En Tiempo de Revancha, el ex-sindicalista Pedro Bengoa, previa «limpieza» de su pasado, consigue trabajo en las minas de la empresa Tulsaco, donde se reencuentra con un antiguo compañero quien, pasado algún tiempo, le propone un plan: simular un accidente y hacerse pasar por mudo para cobrar una indemnización. Pero algo inesperado sucede…

Mejor Película en el Festival de cine de Montreal 1982
Mejor Director, Actor y Guión Original Premios Cóndos 1982
Gran Coral a la Mejor Película en el Festival de Cine de la Habana 1982
Premio de la Crítica en el Festival del Cine Policia de Cognac 1984
  • IMDb Rating: 7,9
  • FilmAffinity: 7,6

Película

Estrenada en plena dictadura, y conociendo el cine de Aristarain, no se puede negar aquello que se dice que dentro de Tiempo de Revancha hay simbolismos hacia el régimen del país de aquella época. Todos saben que en esos momentos, lo que se quería decir, se debía decir disfrazado. Y que mejor que el protagonista “pierda el habla” para dar un poco cuenta lo que pasaba. Esa es la lectura que muchos hacen del filme y que por ende, no podemos desconocer.

Pero vamos a la trama en sí. Tiempo de Revancha habla de dos mineros, que trabajan en condiciones nada agradables, y que tienen sus serios problemas con la empresa que los contrata que parece ser que de buena gente no tienen nada. La cosa es que uno de los dos protagonistas arma con su compañero una explosión adrede para luego sacar ventaja. De allí viene lo grueso del filme, y lo que lo hace más que interesante. Con un final tremendo, de los mejores del cine argentino.

¿Qué destaca? La sensación de amenaza. A lo largo de todo la película se respira eso. Amenaza en la minas, amenaza en los dueños de la empresa, y amenaza luego durante el juicio. El clima esta muy bien logrado. Tiempo de Revancha es una película tensa, que los atrapará sin lugar a dudas.