En Animal Kingdom Joshua “J” Cody, tiene que trasladarse a casa de su abuela Janine, en Melbourne con sus tres hijos, todos implicados en negocios ilegales. Inevitablemente, el chico se verá envuelto en los turbios asuntos de sus tíos, sobre todo cuando se produzca un enfrentamiento entre sus familiares y las autoridades locales, situación que provocará una serie de asesinatos a sangre fría. El sargento Leckie intentará salvar a Joshua y, además, conseguir su colaboración para detener a la banda.

  • IMDB Rating: 7,3
  • RottemTomatoes: 95%

Premio del Jurado Mejor Película Internacional Festival de Sundance 2010

Película / Subtítulo

 

En el arranque de Animal Kingdom, un equipo de urgencias médicas se apersona en el hogar de un adolescente, Joshua Cody, para intentar reanimar a su madre, que ha sufrido un colapso por sobredosis de heroína. Mientras los médicos intentan reanimar el cuerpo inerte, la mirada del adolescente se mueve nerviosamente entre la dramática escena y la imantación de un televisor que emite un concurso basura. Este tipo de detalles -la atención sobre una pupila dubitativa, nerviosa, pivotando entre la muerte y la banalidad- es de los que acreditan a un talento mayúsculo, a un cineasta capaz de definir un personaje, delimitar una zona de vacío moral y sembrar, de paso, un enigma ante los ojos del espectador con el gesto purísimo de fijarse en la (aparente) insignificancia que resultará reveladora, fundamental. Porque esos ojos que dudan entre mirar a la madre muerta y deslumbrarse con el fulgor catódico no solo definen la fragilidad ética del protagonista, sino que funcionan como premonición del drama: el pulso entre la fidelidad a la sangre (una familia que delinque unida para permanecer dolorosa, patológicamente unida) o la supervivencia (que, inevitablemente, es una traición a las raíces y quizá implique la salvación del alma).

Michôd describe las dinámicas autodestructivas de un opresivo retrato de familia, presidido por la figura de esa abuela terrible (una gran Jackie Weaver). El volcán en permanente amenaza de erupción es la figura del primogénito, quizá el psicópata más verosímil y, por tanto, perturbador que ha dado el thriller reciente. Animal Kingdom es una de esas películas cuya brillantez y originalidad ponen en evidencia hasta qué punto estaba en coma su subgénero.