En As Boas Maneiras, la misteriosa y adinerada Ana contrata a Clara, una solitaria enfermera que vive a las afueras de São Paulo, para ser niñera de su hijo aún no nacido. Conforme el embarazo va avanzando, Ana comienza a presentar comportamientos cada vez más extraños, y siniestros hábitos nocturnos que afectan directamente a Clara.

Premio Especial del Jurado en el Festival de Cine de Locarno 2017
Premio Especial del Jurado – Mención Especial en el BAFICI 2018
Mejor Actriz y Premio de la Crítica en el Festival de Sitges 2017
  • IMDb Rating: 6,8
  • RottenTomatoes:  95%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

Nunca dejará de ser enigmática la relación que se establece entre los animales y los hombres. Los duraderos intercambios reales con las mascotas son apenas la forma más extendida, no menos misteriosa que las relaciones imaginarias y acaso también míticas. La licantropía ha inspirado películas grandiosas (Nazareno Cruz y el Lobo, o Un Hombre lobo americano en Londres), y As Boas Maneiras resplandecerá en la historia del cine como el brillo de la luna que sugestiona fatalmente a dos de los personajes del segundo film de Rojas y Dutra.

En São Paulo, una joven de 21 años está embarazada y completamente sola; la holgura material es insuficiente para doblegar el inexplicable desamparo que padece. Como le explicará a Clara, la nueva dama de compañía que ha contratado, ni su padre ni sus hermanos la han llamado para su cumpleaños. La relación entre Ana y Clara cambiará de naturaleza después de unos días. El erotismo desplazará la asimetría de clases, a tal punto que cuando la criatura que está en el vientre de Ana llegue al mundo, Clara estará destinada a la maternidad. Lo que viene después es el lento camino de una madre que intentará domesticar el feroz instinto de su hijo.

En su film precedente, Trabajar cansa, Dutra y Rojas también apelaban a un indefinido primitivismo que resignificaba las miserias del neoliberalismo contemporáneo en Brasil; en esta ocasión, el ostensible contexto social de los primeros minutos es sustituido por una dimensión mítica que libera el film en todos sus órdenes: a través de los encuadres elegidos, un exquisito diseño de arte y el dominio absoluto sobre la luz por parte de Rui Poças (Zama, O Ornitólogo) el film transforma a São Paulo en una ciudad fantástica cuya prepotente modernidad cohabita con la superstición y lo arcaico; la admirable libertad poética se puede cotejar en cómo se incluyen dos números musicales y una animación sin perjudicar la coherencia narrativa, como también en la apelación a ciertas tradiciones cinematográficas ajenas al contexto que entran en consonancia con la naturaleza universal del relato. Notable. (Roger Koza – ConLosOjosAbiertos.com)

Presentada en la competición internacional del Festival de Locarno, As Boas Maneiras, de Juliana Rojas y Marco Dutra (que ya colaboraron en la producción de varios cortos y el largo Trabalhar Cansa, proyectado en Un Certain Regard y premiado con el Premio Citizen Kane en Sitges), cuenta la historia de Clara, una misteriosa enfermera que vive en las afueras de São Paulo y que es contratada por la rica y fascinante Ana. Clara debe cuidar de Ana y su bebé durante y después del embarazo.

Pero ¿quién es la enigmática Ana, mitad mujer fatal y mitad adolescente rebelde? ¿Qué está pasando en esta inmensa casa, en la que parece que Ana está prisionera? Una relación cada vez más intensa se desarrolla entre ambas mujeres, con misteriosos episodios de sonambulismo en los que Ana camina por las calles de São Paulo en busca de una presa que sacrificar en nombre de un dios sediento de sangre. Una noche fatídica transformará en tragedia el incipiente amor entre las dos mujeres, con consecuencias inesperadas y aterradoras. Así se resume la historia que nuestros jóvenes y audaces directores relatan mientras que nos agarramos a nuestros asientos, retorciendo la cara en muecas de horror.

As Boas Maneiras es el tipo de film que nunca deja de evolucionar, desde el cine de terror (la historia principal) hasta el melodrama (vivido por Clara y Ana) y el musical (la cinta se nutre de momentos musicales llenos de ritmo y muy logrados), con referencias repartidas aquí y allá (Rosemary’s Baby, Ciao Maschio y King Kong, por nombrar unas pocas); hacia el final, la película se transforma en una especie de carnaval de los sentidos.

Tras la presentación de ambas protagonistas (interpretadas por la carismática Marjorie Estiano e Isabel Zuaa), As Boas Maneiras se centra en la dualidad, que va apoderándose lentamente de toda la obra. Una mujer es misteriosa, introvertida y minimalista, la otra, exuberante, excesiva e instintiva: Clara y Ana (arquetipos en cierto modo lyncheanos) encarnan los conflictos que habitan en cada uno de nosotros, entre la humanidad y el instinto animal, entre el bien y el mal. Más allá del cine de género (que podemos disfrutar a voluntad), es precisamente en esa dualidad donde podemos encontrar la clave interpretativa de una película que es mucho más crítica de lo que parece. Los buenos modales, la domesticación de nuestros instintos naturales, el deseo de reprimir nuestras idiosincrasias (cultura, carácter, etc.) por miedo de que invadan el cauce tranquilo de nuestras vidas… En el film, los personajes van contra la misma sociedad que les hizo quienes son, un poco como un perro (o lobo, en este caso) que de repente mordiera a su amo. Desde la primera luna llena hasta el clímax final, el «otro» nunca deja de luchar por coexistir en una sociedad que es incapaz de aceptarlo. ¿Pero qué significa ser finalmente aceptado? ¿Y si el precio a pagar por la «integración» es demasiado alto? ¿Y si los roles finalmente subvierten los decentes y anticuados «buenos modales»? Una cinta poderosa e intrigante que se asemeja a una pesadilla viviente. (Giorgia Del Don – CinEuropa.org)