The Long Walk

The Long Walk sucede en un futuro distópico, cuando cien adolescentes participan en una brutal competición conocida como «La larga marcha», donde deben caminar sin descanso: si se detienen o reducen la velocidad de la marcha, mueren. Solo uno sobrevivirá. Adaptación cinematográfica de la novela de Stephen King.

  • IMDb Rating: 7,2
  • RottenTomatoes: 85%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

Stephen King escribió The Long Walk en 1967, en plena efervescencia de la Guerra de Vietnam. Era joven, furioso, y tenía una visión devastadora sobre el costo humano del poder. Aunque publicada más tarde bajo el seudónimo Richard Bachman, esta novela es una de sus obras más personales y políticas, una alegoría feroz sobre cómo un sistema sacrifica a sus jóvenes en nombre de causas vacías. Hoy, en manos del director Francis Lawrence (The Hunger Games), The Long Walk se convierte en una obra cinematográfica poderosa, incómoda y profundamente resonante, especialmente en el contexto de una América herida y dividida, como la de la era Trump.

King ha tenido un año extraño en el cine: una pésima adaptación con The Monkey, una emotiva aunque menor con The Life of Chuck, y ahora una excelente con The Long Walk, que no solo respeta el texto original sino que lo potencia. Francis Lawrence demuestra que no está aquí para repetir fórmulas distópicas, ya que eleva la crudeza del relato sin convertirlo en espectáculo. Aquí no hay glamur, ni melodrama, ni redención falsa. Solo hay polvo, sangre, mierda y pasos que nunca se detienen.

La película es brutal, sí, pero no gratuita. Su violencia, como en la novela, es sistemática, burocrática, casi banal. Cincuenta adolescentes caminan bajo amenaza de ejecución inmediata si bajan el ritmo. La muerte llega sin anuncio, sin juicio, sin gloria. Y sin embargo, en medio de ese horror, la humanidad persiste: las bromas, los recuerdos, los lazos inesperados entre Ray (Cooper Hoffman, impresionante) y Peter (David Jonsson, lleno de alma), y la sombra de un país que los observa con morbo desde las sombras.

El elenco joven conformado por Charlie Plummer, Ben Wang, Jordan González, Garrett Wareing, Joshua Odjick, Tut Nyuot y Roman Griffin Davis es uniforme y en extremo potente. (probablemente estamos ante un elenco destinado al estrellato como sucedió con The Outsiders de Coppola). Pero Hoffman y Jonsson definitivamente sobresalen con unas interpretaciones llenas de matices, vulnerabilidad, humanidad y resistencia emocional. Judy Greer, como la madre de Ray, destroza con pocas escenas, y Mark Hamill, como el sádico Mayor, da una lección de contención. Él no necesita gritar para sembrar el terror; basta con su presencia.

El ritmo es lento, pero deliberado. Lawrence se rehúsa a embellecer la travesía. No hay momentos épicos ni cortes heroicos. Cada kilómetro se siente. Cada muerte pesa. La cámara de Jo Willems captura una América desolada, no en ruinas físicas, sino morales. Llanuras interminables, pueblos fantasmas, rostros vacíos como los del fotógrafo Walker Evans. Una nación que aplaude la muerte como deporte.

La estructura de la película, centrada casi exclusivamente en la caminata, podía haber caído en la monotonía. Pero Lawrence la convierte en un estudio psicológico, en un campo de batalla emocional. No es solo una distopía; es una película de guerra sin armas ni trincheras. Es una fábula sobre la obediencia ciega, sobre la masculinidad rota, sobre la pérdida de la inocencia. Es Stand By Me y The Running Man con zapatillas rotas.

The Long Walk no ofrece respuestas. No hay rebelión. No hay escape. Pero su mensaje cala hondo. Cuando un sistema se desmorona, el espectáculo de la muerte se convierte en entretenimiento. Y nadie está a salvo. Esta adaptación no solo es una de las mejores versiones cinematográficas de King, sino una de las más importantes. Porque no intenta gustar. Intenta decir algo. Y lo hace con una furia que arde. (André Didyme-Dome – EsRollingStone.com)

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