En 3615 Code Père Noël un psicópata asesino disfrazado de Papá Noel se adentra en una casa la noche de Navidad. Allí, un niño y su abuelo tratarán de sobrevivir como puedan…

Mejor Película y Mejor Dirección en el Fantafestival 1989

  • IMDb Rating: 6,4
  • RottenTomatoes: 58%

Película / Subtítulo (Calidad 1080p)

https://www.youtube.com/watch?v=RhemaDFNoS4

 

Título recordado por los degustadores de rarezas 3615 Code Père Noël (también conocida como Game Over, Deadly Games, Dial Code Santa Claus o Hide and Freak) supone una curiosidad por motivos diversos. Su realizador René Manzor había debutado unos años antes con Le Passage, un extraño film fantástico centrado en un padre divorciado y su hijo en cuya relación se inmiscuía la mismísima muerte. La película supuso un intento frustrado por cambiar la imagen de su protagonista, Alain Delon, quien impulsó el proyecto produciéndolo y apadrinándolo. Esta ópera prima introducía en su metraje escenas de animación dirigidas por el propio realizador y exponía una clara vertiente comercial vinculada al cine americano sin perder su propia identidad francesa. Una obra fallida pese a sus logros, emotivamente irregular en su parte dramática (bordea el ridículo en más de una ocasión), carente del delirio necesario a la hora de decantarse hacia el fantástico y estéticamente coyuntural en su imaginería visual. Sin pertenecer a la misma escuela, podemos señalar al realizador como un compañero de fatigas del enfant terrible Luc Besson.

Su segundo trabajo 3615 Code Père Noël prolonga lo indicado bajo las formas de un cuento macabro navideño. Una anomalía dentro del cine europeo donde este tipo de historias no abundan. A priori, nos encontramos con una fantasía infantil un tanto desnortada que va adquiriendo consistencia a lo largo de su desarrollo a pesar de sus abundantes arbitrariedades. Manzor conforma un microcosmos centrado en Thomas (Alain Musy), un niño rico algo insoportable obsesionado con la figura de Rambo y sus imitaciones, ingenioso en sus capacidades (un as informático, experto en mecánica y con una destreza digna de McGiver), habitante de una mansión repleta de juguetes y lugares recónditos aunque con un peinado pasado de moda varias temporadas atrás. Con pocas amistades, mantiene una relación especial con su abuelo enfermo (Louis Ducreaux), quien cubre las ausencias de su madre (Brigitte Fossey), ejecutiva en una empresa que no puede dedicar el tiempo que querría a su vástago. El muchacho pasa su tiempo libre jugando y recreando aventuras en inhóspitos parajes creados en su imaginación a los que ayuda la magnitud insospechada de su propio hogar. Al ser tiempo navideño solo espera la llegada de Papá Noel, en quien cree fervientemente a pesar de lo que le ha revelado su amigo Pilou (Stephane Legraus). Por tal motivo, organiza un plan para intentar testimoniar su existencia.

Esta aparente fábula condimentada por personajes floreros y detalles de época navideña (ambiente nevado, gente en las tiendas, niños jugando en las calles, publicidades ad hoc), comienza a enturbiarse con una extraña presencia (Patrick Floersheim) que surge de la nada vagabundeando por las aceras con una extraña obsesión por los infantes. Su perversión nunca es explicitada si bien quedan claras sus manías. Su identidad real tampoco la conoceremos, aspecto francamente encomiable. Una serie de casualidades bastante caprichosas le ponen en la senda del hogar de Thomas a modo de inconsistente venganza de consecuencias fatales disfrazado de Papá Noel y convertido en oscuro monstruo sin regalos. Lo que sigue es la escenificación de esa alucinación real a modo de home invasión, con nuestro protagonista combatiendo y sufriendo al perturbador demente vestido de rojo que intenta acabar tanto con su vida como la de su abuelo de todas las formas posibles.

3615 Code Père Noël cambia inesperadamente de tono por la aparición de la muerte y el miedo en un espacio reconocible virado de manera audaz en claustrofóbico, aunque algunas torpezas para dar eco a la reacción de personajes externos (la madre, su amante, el propio Pilou) jueguen en su contra, debilitando el esperado suspense. El lenguaje empleado por Manzor es claramente efectista abundando los planos aberrantes, las angulaciones más rebuscadas y una planificación en ocasiones gratuita que intentan favorecer el aspecto más barroco del relato. Algunos lugares mostrados (esa imposible habitación a modo de escondite donde se acumulan montones de objetos y juguetes del ausente padre del protagonista) y ciertas acciones (Pilou en fuga nocturna en ayuda a su amigo o Thomas improvisando soluciones propias de un superviviente de coeficiente intelectual elevado) rompen cualquier lógica. Una acumulación de detalles narrativos y visuales que inciden más en el manierismo en lugar del terror necesario, reconvertido en última instancia en un mero juego macabro.

Con todo, hay en 3615 Code Père Noël algunos detalles interesantes a tener en cuenta: el rostro de incomprensión del villano mientras unos niños que juegan lanzándose bolas de nieve le abandonan ante su intrusión, su posterior reacción abofeteando a una niña cuando esta le indica que no le gusta su cara, su reconversión definitiva en siniestro Papá Noel espolvoreándose un spray en barba y cabellera, el brutal asesinato del perro rompiendo un momento aparentemente mágico o las panorámicas alrededor de la mansión que la hacen parecer el interior de una bola de cristal con nieve. Ideas interesantes en los que nunca se llega a profundizar lo suficiente dado que el relato busca su escenificación más epidérmica. Las embestidas del maniaco contra Thomas repiten un mismo esquema (una recreación del juego del escondite), aunque el agresor acaba adoptando en ocasiones una dimensión casi sobrenatural potenciada por la mirada asombrada del protagonista. Un problema que repite Manzor de su ópera prima y que no logra solventar son las inconsecuentes reacciones emotivas de Thomas, tan pronto derrumbado entre lágrimas llamando a su madre como repentinamente dueño de una fortaleza vengativa a prueba de todos los obstáculos que se le pongan por el camino.

En el enfrentamiento con la bestia que le acosa priman los artilugios manuales, los juguetes envenenados, las virtudes del decorado que los cobijan y los ocasionales destellos de salvajismo que sorprenden por su especial virulencia. Desafortunadamente las escenas se acaban acumulando sin la necesaria tensión dramática, desarmando, como ya hemos apuntado, el suspense de las situaciones planteadas dada su monotonía expositiva. Tampoco ayuda una atmósfera envuelta en una partitura de sonoridades eléctricas (en base a cajas de ritmos y ráfagas de guitarra) que refuerza un manierismo coyuntural muy afrancesado, debilitando de nuevo el auténtico horror que 3615 Code Père Noël necesitaba. No falta incluso el aderezo en forma de videoclip al son de un tema navideño cantado por la gran Bonnie Tyler. Todas las piezas acaban estallando en su efectivo clímax cuando la pesadilla llega a su fin dejando consecuencias irreparables en su protagonista, quien atemorizado y fuera de si busca un imposible consuelo materno. El sueño de una noche de Navidad acaba con la inocencia infantil de la manera más perturbadora.

Con sus aciertos y defectos 3615 Code Père Noël no acaba perdiendo su condición de pieza extravagante dentro y fuera del cine europeo de la época, lo que la coloca en un puesto destacable que permite su elocuente recuperación. El propio director ha señalado en alguna ocasión que la ligeramente posterior y más popular Home Alone, de Chris Columbus, no deja de ser un plagio de su película (añadamos por nuestra parte con un tono edulcorado y una perspectiva más cómica y netamente caricaturesca). Presentada en el desaparecido Festival de Avoriaz de 1990, como bien indicaban los carteles de la época, fue premiada sin embargo en el romano Fantafestival en las categorías de mejor película y mejor director.

A partir de entonces la filmografía de Rene Manzor se asentó en el medio televisivo dirigiendo episodios de series de televisión y diversos telefilmes que le han tenido ocupado hasta la actualidad. En este terreno debemos destacar su doble participación en la estupenda serie The Adventures of Young Indiana Jones,1992-93 y, en especial, el estupendo episodio titulado “Verdún, Septiembre de 1916”. En el cine se ha prodigado en un par de ocasiones con resultados divergentes. Por un lado la insustancial Un Amour de Sorcière, comedia de toque fantástico al servicio de Vanessa Paradis. Por el otro, y de un mayor interés, Dedales, un interesante thriller de asesinos en serie y personalidades múltiples que supone su trabajo más entonado en la gran pantalla. (Fernando Rodríguez Tapia – LaAbadiaDeBerzano.com)