Invisible narra la vida de Ely, que tiene 17 años. Va al colegio por la mañana y trabaja unas horas por la tarde, en una veterinaria. Cuando se entera que está embarazada su mundo interior estalla aunque por fuera se empeñe en mantener su rutina como si nada ocurriera. Ely tiene miedo, está angustiada, sabe que cualquier decisión que tome no tiene vuelta atrás.

Mejor Guión en el Festival de Cine de La Habana 2017

  • IMDb Rating: 6,2
  • RottenTomatoes: 83%

Película (Calidad 1080p)

 

Seis años después de su opera prima, Las Acacias –ganadora de la Cámara de Oro de Cannes 2011, uno de los premios más importantes ganados por el cine argentino en su historia–, Giorgelli regresa con un filme que tiene algunos puntos de contacto con aquel pero que, en otros, se aleja notoriamente. En ambos casos, lo primero que llama la atención es su minimalismo y rigurosidad para estructurar sus historias. Invisible es, prácticamente, el retrato de una sola persona a lo largo de unos días en su vida. Una chica parca, de pocas palabras y que parece expresarse a través de su nervioso, constante movimiento.

Ely (un consagratorio trabajo de Mora Arenillas) es una adolescente bastante solitaria que vive con su madre (Mara Bestelli), quien sufre algún tipo de depresión. Su vida consiste en ir a la escuela y trabajar en una veterinaria, donde suele tener sexo con el hijo del dueño del local (Diego Cremonesi), un hombre casado. Pero tampoco parece demasiado entusiasmada con esa relación. Hasta que un día descubre que está embarazada de él y, junto a su única amiga del colegio, empieza a buscar formas de abortar, sin contarle a nadie de su situación. Esa decisión la llevará a meterse en complicaciones y a enfrentar las dificultades que van surgiendo sin ayuda de nadie.

Giorgelli estructura la película como un seguimiento personalizado a la protagonista. Invisible se mueve y vibra con ella, eligiendo una estética casi documental para muchos de sus pasajes. Gran parte de la película transcurre en monoblocs de la Boca y Barracas, lo que le da al filme por momentos una estética cercana a la de cierto cine rumano, que se caracteriza por esa clase de retratos y escenarios. Pero también se podría pensar en los hermanos Dardenne como otro punto de referencia.

Invisible no es, estrictamente, una “película sobre el aborto”. En algún punto, el embarazo de Ely es una más de las dificultades/crisis que atraviesa en su vida. La soledad, la angustia, la difícil relación con su madre y la ausencia de figura paterna son otros elementos importantes para Giorgelli a la hora de construir a su protagonista, cuya “invisibilidad” (ese andar por el mundo sin que tu vida parezca importarle a nadie) el embarazo podría poner en conflicto. En ese sentido, el guión de Giorgelli y María Laura Gargarella apuesta más por los silencios que por los diálogos, por hacer que ese ruido de fondo y conversaciones en apariencia banales digan mucho más que las palabras.

Ely, finalmente, lo que busca es encontrarle un cierto sentido a su vida y quizás termine haciéndolo en un mundo que no parece tener lugar para ella. Su constante cara de preocupación, de aburrimiento o, a veces, de impotencia, revelan una adolescente que se define por sutiles detalles. Y Arenillas encuentra siempre el gesto o la expresión adecuada para transmitir esas sensaciones sin jamás subrayarlas, construyendo el personaje desde adentro, desde sus pequeños y cotidianos desgarros y abandonos. Una actuación extraordinaria en una película intensa, humana y más compleja de lo que parece. (Diego Lerer – MicropsiaCine.com)