En Memoir of a Snail Grace Pudel es una solitaria e inadaptada niña aficionada a coleccionar figuras decorativas de caracoles y con un amor profundo por las novelas románticas. La muerte de su padre cuando tan solo es una niña, la lleva a separarse de su hermano mellizo Gilbert, hecho que la aboca a una espiral de ansiedad y angustia. Sin embargo, la esperanza vuelve a su vida cuando conoce a una excéntrica anciana llena de determinación y amor por la vida llamada Pinky, con la que entablará una larga amistad que le cambiará la vida para siempre.
Mejor Largometraje de Animación en el Festival de Sitges 2024
Cristal al Mejor largometraje en el Festival de Annecy 2024
Mejor Película en el BFI London Film Festival 2024
- IMDb Rating: 8,0
- RottenTomatoes: 94%
Película / Subtítulos (Calidad 1080p)
Adam Elliot, el aclamado cineasta australiano que sorprendió en 2009 con su Mary and Max, está a punto de ganarse el apodo de ‘el maestro del stop-motion’ ahora que estrena su segundo largometraje, Memoir of a Snail. Esta nueva película, también en stop-motion, se presenta en la 72 edición del Festival de San Sebastián dentro de la sección Perlak. Un nombre, el de la sección, que le sienta como anillo al dedo, pues la película es, sin duda, una auténtica joya.
Ambientada en la Australia de los años setenta, Memoir of a Snail sigue a Grace, una niña cuya vida está marcada por la tragedia. Tras la muerte de sus padres, ella y su hermano gemelo, Gilbert, son separados y enviados a extremos opuestos del continente australiano. En medio de esta soledad y tristeza, Grace encuentra consuelo coleccionando adornos de caracoles y en su amistad con una anciana llamada Pinky.
A través de su particular técnica de clay-mation, el australiano reivindica el stop-motion como un medio tan efectivo y relevante como el CGI y demuestra por qué este estilo de animación, el más longevo de la historia del cine animado, merece seguir vivo – y con tributo a este estilo incluido en la película. Un método, eso sí, que exige una paciencia casi sobrehumana y un elevado coste — como lo ilustra la impresionante cifra de 4,7 millones de dólares que ha supuesto la secuencia inicial de la película de sus créditos iniciales en la que la cámara se desplaza sobre el montón del atrezo. No obstante, es un estilo de animación que ha experimentado un notable resurgimiento en los últimos años con títulos como Pinocho de Guillermo del Toro, Wendell & Wild, de Henry Selick, y Marcel the Shell with Shoes On, de Dean Fleischer Camp. Y es que, Memoir of a Snail no podría ser concebida en otro estilo de animación: el stop-motion es su esencia.
Estéticamente, la nueva película de Elliot comparte la distintiva paleta de colores y el diseño de personajes que caracterizan a Mary and Max. Una historia que, una vez más, se cuenta principalmente a través de las voces en off perfectamente matizadas de un elenco estelar encabezado por Sarah Snook (Succession) como Grace, Kodi Smit-McPhee como Gilbert y Jacki Weaver como Pinky.
Desde el flashback inicial a la infancia de Grace, Elliot consigue conectar emocionalmente con el público, estableciendo una empatía con los hermanos protagonistas que perdura a lo largo de toda la película. El guion, también obra de Elliot, destila su característico humor, como demuestra la divertida frase con la que comienza el salto temporal: «Papá solía decir que la infancia era como estar borracho. Todo el mundo recuerda lo que hiciste menos tú». Gags ingenuos que siguen a lo largo de la película para provocar las risas entre el público en momentos puntuales, aunque no todo es humor en esta película con una historia tremendamente trágica. Para nada.
Memoir of a Snail aborda sobre todo temas de peso y mucho más adultos que alguien no familiarizado con el cine de Elliot podría esperar de una película de animación, como la soledad, el acoso escolar, las adicciones, el sexo, la muerte o el suicidio. Y, por ello, la película se podría encapsular como una película animada no tanto para niños sino para un público más adulto. Pero, a pesar de la oscuridad que impregna la narración, el guion de Elliot logra acabar con un mensaje profundamente resonante de luz y esperanza que arrancará lágrimas al público.
En definitiva, Memoir of a Snail se erige no solo como una de las mejores películas animadas del año, sino como una de las grandes películas del 2024, y una que merece estar presente en la temporada de premios. Avisados quedáis: preparad los pañuelos. (Marta Medina – MundoCine.es)
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