En Bad Timing, Alex es un psicoanalista y profesor universitario norteamericano en Viena. Allí conoce y se enamora de Milena, una hermosa joven, también norteamericana, con quien inicia una apasionada relación. Pero Milena no desea sentirse atada a un solo hombre, y sus infidelidades van en aumento a la vez que crece en Alex un sentimiento posesivo por la joven. Meses después, en el hospital, Milena se debate entre la vida y la muerte por una sobredosis de barbitúricos. El inspector Netusil interroga a Alex para averiguar si se trata de un intento de suicidio o algo más siniestro…

Premio del Público a la Mejor Película en el Festival de Toronto 1980

  • IMDb Rating: 7,0
  • RottenTomatoes: 75%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

El inicio del filme nos sorprende con el sonido significativo de la canción Invitation to the Blues de Tom Waits, versos que invitan a pensar en una mujer indescifrable con algo de femme fatale, mientras admiramos pinturas sobre parejas en una galería de arte, donde destaca El Beso de Gustav Klimt; Estos cuadros muestran a sus personajes inmortalizados en la unificación del abrazo. Contratiempo (Bad Timing) nos presenta la romantización de la inseguridad, la victimización y la homogenización en las parejas como un ideal tentador desde su encanto artificial.

Que grandiosa perspectiva encuentra Nicolas Roeg al fundamentar su narrativa en la precisión de las miradas individuales a la hora de transformar a los otros. Sus personajes son diseñados y desarrollados en un diálogo interno que revela ese afán del ser humano por transformar a la persona ajena.

Hablemos de lo formal en Bad Timing, puesto que la narrativa se construye de manera fragmentada, una decisión significativa a la hora de analizar el relato. La trama inicia con Milena (Theresa Russell) en una ambulancia al borde de la muerte, desde este escenario iremos avanzando en su recuperación y en la investigación del Inspector Netusil (Harvey Keitel) sobre lo sucedido, pero principalmente seremos testigos de una mirada hacia los hechos del pasado, un viaje en reversa donde es pertinente cuestionarnos ¿Quién rebobina las acciones?

Este punto es esencial, de manera sutil Roeg nos hace saber que quien posee la voz, posee el poder de contar los hechos a su manera, con sus prejuicios como mediadores narrativos. Así pues, en medio de su lucha por sobrevivir, la figura de Milena desaparece como narradora, accediendo tan sólo en un par de ocasiones a este privilegio, por otra parte, Alex (Art Garfunkel) como sujeto consciente y protagonista se adueña y domina el relato para escudriñar y modificar todo lo posible a su compañera frente a la cámara y, fiel a su filosofía de observador, desequilibra la balanza a su favor aferrándose a su perspectiva.

En este orden de ideas, analizar la posición privilegiada de Alex dentro de Bad Timing, nos permite develar cómo la cinta es un espacio para desarmarle y estudiarle. En este proceso, se evidencia que este hombre se autoproclama intrínsecamente salvador y corrector de maneras, espacios y emociones de la “errática” Milena. Al mismo tiempo, a través de la mujer, Alex aprende a ver su violencia, y no es que ella le influya a ser agresivo, sino que viendo su comportamiento “libertino” se otorga a sí mismo la tarea de encarrilarla en una manera de existir más púdica, obligándola a desarrollarse en lo que él considera cómodo y sano.

Esta figura mesiánica que Alex se confiere también es un espacio para generar un discurso sobre la admiración/obsesión del ser humano por inmiscuirse y resolver laberintos emocionales de otros individuos; Bad Timing deja ver cómo el críptico actuar de la otra persona es un llamativo cuestionario que debe ser resuelto a toda costa. Evidentemente, Alex no está tratando con un examen teórico de matemáticas, sino con una persona, pero él no parece entenderlo, puesto que se concibe en una posición de poder gracias a su presuntuoso conocimiento académico. Se trata de leer, descifrar y posteriormente reescribir proyectando la individualidad hasta el punto de imponer la creación de un nuevo ser, moldeado con obsesivo detalle.

Pero esas respuestas que Alex cree conocer, devienen de su interpretación con respecto a lo que sabe de la vida de Milena (o al menos, los fragmentos que él elige recordar), Roeg se plantea de esta manera cómo el relato de la vida privada es una especie de terreno cedido del emisor al receptor, dónde este último podrá sembrar con libertad sus propias conclusiones.

Bad Timing muestra el malestar que las dinámicas ‘viciosas e impúdicas’ de la mujer generan en Alex, con lo que, al estar en una posición de admirador disgustado ante un ser humano errático, surge la enfermiza necesidad de pasar a una postura activa y esculpir en ella a su estatua ideal, objetivo que requiere la deshumanización y represión. Así plantea la cosificación Nicolas Roeg, a través de la obligación interna del protagonista por materializar una concepción ideológica en su pareja.

Roeg cubre con su obra un extenso rango sobre las relaciones humanas, puesto que se permite además explorar la idea del vínculo enfermizo entre dos personas, vínculo tan desfigurado que se hace capaz de engendrar una suerte de esquizofrénica bestia para atormentar la cordura de Alex y Milena.

Sin embargo, el director inglés añade una tercera mirada, otro patrono en la sucesión de imágenes del relato, otro hombre, que no se avala a sí mismo en sus conocimientos académicos, sino en el hecho de representar a la ley, estamos refiriéndonos, por supuesto, al personaje del Inspector Netusil. Este tercer personaje se agrega a la narrativa con la obligación de resolver lo sucedido a nivel legal, al ser el único de los protagonistas que no tiene una verdad personal en la historia, se convierte en una representación de lo incierto y enigmático.

Sin embargo, a medida que aparecen evidencias, se tejen en su cabeza una serie de escenarios que se complementan con imágenes puestas por su propia perversión. Netusil es un voyerista de los escenarios, una mirada que pone piezas a su antojo, llegando incluso a disfrutar de su artificial narrativa imaginaria, tal y cómo aquellos que nos plantamos frente a la pantalla a complementar obras con nuestro propio guión.

Bad Timing es una película grandiosa que juega desde su forma a jerarquizar el poder en las relaciones humanas. Roeg permite a su relato viajar del pasado al presente en un macabro juego de recuerdos, invenciones y prejuicios con respecto al estilo de vida de la pareja del protagonista. Un clásico infravalorado, pero imprescindible para el camino de toda persona que quiera acercarse a narrativas incómodas y miradas que se construyan junto con la historia. (Andrés Tejada – Cinemagia.es)