En The Lure, una familia de músicos encuentra a dos hermanas sirenas, Silver y Golden. Para integrarse en el entorno, las dos nereidas son contratadas en un club nocturno. Cuando Silver se enamore de un bello y rubio bajista, Golden verá peligrar el sueño de ambas de nadar hasta América.

Premio Especial del Jurado en la Sección Internacional del Festival de Sundance 2016

  • IMDb Rating: 6,4

Película / Subtítulos (Calidad 1080P)

 

Pese al título de este texto, no te equivoques: The Lure es absolutamente inclasificable. Aunque coge elementos de muy diversos géneros (la fantasía con raíces en el folclore, la opera-rock, la nostalgia de los ochenta, el horror neocárnico y la historia de autodescubrimiento juvenil), la mezcolanza tiene un aroma único, sobre todo debido a su decidida apuesta por lo extraño, lo chocante y lo incómodo.

The Lure es el debut de Agnieszka Smoczyńska con un guión de Robert Bolesto, y cuenta la historia de dos sirenas hermanas, Silver (Marta Mazurek) y Golden (Michalina Olszańska). Ambas traban amistad con un decadente grupo musical que trabaja en un local nocturno, al parecer de un estilo que abundaba en Polonia en los últimos años del comunismo, los «restaurantes de baile», donde se cenaba y se presenciaban espectáculos entre discotequeros y eróticos.

Pronto, gracias a su imponente presencia, las dos sirenas se convierten en el gran atractivo de la banda. Una banda cuyo futuro sigue complicándose al enamorarse Silver del bajista, que siente que su relación está incompleta porque cuando tienen aspecto humano no poseen genitales. Si has visto The Little Mermaid te imaginas lo que viene a continuación (éste es solo el principio), pero no aciertas del todo.

Para aderezar semejante locura argumental, The Lure va trufando su desarrollo de canciones, pero no exactamente del mismo modo que en un musical. En ocasiones sí (las sirenas van de compras, las sirenas expresan sus sentimientos, las sirenas… ehm… se someten a brutales intervenciones quirúrgicas), pero otras veces, lo que tenemos son las actuaciones en el sugestivo y misterioso restaurante (en realidad, un nightclub abandonado en Varsovia donde actuaban los padres de Barbara y Zuzanna Wronska, autoras de las canciones).

De las versiones de standards disco (una ‘I Feel Love’ de Donna Summer especialmente apropiada) a temas propios que van del guiño nuevaolero a la balada pop, The Lure rebosa canciones que refuerzan la atmósfera intensamente extravagante de la historia. Esa filosofía propia de los musicales de que se vea como normal que los protagonistas se arranquen a cantar se extiende aquí a prácticamente todo: en efecto, a nadie le parece raro que a las nuevas vocalistas de la banda les crezca cola de pez.

Ese talante de tolerancia hacia lo raro impacta no solo en el argumento, sino también en la estética, que oscila entre los neones nocturnos de hace dos décadas y la comedia romántica independiente de los noventa, y que llega a rozar la experimentación con números musicales que congelan en el tiempo a todo al que no está cantando. Por suerte, ese «todo vale» solo se excede momentáneamente y The Lure sabe concluir, con un metraje ajustado, cuando el espectador empieza a verse superado por una extravagancia que, en el fondo, no es más que una exhibicion de fuegos artificiales muy propios de una debutante.

Sin duda, de la mano con sus excelentes temas musicales, está el coqueteo de la película con el terror. The Lure sabe que sus dos protagonistas son, ante todo, monstruos incapaces de mezclarse del todo con los humanos, y en ocasiones cederán a su naturaleza depredadora. Y cuando intenten incluso sacrificar su integridad para humanizarse, los resultados se zambullen en un horror grotesco muy estimulante.

The Lure, así, se sumerge en la corriente de películas recientes, dirigidas por mujeres, como Raw, Prevenge o Evolution, que indagan en las características únicas de la feminidad a través de una reflexión sobre lo monstruoso. Las colas de sirena de las protagonistas no son bellas y luminosas colas de pez estilo Disney, sino que están más cerca del extremo de una anguila, y en más de una ocasión se menciona el mal olor que despiden.

Por eso, cuando Silver regala una escama de su cola al bajista de la banda para que la use de púa, un momento que en una comedia romántica al estilo de Splash habría resultado entrañable, aquí es repulsivo. Y cuando las sirenas están haciéndose unas fotos de promoción subiditas de tono y decoran sus colas con redes de pescar, el resultado roza lo patético, por lo que tiene de renuncia a lo que las hace únicas.

The Lure, pese a ceder a las claves del musical en términos románticos y ser menos combativa que otras muestras de horror femenino reciente, brilla gracias a su militancia en lo extravagante y lo excesivo. Funciona como reformulación de los cuentos de hadas que tan de moda se han puesto últimamente (ojo a los estupendos créditos iniciales), pero también como crítica de esa misma moda. Y con temazos. Qué más se puede pedir. (John Tones – Espinof.com)