En Silent Souls, Miron acaba de perder a su querida esposa, Tanya. Su amor hacia ella era tan grande que le pide a su mejor amigo, Aist, que le ayude a despedirla según el ritual de la cultura Merya, una tradición de la región del Lago Negro que se remonta al siglo XVII. Los dos hombres parten hacia el lago con ese objetivo y, durante el largo trayecto por las tierras desérticas de Rusia, Miron se acerca más que nunca a Tanya… aunque no está preparado para la nueva y terrible verdad que se rebela ante sus ojos.

Mejor Director y Mejor Guion (Festival de Mar del Plata 2010)

Premio FIPRESCI (Festival de Venecia 2010)

  • IMDB Rating: 6,7
  • Rottentomatoes: 95%

Película / Subtítulo

El título original de esta asombrosa película podría traducirse como gorrión o algún pájaro ruso similar de esta especie. Al ver la película se comprende la importancia que tienen en la historia una pareja de gorriones, pero ni siquiera acertar con el título es sencillo. La versión en inglés habla de almas silenciosas (Silent souls) y en francés de El último viaje de Tanya (Le dernier voyage de Tanya).

Por intentar transmitir todas las sensaciones que sus 80 minutos de duración aportan, la podríamos calificar a Silent Souls como la road movie más original de todos los tiempos. Este género, que se remonta al viaje iniciático griego (La Odisea de Homero) y que describe los logros o las transformaciones que aporta un traslado en el espacio, se ve asumido y, a la vez transformado, por este sorprendente director ruso, Aleksey Fedorchenko, que lo asume en su totalidad filmando el último viaje.

Miron, el marido de Tanya, decide trasladar el cuerpo de su esposa fallecida a su tierra natal, los paisajes de la tribu rusa de los Meria. Esta cultura ya desaparecida, de origen finlandés, era la tradición pagana anterior a la dominación cultural ortodoxa que se estableció en la totalidad del territorio ruso.

Para realizar este viaje se hará acompañar de un compañero de la fábrica en que trabajan, preparando la mortaja de su esposa según las antiguas costumbres de su tribu, rememorando sus intimidades y recordando sus ansias de vivir. La memoria también tiene una parte importante mediante los silencios que se utilizan y un ritmo lento, en la primera parte, y muy rápido en el desenlace de la película.

Una muestra del cine invisible sensual, arriesgada, inhabitual pero con un guión lleno de poesía y una fotografía sublime que se ha visto recompensada con los premios de la crítica internacional y de la mejor fotografía en el Festival de Venecia 2010. Y como broche final, la última frase de Silent Souls: «sólo el amor no tiene fin».