En Suntan, Kostis, un médico solitario, le toca ejercer en una isla griega. Cuando llega el verano, los turistas y las noches locas, no cesará en sus cada vez más espeluznantes intentos de enchufarse a la pandilla de veinteañeros que acompaña a Anna, joven que le obsesiona, y que le da una de cal y otra de arena.

  • IMDb Rating: 6,7
  • RottenTomatoes: 74%

Película / Subtítulos (Calidad 720p)

Proyectada en competición en el Brussels Film Festival, Suntan, de Argyris Papadimitropoulos (Wasted Youth, Bank Bang) es un thriller erótico que fascina a los espectadores con su atmósfera solitaria y obsesiva. El personaje principal, Kostis (interpretado por Efthymis Papadimitriou, conocido por Chevalier y A Blast), es un médico soltero de mediana edad que, desde la imagen que abre el film, vive en una soledad total: es la única persona a bordo de un ferry que se dirige a su nuevo hogar, una isla con una población de solo 800 personas en invierno. Este lugar remoto es presentado con colores depresivos: el gris, el azul y el negro dominan la pantalla, interrumpidos solo por luces navideñas —artificiales, coloridas y perturbadoras— que iluminan un invierno lluvioso en el que la vida transcurre siempre a la espera de la temporada de vacaciones de verano. Del invierno, el film salta directamente al verano (cambio estacional señalizado, en una decisión interesante, con la aparición del título de la película), marcando un nuevo comienzo que contrasta con la historia contada hasta ese momento. El verano no decepciona, y con él llegan innumerables turistas, colores brillantes y postales a pie de playa; no solo tiene Kostis mucho trabajo cuidando de turistas y lugareños, sino que también llama inesperadamente la atención de un grupo de jóvenes atractivos. Anna, una chica guapa de veintipocos años (Elli Triggou, en un debut soberbio), le invita a su círculo de amigos, donde vivirá una espiral de diversión, libertad sexual y despreocupación. Por primera vez en su vida, Kostis siente que es deseado, y a través de Anna vuelve a vivir como si tuviera 20 años, disfrutando de las experiencias que tanto ha echado de menos. La joven le seduce y, sin darse cuenta de ello, se aprovecha de su vulnerabilidad, ignorando su efecto en los hombres, provocando una obsesión romántica en Kostis, que acabará dándose cuenta de que a ella y a sus amigos él no les importa, sino que solo les hace gracia por su ingenuidad y su incomodidad social.

Kostis parece patético, pero también despierta la compasión del público, y el personaje revela una mente torturada emocionalmente, atormentada por la sensación de haber malgastado su vida y por el ansia desesperada de sentirse pleno. Sin embargo, su deseo le convierte en un acosador, y la cámara revela la caída de un hombre emocionalmente inestable, atrapado por sus propios miedos y obsesiones; Kostis comenzará a descuidar sus deberes como médico y como ser humano. En las últimas y fascinantes escenas, se pone en cuestión hasta dónde puede llegar la monstruosidad de este hombre, qué es capaz de hacer. Suntan no deja estas preguntas sin respuesta, y la imagen final es impactante por su perversa ternura.

Suntan es un film impredecible que mantiene a los espectadores al filo de sus asientos en todo momento. Es una parodia de la imagen idealizada de unas vacaciones hedonistas en una isla griega que analiza los paralelismos entre la inocencia y el apasionamiento de la juventud y la sensación de haber desaprovechado la vida al llegar a la mediana edad. (Paraskevi Karageorgu – CineEuropa.org)