The Nice Guys está ambientada en Los Ángeles durante los años 70. El detective Holland March y el matón a sueldo Jackson Healy  se ven obligados a colaborar para resolver varios casos: la desaparición de una joven, la muerte de una estrella porno y una conspiración criminal que llega hasta las altas esferas.

  • IMDb rating: 7.6
  • RottenTomatoes: 91%

Película / Subtítulo 

La fórmula general de la “pareja despareja” en comedia indica que dos personajes totalmente distintos se complementan entre sí. Sin embargo, creo que esto no siempre puede funcionar. De hecho, si lo pensamos como piezas de rompecabezas, eso es algo así como dos fragmentos que encastran, pero de imágenes totalmente distintas. Uno tiene lo que el otro no, pero el resultado final puede ser inentendible. Todo esto es para decir que “The Nice Guys” no es nada de eso. Sus dos protagonistas tienen tantas similitudes como diferencias, pero sobre todo, ambos vienen de mundos parecidos.

La historia transcurre en 1977 y todo se construye a partir de la muerte de una estrella del porno, que desencadena una serie de aparentes accidentes en las personas que la rodeaban y un misterio con una película pornográfica desaparecida, cuyo argumento intenta desactivar una conspiración. Holland March (Ryan Gosling) es un detective privado que ha perdido un poco la motivación y solo se dedica a sacarle el máximo dinero posible a sus incautos clientes. Por otro lado, Jackson Healy (Russell Crowe) es un matón independiente que se encarga de “persuadir” acosadores y aprovechadores de jóvenes.

Uno de los méritos de The Nice Guys es el hecho de haber construido una historia de crimen y misterio que le dan a la infinidad de gags un contexto adecuado. Es decir, la comedia es tan solo un ingrediente dentro de un buen argumento. Así como juegan con el chiste de una película porno donde la historia SI importa, eso parece ser un reflejo de esta comedia donde ocurre exactamente lo mismo. El hecho de situarse en una época tan particular para Estados Unidos como los 70 también da pie para una infinidad de referencias a la cultura pop. Desde la música, la televisión y el cine, hasta la ropa y las tendencias sociales del momento.