En Don’t Look Now, y para intentar superar la reciente y trágica pérdida de su hija, el arquitecto John Baxter y su mujer Laura se trasladan a Venecia con el encargo de restaurar una vieja iglesia. Durante su estancia conocerán a un par de ancianas que dicen haber entrado en comunicación con su difunta hija y que les advierten de un peligro inminente.

  • IMDb Rating: 7,2
  • RottenTomatoes: 95%

Pelìcula / Subtìtulos (Calidad 1080p)

 

Está consiguiendo que la crítica y el público se pongan más de acuerdo de lo habitual. Algunos tienen muchos peros, y la típica reacción de debate sobre si merece tantas alabanzas sigue en el aire, pero lo cierto es que hacía mucho que no se palpaba en el ambiente una idea colectiva de estar ante algo grande dentro del género. Hereditary está causando sensación, y la verdad, no es para menos.

Hay muchos factores que confluyen para que el debut de Ari Aster se revele como una gran película de terror, pero en parte se debe a su reverencia los nuevos clásicos de la segunda mitad del siglo XX, empezando por Rosemary’s Baby y continuando por el cine de horror adulto posterior con The Exorcist y The Shining a la cabeza. Pero hay un clásico algo más oculto que empieza a resonar en los últimos años: Don’t Look Now, de Nicholas Roeg.

Antes de ponerse tras la cámara, Nicolas Roeg fue director de fotografía. Entre sus trabajos más destacables está la versión de los sesenta de Far From The Madding Crowd,  de 1967. La novela de Thomas Hardy se definía por su estilo, en el que el impacto depende de coincidencias aleatorias y su tono de melodrama. Algo en lo que coincidía con Roeg, quien no dudó en contratar a Julie Christie, protagonista de aquella, para interpretar a una madre afligida por el fallecimiento de su hija, que vive a la sombra del éxito de su esposo.

Don’t Look Now está basada en un cuento de Daphne du Maurier, la autora de Rebecca. La trama se centra en el duelo John Baxter (Donald Sutherland, visto en Klute), un hombre que gana mucho dinero restaurando catedrales cuyo último trabajo se encuentra en Venecia. Mientras John y Laura están en la ciudad italiana, tratando de recuperarse por la pérdida, su otro hijo se queda en un internado. Un día una mujer ciega y psíquica advierte a Laura de que su marido está en peligro en esa ciudad y deben de irse. En el transcurso de la película, su hijo tiene un accidente, y Laura debe regresar a Inglaterra mientras John se queda en Venecia.

Don’t Look Now está llena de sucesos extraños, casualidades inquietantes y visiones imposibles, como cuando John está convencido de que ve a Laura y la ciega en un barco del canal, cuando se supone que está fuera. Y todos esos incidentes están conectados en un final impactante, increíble y aterrador. Un poco el mismo camino que recorre Hereditary. En ambas, las piezas son configuradas con tal mimo que debes volver a ver la obra para apreciarlo en toda su dimensión. El ahogamiento de la hija en un estanque se conecta a la diapositiva de unas ruinas tiene relación incluso a cuando Sutherland arriesgar su vida en el andamio de la catedral.

Al comienzo de la película, en Hertfordshire, Julie Christie está sentada junto a una hoguera leyendo un libro titulado Beyond The Fragile Geometry Of Space. Una de las primeras pistas para concebir las coincidencias de Don’t Look Now como un mapa de conexiones casi a nivel intuitivo. Todas las convergencias son enigmáticas y ocultan algún significado, como para hacer palpable que hay algo que nos rodea pero que no podemos ver. Lo que vemos es lo que creemos que está sucediendo ahora, (de ahí el título original ‘Don’t Look Now’).

El resto pertenece a la infraestructura metafísica entre el pasado y el futuro, una dimensión olvidada en todo lo que nos rodea, más allá de la delicada geometría del espacio. El personaje de Sutherland parece convencido de estar manejando su propio destino, pero hay una serie de incidencias que le van dando señales que no es capaz de asimilar. Como Hereditary, la base de la tragedia griega tiene a héroes con destinos fatales que no logran ver los avisos durante la obra.

John contempla como la ciudad se llena de asesinatos, niños con chubasqueros en calles intrincadas, recibe insólitas llamadas telefónicas, se encuentra con gente rara y es testigo de sucesos que evocan al pasado y lo vinculan con el futuro. Roeg cimenta la confusión mediante una edición compleja. En una escena vemos a la psíquica y su hermana riéndose de una fotografía familiar pero no llegamos a saber el motivo. Los diálogos en italiano no se subtitulan a propósito, creando un mayor estado de alienación en momentos como en el que un sacerdote habla con una mujer sin que sepamos realmente si tiene que ver con lo que sucede en la trama.

Momentos insólitos que se suman a los misterios y temas que trata Don’t Look Now de forma coherente, como nuestra incapacidad para comunicarnos y entendernos. Y es entre atmósferas inquietantes y los parajes misteriosos de Venecia en donde florece el drama íntimo que Roeg relata apuntando a las parejas de clase media inglesa de su época. Los matrimonios heridos y la barrera invisible que surge cuando empiezan los problemas internos justifican la célebre escena de sexo entre Donald Sutherland y Julie Christie, que aparece como un pequeño asidero a la normalidad en medio de la tormenta del duelo.

El rumor de que hubiera sexo real frente a la cámara es falso. Roeg filmó la escena antes de comenzar a rodar el resto de la película, por ello, muchos percibían el momento de intimidad con suficiente intensidad física como para ser de verdad. En realidad, ese ímpetu aparece como un momento de redescubrimiento en medio de la oscuridad; el énfasis en la cotidianeidad del estilo de vida moderno de la pareja le da a la escena un cariz icónico que, en realidad, es tan solo una revelación de que la fortaleza de ‘Amenaza en la sombra’ está su desbordante estilo.

La intención de este es a veces confusa, pero se añade al tema global del destino inexorable, el que permanece escondido entre las grietas y la oscuridad. Cuando entramos en la conclusión, se justifica la narración con la sensación de que el final comenzó mucho antes de que los personajes puedan percibirlo, atados a él mientras han pasado la vida ciegos ante su progreso. Tanto John como Laura intentan restaurar el pasado y redefinir el presente. Laura quiere que el médium contacte con alguien del pasado para hablar con ella: su hija muerta; quizá el detalle con la conexión más clara con Hereditary.

Asimismo, John trabaja para recrear cómo se veía la Catedral veneciana antes de su decadencia actual, ocultando cómo es realmente en el día de hoy. Pero, sin embargo, su futuro está en el primer fotograma, ya que vemos al enano rojo en la diapositiva. La mancha roja indica el derramamiento de sangre, la muerte, asociada también al agua que provoca el borrón, en el momento en el que su hija muere ahogada. No por casualidad su aciago destino ocurrirá en Venecia, una ciudad con historia y llena de sombras, donde el eco de los pasos es una carga que inspira temor, pero sobre todo, está rodeada de agua, por todas partes.

Los motivos que dominan la película incuyen el agua, el uso del color rojo y el vidrio roto. El agua vincula el sexo con la muerte, el rojo resalta la sangre que acompaña a la muerte violenta y también asegura que esta no será olvidada, mientras que el vidrio roto confirma nuestra fragilidad. La repetición de estos signos sirve de pegamento para las diferentes coincidencias dentro de los enigmas de Don’t Look Now y añaden aura sobrenatural que la convierten en una pieza insondable, digna de revisión y debate incluso más de cuarenta años después de su estreno.

Definida en su publicidad como un “Thriller psíquico” su adscripción al cine de terror es indudable, pese a que incluso en su música parece sortear los tropos conocidos mediante temas románticos y melancólicos de un Pino Donaggio que no olvida su conexiones con el giallo. Como Hereditary, cualquier duda se disipa en su secuencia final. En este caso, una espeluznante persecución en medio de un paraje prohibido y maldito, lleno de niebla digna de los góticos de Mario Bava, con una revelación final inesperada, inexplicable e inexplicada, tan absurda como sobrecogedora que deja la pregunta en el aire ¿Qué es el enano que mata a Baxter? (Joirge Loser – Espinof.com)