En Le Otto Montagne Pietro es un chico de ciudad, Bruno es el último niño de una localidad de montaña olvidada. Con el paso de los años, Bruno se mantiene fiel a su montaña, mientras que Pietro viene y va. Sus experiencias le harán enfrentarse al amor y a la pérdida, recordándoles sus orígenes y abriendo paso al destino.

Premio del Jurado en el Festival de Cannes 2022:
Mejor fotografía en la Seminci de Valladolid 2022:
Mejor Película. Mejor Guión Adaptado, Mejor Fotografía y Sonido en los Premios David di Donatello 2022
  • IMDb Rating: 7,7
  • RottenTomatoes: 98%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

En el interior de un círculo se encuentran ocho montañas y ocho mares, y en el centro hay una gran montaña: el eje del mundo según la mitología hindú. “¿Quién ha visto más, el que ha hecho el tour de las ocho montañas y de los ocho mares o el que está en el centro?” Esa es la pregunta existencial que plantea la nueva película del idealista belga Felix Van Groeningen, codirigida con Charlotte Vandermeersch, Le Otto Montagne, una muy buena adaptación del superventas homónimo del italiano Paolo Cognetti, que acaba de estrenarse en competición en el 75º Festival de Cannes.

“Podría quedarme así para toda la vida –Yo no me muevo”. Sobre las sublimes laderas alpinas del Valle de Aosta, Pietro y Bruno disfrutan de un momento de paraíso estival. Son amigos, muy diferentes, pero íntimamente ligados a este lugar por varias capas de tiempo y por una historia común donde las estaciones de oscuridad y de tranquilidad se han sucedido desde que se conocieron, en 1984, a la edad de diez años, en el minúsculo pueblo de Grana (14 habitantes) donde los padres de Pietro, un ingeniero y una profesora de Turín, decidieron pasar el verano. Allí, el tímido hijo único urbanita conoce al último niño de Grana, Bruno, que no tiene madre y cuyo padre, obrero de la construcción en el extranjero, lo dejó al cuidado de sus tíos y de su rebaño de vacas lecheras a las que debe cuidar todos los días. Los dos niños son cómplices, corren por los pastos, se bañan en el lago y en el río… El invierno siguiente, el padre de Pietro (Filippo Timi), interesado en el senderismo, lleva a los dos chicos al glaciar para una aventura iniciática que dejará huellas profundas… Luego, mientras los padres de Pietro se preparan para llevar a Bruno a Turín con ellos, el padre de este último se opone y se lo lleva con él.

Pasarán casi veinte años hasta que nuestros dos amigos vuelvan a encontrarse… Entre tanto, Pietro (Luca Marinelli) ha consumado la ruptura con su propio padre pero cuando, a su muerte, regrese a Grana, empezará un nuevo capítulo renovando su amistad con Bruno «le montanero» (Alessandro Borghi). Se revelan secretos, se construye una casa, se prepara una metamorfosis, empieza un nuevo ciclo en la vida…

Le Otto Montagne, una historia muy larga (contada por Pietro), tiene el inmenso encanto de una gran saga novelesca en torno al tema de la naturaleza, la naturaleza de los hombres, de los sentimientos (a veces paradójicos), de la búsqueda de uno mismo, de los vínculos, del tiempo y del espacio de las montañas (hasta Nepal) en su esencia más pura, y maravillosamente grabada por el dúo de directores y el director de fotografía, Ruben Impens. Un territorio muy amplio donde florecen la fibra sensible y sentimental (un lirismo no desprovisto de dureza) características de Felix Van Groeningen quien, sin embrago, sospechamos que tendría que haber añadido más a la última parte de su película, ya que el material de estas dos vidas entrelazadas es muy rico. Un toque de imperfección que demuestra a la perfección que la simple historia de dos amigos representa al mundo. (Fabien Lemercier – CinEuropa.org)