En Kikujiro Masao es un niño de nueve años al que le toca pasar las vacaciones de verano con su abuela; así que se acabaron los partidos de fútbol, ya que todos sus amigos se han marchado a la playa. El aburrimiento de Masao es tal que se le ocurre la idea de buscar a su madre, a la que nunca ha visto. Con muy poco dinero y con una fotografía y una dirección como únicas referencias, el plan parece condenado al fracaso. Una amiga de su abuela propone que su marido acompañe a Masao. El problema es que Kikujiro, un antiguo yakuza, no parece la compañía más recomendable para un niño.

Premio de la Crítica y Mejor Actor en el Festival de Valladolid 1999

  • IMDb Rating: 7,7
  • RottenTomatoes: 92%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

Kikujiro es una road-movie introspectiva que de primeras cuenta con una pareja protagonista absolutamente dispar. La premisa de tener a un ex Yakuza mal hablado, sin ningún tipo de pudor o complejo, cuidando de un crío tímido y que ha sufrido, ya es de por sí prometedora. La película, al menos en su primera parte, es una sucesión de gags, anécdotas tiernas, divertidas, y algo surrealistas en las que descubrimos que Kikujiro, a pesar de su poco honorable pasado, su facilidad para el insulto y su cara dura, es posiblemente mucho mejor persona de lo que él mismo cree.

Esta dualidad es el eje central de la película y Takeshi Kitano logra dar vida a un personaje con el que inevitablemente te encariñas, justo al mismo ritmo que Kikujiro se va encariñando con el chico. Posiblemente en su juventud fue un yakuza de poca monta, aunque en la película no se muestra nada del pasado de Kikujiro, el cual se sobreentiende por el tatuaje que luce en su espalda y sus ya mencionadas maneras. Por otra parte Masao, muy poco a poco, va saliendo de su timidez a medida que se acostumbra a las hilarantes ocurrencias de Kikujiro, y es más que probable que ambos estén pasando algunos de los mejores días de sus vidas, a pesar de las dificultades del viaje. Podría decirse que “el que tuvo retuvo” ya que todos los líos es los que se meten están propiciados por los “dejes” de yakuza de Kikujiro.

La segunda parte de la película tiene un aroma ligeramente diferente. El tono de comedia se vuelve algo más agridulce e incluso onírico, con referencias al teatro Kabuki de por medio. Incluso en un momento dado parece que estamos viendo a Kitano caracterizado como su mítico personaje de Takeshi´s Castle (Humor Amarillo en España). Sin embargo, la esencia de la película se mantiene en todo momento y Kitano logra rematar su obra de manera natural, entrañable y satisfactoria. Al igual que toda buena road movie los protagonistas no solo han hecho un viaje físico o geográfico, sino que también han hecho un viaje emocional, de autoconocimiento y de aprendizaje.

Un aspecto realmente notable de la película son los personajes secundarios, igualmente divertidos y con los que enseguida se empatiza, como la mujer de Kikujiro, interpretada por Kayoko Kishimoto, que a pesar de su breve aparición compone otro personaje entrañable pero también con carácter, posiblemente la única persona capaz de meter a Kikujiro en cintura. Por supuesto, tampoco se puede olvidar a los inclasificables y simpáticos moteros y el frutero, quienes llevan buena parte de la carga cómica en la segunda parte de la película, llegando incluso a rozar el surrealismo. Todo esto da la sensación de que alrededor de Masao se junta una especie de comparsa cómica que, visto lo que sucede en la primera parte del viaje, tiene todo el sentido del mundo, y que hace que la película sea aún más emotiva y divertida a partes iguales.

A nivel técnico Kikujiro tiene una estética muy marcada y que a la vez es habitual del cine de Kitano. Gran parte de la película se desarrolla en exteriores. Kitano opta por un ritmo narrativo lento, con planos fijos, largos y pausados, con una estética muy cuidada. Este ritmo no perjudica en absoluto a la película, y lejos de hacerla aburrida su cuidada y bonita estética realza aún más los valores de la misma. También se muestra una paleta de colores muy determinada, que acompañan al tono veraniego, como blancos, verdes y azulados.

En cuanto a la música tenemos al conocidísimo compositor Joe Hisaishi, habitual colaborador de Hayao Miyazaki. En esta ocasión Hisaishi aporta una pieza titulada Summer, y que suena durante bastantes momentos a lo largo de la película. Se trata de una melodía preciosa de corte clásico con un tono melancólico, bucólico y algo esperanzador que le sienta como un guante a la cinta. Una canción tremendamente pegadiza y bonita, marca de la casa del autor.

Mediatres Estudio ha editado la película tanto en DVD como en Blu-ray. La edición en blu se presenta en formato digipack. Se trata de una edición restaurada en alta definición con audios en castellano y japonés en 5.1 DTS y subtítulos en castellano. Incluye además el documental Jam Session, un making of de la película de más de 90 minutos en el que somos testigos de primera mano de cómo se rodaron muchas de las escenas de la película.

También se incluye un libreto que contiene un texto exclusivo escrito por Mike Hostench, subdirector del Festival de Sitges. En el se aporta multitud de información interesantísima y muy bien explicada tanto de la película como de la carrera de Kitano. Podría considerarse una reseña como tal y es un aporte de gran valor para esta edición

Takeshi Kitano (Tokio,1947) es una leyenda viva ya no solo del cine japonés, si no de la industria del entretenimiento en el país nipón en general. Con casi 20 películas como director y casi 70 como actor, además de guionista y editor, también es pintor y poeta.

Kitano se hizo conocido en los años 80 al formar el dúo cómico Two Beat junto con Kiyoshi Kaneko (quien por cierto tiene un pequeño papel en esta película) cosechando un enorme éxito. Para nosotros, aunque en ese momento no fuéramos conscientes, Kitano irrumpió en las casas de media España a principios de los 90, ya que la recién estrenada Tele 5 emitió con gran éxito el programa-concurso Takeshi´s Castle AKA Humor Amarillo, programa de culto hoy en día en el cual Kitano ejercía de Daimio (señor feudal) malévolo que ponía en serios apuros a los incautos concursantes.

Su estreno como director vino con la película Violent Cop (1989), con la cual pasó de interpretar papeles cómicos a sus tan característicos papeles de corte más violento. A esta película le seguirían otras como Boiling Point (1990), Sonatine (1993) o su primera incursión en Hollywood con Johnny Mnemonic (1995) junto a Keanu Reeves.

Poco después, en 1997, Kitano logra por fin el reconocimiento internacional con Hana-Bi logrando multitud de premios a nivel internacional. Precisamente la película que nos ocupa llegó poco después, en 1999. Con Kikujiro Kitano quiso dejar a un lado los papeles duros que le caracterizaban para componer a un personaje totalmente opuesto a la par que cautivador.

En 2000 llega su segunda incursión en Hollywood con Brother, regresando a su clásico rol de Yakuza. El mismo año también interviene en la conocidísima adaptación al cine del manga Battle Royale. En 2002 escribe y dirige Dolls, una de sus obras más personales, en la que no participa como actor. A pesar de ello y gracias en parte a un excelente apartado artístico esta película es considerada por muchos como su obra maestra.

En 2003 vuelve a repetir un tremendo éxito con Zatoichi, un remake de una famosísima serie japonesa en la que interpreta a un samurai ciego. También cabe destacar la trilogía Outrage, su participación en While the Women Are Sleeping (2016) que adapta una obra del escritor español Javier Marías y más recientemente su interpretación de Aramaki en el live action de Ghost in the Shell (2017).

Con este currículum, entre otras muchas participaciones, el cual sigue ampliándose a día de hoy, no cabe duda de que estamos frente a una de las figuras más relevantes de la historia del cine japonés. En 2016 el gobierno francés le otorgó la Legión de Honor (Ordre national de la Légion d’Honneur), la más alta condecoración francesa al mérito militar y civil. y cuarta distinción más alta de la orden, por haber “transformado las reglas del arte, la televisión, el cine, la literatura, y haber dejado huella en el arte contemporáneo”.

Kikujiro es una película que merece absolutamente la pena ver. Divertida, emotiva y filmada con mucho gusto y detalle. Es una de esas películas que dejan poso y que se recuerdan con una sonrisa, que dan ganas de revisionar. Kitano ha creado a un personaje entrañable a más no poder y que deja huella. (CooperLynch – RamenParaDos.com)