En Nowhere Special John, un limpiador de ventanas de 34 años, dedica su vida a criar a su hijo Michael, un niño de cuatro años a quien su madre abandonó justo después de nacer. Ambos llevan una vida simple, elaborada a través de rituales diarios, en una relación de amor sin fisuras. Por desgracia, a John sólo le quedan unos cuantos meses de vida. Dado que no tiene familia, decide invertir los días que le quedan en buscar una nueva familia que adopte a Michael con el fin de salvar a su hijo de descubrir la terrible realidad de la vida.

Premio del Público en el Festival de Valladolid – Seminci 2020

  • IMDb Rating: 7,4
  • RottenTomatoes: 94%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

Conocido principalmente por su trabajo como productor, el cineasta Uberto Pasolini se ha establecido como un auténtico maestro a la hora obtener interpretaciones sutiles y tranquilas de sus protagonistas. Lo hizo con Eddie Marsan en su anterior trabajo, Still Life, presentado en Venecia en 2013, y lo ha vuelto a hacer con Nowhere Special, que regresa a la sección Orizzonti, protagonizada por James Norton (que saltó a la fama gracias a su trabajo en Mr. Jones y Little Women). En esta ocasión, Norton interpreta a un padre soltero que lucha con dos perspectivas aterradoras: su propia enfermedad terminal y el hecho de que, cuando él ya no esté, no quedará nadie para cuidar de su hijo pequeño (Daniel Lamont).

Con semejante premisa, la cinta tenía todo el potencial para convertirse en una historia lacrimógena, y en manos de otra persona probablemente lo habría sido, pero Pasolini, a pesar de haber dirigido tan solo tres películas hasta el momento, no parece seguir las reglas habituales. Al igual que su nuevo protagonista, John, un hombre acostumbrado a preocuparse por sí mismo, pero que claramente adora a su hijo, tanto que la perspectiva de encontrarle un nuevo hogar supera cualquier otra preocupación.

Como era de esperar, se trata de un proceso extraño, que consiste en citas rápidas con potenciales padres adoptivos, en las que todos comparten historias diferentes y muestran una química distinta con su hijo, que no es consciente de lo que intentan realmente. John, que se gana la vida a duras penas limpiando ventanas y asomándose a las habitaciones de familias acomodadas, quiere que su hijo tenga más (más de lo que él jamás podría ofrecerle). Con una madre ausente, salvo por una mención fugaz sobre su regreso a Rusia, él también parece inclinarse, de manera bastante conservadora, hacia una unidad familiar más estable y tradicional. Pero lo que parece correcto no necesariamente es lo adecuado, y el tiempo se agota.

Nowhere Special presenta muchos dilemas tratados con amabilidad, como el concepto de una “caja de recuerdos”, que alberga objetos personales de los padres biológicos a los que el niño puede tener acceso en el futuro. «¿Qué te gustaría que tu hijo supiera sobre ti?» Cuando le hacen esta pregunta, John duda, deseando que su hijo de cuatro años simplemente comience una nueva vida. Con unas discusiones tan sombrías, no es de extrañar que la muerte aparezca regularmente en las conversaciones, mientras alguien cuenta una historia sobre su madre fallecida, que todavía «se sienta» en su cama por la noche para mantener una charla agradable.

Pasolini muestra una vida dura, una vida de lucha y dolor constantes. En un momento determinado, ni siquiera el calmado John puede evitar lanzar huevos contra la ventana de alguien después de una conversación especialmente desagradable, pero en lugar de explotarlo, la película encuentra algo de alegría en su historia. El tipo de alegría que procede simplemente de ver juntos a un padre y un hijo, paseando y hablando, a pesar de la terrible fecha límite que se vislumbra en el horizonte. Puede que sea una obra humilde y sencilla, pero Nowhere Special casi siempre pone su corazón en el lugar correcto. (Marta Balaga – CinEuropa.org)