En Laissez Bronzer les Cadavres!, Luce, una pintora excéntrica de unos 50 años, se va a su pequeño caserío aislado, en ruinas, en el sur de Francia, junto con Max Bernier, un antiguo amante, escritor y alcohólico; Brisorgueil, su amante actual, abogado; y tres amigos de este que no conocía todavía: Rhino, Gros y Alex. Tras haber hecho la compra en la ciudad, estos tres últimos asaltan un furgón blindado y se hacen con 250 kilos de oro. Vuelven enseguida a casa de Luce, con la idea de esconderse allí tranquilamente hasta el final del verano, pero algunos sucesos van a obstruir sus planes y el caserío se va a convertir en un campo de batalla durante un día largo y muy agitado que vamos a seguir prácticamente minuto a minuto.

  • IMDb Rating: 6,2
  • RottenTomatoes: 75%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

El Mediterráneo en verano: un mar azul, un sol de plomo… y 250 kilos de oro robados por Rhino y su banda. Han encontrado la madriguera ideal: un pueblo abandonado, apartado de todo, invertido por un artista al que le falta inspiración. Sin embargo, algunos invitados sorpresa y dos policías pondrán en jaque su plan: este lugar paradisíaco, antiguo teatro de orgías y encuentros salvajes, va a transformarse en todo un campo de batalla despiadado y alucinante.

Hélène Cattet y Bruno Forzani se han labrado con el paso de sus películas una sólida reputación internacional entre el público del cine de género. Amer y después L’étrange Couleur des Larmes de ton Corps, rindieron un homenaje erudito y virtuoso al cine de terror característico de Mario Bava y Dario Argento, nacido en la Italia de los años 70. Mientras que sus dos primeros largometrajes exploraban las alambicadas psiques de sus protagonistas, Laissez Bronzer les Cadavres!, proyectada en la Piazza Grande de Locarno, presenta una narración más frontal. De hecho, no podía ser más sencilla: un puñado de lingotes de oro suscita la codicia de todo un grupo de artistas, hombres de ley y malhechores de toda calaña. En la sombra, la policía acecha: no hay que permitir que el botín desaparezca bajo el sol de Córcega. Aderecen el conjunto con algunas notas de Ennio Morricone al alba, misteriosas reminiscencias orgiásticas y algunos invitados sorpresa (la mujer, el bebé y la niñera) y agiten. La cinta es una adaptación de la novela homónima de Jean-Patrick Manchette y Jean-Pierre Bastid, publicada en la colección de Série Noire en 1971.

Cattet y Forzani salen así del camino hollado y se dan el lujo de hacer una persecución siguiendo el manual, con carreteras de montaña sinuosas y una vieja furgoneta. Se divierten con los códigos, difuminan géneros y se permiten desvíos, amalgamas y zarandeos. Sumergen policías y ladrones en un estado de sitio, un clásico de la gran pantalla, e inundan todo con una salsa de terror psicodélico. Se nota su gozo de chicos malos cinéfilos cuando sacan a relucir las drogas, el cuero, las motos y las conversaciones críptico-absurdas entre malhechores drogados.

Los cineastas orquestan en Laissez Bronzer les Cadavres! una increíble sinfonía sensorial, los hallazgos sonoros y visuales llueven como los casquillos de las balas sobre las piedras que calienta el sol de Córcega y la banda sonora magnifica su fetichismo por el cuero, la ropa y los cilindros. Las escenas de antología se suceden, aunque destaca una escena alrededor de una mesa magistralmente puesta en escena, en la que el tono va subiendo entre Elina Löwensohn y Bernie Bonvoisin.

El casting es a imagen y semejanza de esta galaxia heterogénea. Vemos, en efecto, a una Elina Löwensohn alucinada y alucinante, que dirige con mano de hierro su grupo sobrecargado de testosterona. Frente a ella, vemos toda una colección de rostros arrugados: Bernie Bonvoisin, visto recientemente en Sonar, Marc Barbé, Hervé Sognes, Pierre Nisse, Stéphane Ferrara y Michelangelo Marchese. (Aurore Engelen – CinEuropa.org)