En Seoul Station,  la estación central de trenes se convierte en un hogar para los mendigos. Uno de ellos muestra síntomas de lo más extraños. Mientras, una chica rompe con su novio y busca refugio en la estación, pero ahí solo encuentra una horda de vagabundos convertidos en zombis. Su padre y su novio deberán encontrarla en medio del caos.

  • IMDb Rating: 6,0
  • RottenTomatoes: 100%

Película / Subtítulo

Si has visto o vas a ver Train to Busan, la película de temática zombi que ha roto moldes en Corea del Sur, seguro que has oído hablar de Seoul Station. Se trata de la película animada escrita y dirigida por el mismo director, Sang-ho Yeon,  y que fue lanzada como complemento del live-action desarrollando acontecimientos previos cronológicamente pero que en realidad no funciona como precuela como tal al no compartir a los mismos personajes. Quienes se acerquen a la película puede que se lleven un pequeño chasco porque no aporta ninguna respuesta a las preguntas que nos veníamos formulando: cuál es el origen y la causa de la plaga zombi que asola Seúl.

Por el contrario, la cinta se decanta con un estilo muy particular, a desgranar diferentes dramas humanos que sirven como tela de araña para contener una potente crítica social. Tenemos a una joven desarraigada de la que todo el mundo quiere aprovecharse, un grupo de indigentes que permanecen invisibles para la clase media y fortísimas desigualdades sociales entre personas que viven en riesgo de exclusión y otras cuyo día a día es el lujo.

Cuando la noche cae en Seúl un anciano se dirige a la estación central sangrando. Nadie se digna a ayudarlo, espantados por el hedor que emana de su cuerpo. La estación, que antes de cerrarse se convierte en un hogar para los mendigos, es el lugar que escoge para morir mientras muestra síntomas de lo más extraños. Mientras, una chica rompe con su novio y busca refugio en la estación, pero ahí solo encuentra una horda de vagabundos convertidos en zombis. Su padre y su novio deberán encontrarla en medio del caos.

Si Train to Busan desarrolla varias tramas con la de la relación paterno-filial como eje central, en Seoul Station de nuevo volvemos a tener a un padre desesperado por encontrar a su hija, solo que un giro de guión final desencadena una situación del todo inesperada. Por el camino, Sang-ho se recrea en la podredumbre de las relaciones interpersonales empobrecidas en las que prima la búsqueda del beneficio y la falta de solidaridad salvo honrosas excepciones.

Animación descarnada, adulta, violenta y explícita en la que no hay tanto un afán de buscar la espectacularidad y la adrenalina en el espectador como de radiografiar en qué se ha convertido Corea del Sur y por ende cualquier otra «sociedad civilizada» y no es baladí que haya escrito eso último entre comillas. En este sentido, quien busque alucinantes secuencias de acción puede quedarse a medio gas, mientras que quien vaya mentalizado para hacer un ejercicio de introspección un poco más profundo encuentre mejor cobijo en esta cinta.

Lo que sí tiene en común Seoul Station con Train to Busan es la lectura final que podemos hacer: que los zombis son irracionales y obedecen a un instinto, pero que el mal que habita en los hombres que no están infectados, es racional y obedece a su egoísmo, su ambición y su indolencia ante el sufrimiento ajeno. La idea es que al final te da igual cuál es el origen de la plaga, por muchas hordas de zombis que aparezcan, algún reducto habrá para la esperanza, pero… ¿tiene cura esa otra enfermedad que es la insolidaridad, la locura o la búsqueda del poder?