En Eté 85 las vacaciones de verano acaban de comenzar y esta historia cuenta cómo Alexis empieza a crecer. ¿Con qué sueñas cuando tienes 16 años y viven en un pequeño pueblo de la costa de Normandía en los años 80? ¿Con tener un mejor amigo? ¿Con hacer un pacto de amistad que dure para siempre? ¿Con correr mil aventuras en barco y en moto? O quizás sueñas con la muerte…

  • IMDb Rating: 6,9
  • RottenTomatoes: 80%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

La exacerbación de los deseos y de los sentimientos, la intensidad en la que cada segundo adquiere dimensiones de bucle temporal, choques de emociones contradictorias, secretos compartidos y pactos, la búsqueda del otro reflejada en el amor, el coqueteo con el riesgo y la zona eléctrica donde se entremezclan Eros y Thanatos: todo en un contexto cotidiano de lo más banal, entre padres, instituto, vacaciones y planes de futuro vacilantes. La adolescencia es la edad de sumergirse en lo desconocido, de las transiciones nebulosas, de las alegrías instintivas y de los sufrimientos profundos, el tiempo del romanticismo por excelencia.

François Ozon se sumerge en este estado palpitante y en sus perfumes evanescentes con Eté 85, que recibió la etiqueta Selección Oficial Cannes 73. La película se estrena en los cines franceses el 14 de julio y hará su presentación internacional en la 68ª edición del Festival de San Sebastián. Una cura de juventud en la “teen movie” que a priori no parece caer en errores como la nostalgia o la distorsión de la percepción dilatada del presente, pero que el director aprovecha con brillantez para firmar una obra universal, un relato que reposa sobre resortes sensoriales simples y narrado de una forma sofisticada.

“La historia de un cadáver, que conocí cuando estaba vivo, y cómo se convirtió en un cadáver”. Eté 85 sucede en Tréport, una pequeña ciudad balneario normanda con sus playas de guijarros y acantilados. Alexis (Félix Lefebvre), de 16 años, custodiado por gendarmes y luego frente a una educadora que le suplica que le explique lo ocurrido, narra los acontecimientos a través de la escritura. Entra en escena el futuro cadáver, David (Benjamin Voisin), de 18 años, que aparece de repente en el océano y salva a Alexis de morir ahogado después de un naufragio. El primero es carismático, benevolente, independiente, estimulante, temerario, un poco fiestero, amante de la velocidad sobre su moto y con una madre que le da libertad (Valeria Bruni-Tedeschi). El segundo está en plena incertidumbre, introvertido, tierno y no se siente a gusto con su familia de clase obrera (Isabelle Nanty y Laurent Fernandez). Surge un idilio apasionado, un primer amor resplandeciente para Alexis, lleno de juramentos “para la vida y para la muerte” y de latidos que parecen al unísono. Pero a David le gustan las montañas rusas y pronto comienza el “principio del fin”…

François Ozon traslada la novela Dance on My Grave, de Aidan Chambers, a la Francia de mediados de los años 80 y le añade algunos recuerdos personales para crear una mezcla encantadora, que combina realismo y fantasía, y trabaja con habilidad el suspense a través de pistas falsas y la atmósfera mediante el Súper 16. Un montaje de orfebrería bajo el sol estival y las noches a orillas del mar, que reconstruye a la perfección las paradojas de la ligereza y de la gravedad, y los umbrales tumultuosos que atraviesa el amor adolescente, en esta especie de intoxicación (peligrosa) de la pureza del oxígeno enrarecido que ofrecen los rayos y sus nuevos territorios. (Fabien Lemercier – CinEuropa.org)