En Hitchcock Truffaut, el director Kent Jones invita, a medio siglo de la publicación del libro «El cine según Hitchcock» de François Truffaut, a algunos de los mejores directores de nuestro tiempo (Martin Scorsese, David Fincher, Richard Linklater, Wes Anderson, James Gray, Olivier Assayas) a compartir sus pensamientos sobre el maestro del suspense, Alfred Hitchcock.

  • IMDb Rating: 7,4
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Es probable que, a muchos cinéfilos, el documental Hitchcock Truffaut, sobre la relación entre ambos directores, no les descubra nada sustancialmente nuevo acerca de la obra de estos dos grandes iconos del cine europeo y norteamericano, del clasicismo y la modernidad fílmica. Más que del ámbito del análisis, las novedades emergen de los hallazgos de archivo: las cartas que intercambiaron Hitchcock y Truffaut, los registros sonoros y fotográficos de sus encuentros.

Sin embargo, por mucho que ya conozcamos la riqueza, complejidad y audacia formal del cine de Hitchcock, así como su espíritu trasgresor, resulta un placer incontestable explorar el imaginario hitchcockiano a través de los reverenciales testimonios de algunas de las figuras más ilustres del cine contemporáneo, de Richard Linklater a Wes Anderson. A la postre, son David Fincher (el perfeccionista), James Gray (el poeta) y Martin Scorsese (el nuevo maestro) quienes mejor celebran la magia precisa, matemática, y al mismo tiempo intangible del creador de ‘Vértigo’ (1958).

Hitchcock, es un emblema. Para el neófito en esto de la cinefilia, la simple apariencia del director británico ya suscita una atracción irresistible. Ese puro en la boca, ese traje con pajarita, la redondez de ese mohín flemático (que por alguna extraña razón nos parece inconfundiblemente británico) a medio camino entre la seriedad y la socarronería… Una atracción que se prolonga hacia la amplísima gama de imágenes icónicas que han dejado sus películas, uno de los primeros rituales de iniciación (no oficiales, pero ampliamente consensuados) para todo aquel que da sus primeros pasos en el descubrimiento del cine como “algo más”. Ahora bien, la potencia icónica de Hitchcock es sólo una parte de la historia. Durante la mayor parte de su carrera como director, al británico se le destacó sobre todo como un excelente artesano del género del suspense y una figura exótica, pero no gozó del estatus de “director mayor” que sí se solía atribuir a tipos como Ford, Lang o Renoir. Si hoy la inclusión del británico en el pabellón de ilustres del cine se da por sentada es gracias, sobre todo, a la reivindicación de su autoría que realizaron los jóvenes cahieristas desde finales de los cincuenta. De la misma salió uno de los libros esenciales de la cinefilia mundial. El cine según Hitchcock, fruto de la minuciosidad metodológica del joven François Truffaut y su obsesión por la figura de aquellos cineastas que expresaban un profundo mundo personal en todas sus películas.