de nuestra personalidad futura, la pérdida de la inocencia y la eclosión del mal inherente a la naturaleza humana. (Daniel Farriol – NoEsCineTodoLoQueReluce.com)