En The Spanish Prisoner, Joe Ross, un ingeniero tan brillante como ingenuo, es el creador de un proyecto altamente secreto que permitirá a su empresa controlar el mercado mundial y, por consiguiente, obtener unas ganancias astronómicas. Sin embargo, poco a poco, una serie de circunstancias lo llevarán a sospechar que alguien pretende robarle su lucrativo invento.

  • IMDb Rating: 7,2
  • RottenTomatoes: 80%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

Las referencias son abundantes y algunas tan obvias y ciertas como el decir que hay algo de Alfred Hitchcock en la idea del inocente envuelto en circunstancias que lo superan. O en aquel recurso narrativo del maestro inglés de un dato dejado al caer para subrayar la ilusión, aquí el título original de The Spanish Prisoner, que en realidad alude a una forma de la estafa. The Spanish Prisoner es buen cine con un plus inencontrable en estos días: resulta inmensamente entretenida y ha de mantener al espectador intrigado hasta el último fotograma. Porque si bien percibirá una inquietud inicial y prontamente la conspiración en marcha, sólo hacia el final descubrirá quiénes manejaron los hilos y cómo lo hicieron, disfrutando todavía más las trampas que pasaron delante de sus ojos en todo lo que vino antes. Con más de un apunte kafkiano en el nombre de su protagonista, Joe (Joseph), en el nombre de la fórmula indefinida que ha desarrollado y que recibe el nombre nada casual de El Proceso, y en la sucesión de hechos son conexión aparente, el largometraje demuestra cuán profundamente conoce su oficio el dramaturgo, ensayista, cuentista, guionista y director David Mamet. Citándose a sí mismo en un recuerdo de su primera experiencia fílmica integral, House of Games, como en ésta, Mamet construye un laberinto de pistas para lo que luego se sabrá es enigma. Joe, honesto, amable, a la vez inteligente e ingenuo, quiere asegurarse los beneficios por una fórmula indefinida que ha inventado, para lo cual reclama vanamente ante su empleador, el señor K. (Klein), un empresario escurridizo y con -Catita diría- la trampa pintada al rostro. Hay una secretaria, Susan, que coquetea con Joe y descarga afirmaciones tremendas sin inmutarse, y un amigo leal, George, que parece ser el único confiable. Jugados, respectivamente, por la esposa de Mamet, Rebecca Pidgeon, y un antiguo colaborador -y otrora mago- Ricky Jay. Son secundarios fundamentales, tanto como los verdaderos protagonistas, el Joe del notable Campbell Scott y, aún más, el formidable Steve Martin en uno de los papeles mejor logrados de su ya larga y distinguida carrera. Su Jimmy Dell, un millonario que sale y entra de la vida de Joe a voluntad, es un escurridizo que, sin embargo, no deja de ser simpático, y que comprueba cuán a menudo nos interesamos por quienes menos nos convienen. Si usted, seguro lector, y -ojalá- dichoso espectador, encuentra que el resumen es parcial e incompleto, sepa que es deliberado. The Spanish Prisoner semeja esas figuritas, raras y difíciles, que sólo de vez en cuando aparecen en el cine, también una sucesión de velos que es un placer descifrar. El rostro que ocultan, como la película misma, es bello y peligroso de a ratos. Y siempre cautivante. La obviedad que sigue es imprescindible para dejar en claro, al menos, una recomendación. No se la pierda, véala… al menos una vez (dos sería lo ideal) (Clarín.com)